El ‘lehendakari’ supo pocos días antes del pleno que la banda no atentaría. El paréntesis sin atentados no preludia una etapa de distensión. Tanto fuentes nacionalistas como socialistas coinciden en que la banda seguirá golpeando.
ETA ordenó un breve periodo de «distensión», una «minitregua» no declarada oficialmente, alrededor del 27 de junio, día en que el Parlamento vasco celebró el debate y la votación del proyecto de ley de consulta soberanista del lehendakari Juan José Ibarretxe. Éste tuvo conocimiento, por vías indirectas, de que dicho pleno se celebraría sin atentados de ETA pocos días antes, según fuentes nacionalistas.
Los hechos lo confirman. ETA consumó su último atentado el 8 de junio, 19 días antes de la celebración del pleno del Parlamento vasco, contra las instalaciones del diario El Correo, en Bilbao. Posteriormente al debate sobre la consulta, la banda colocó un artefacto explosivo en el repetidor de Urdingain, en el alto de la sierra de Elgea (Alava). Fue el 4 de julio. En medio, ETA ha pasado prácticamente un mes sin atentar.
Este paréntesis en su actividad no significa el preámbulo de una etapa de «distensión» de ETA. Tanto fuentes nacionalistas como socialistas coinciden en que la banda seguirá golpeando. La tesis que mantiene el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y que comparte el consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, es que ETA ya tiene una nueva cúpula desde la detención de su dirigente Francisco Javier López Peña, Thierry, en Burdeos (Francia), el pasado 20 de mayo, y que, pese a su debilidad, «aún puede hacer mucho daño».
Las previsiones nacionalistas y socialistas apuntan a que ETA podría intensificar su campaña de atentados una vez que el Gobierno de Zapatero recurra ante el Tribunal Constitucional el proyecto de ley de consulta soberanista de Ibarretxe. Previsiblemente retomará la campaña que inició tras la ruptura de la tregua en junio de 2007 y que intensificó la pasada primavera con el asesinato del ex edil socialista de Mondragón (Guipúzcoa) Isaías Carrasco, el 7 de marzo; el del cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava), que costó la vida al guardia Juan Manuel Piñuel, el 14 de mayo, y los atentados contra las obras del tren de alta velocidad vasca.
La decisión de ETA de permitir que saliera aprobado el proyecto de ley de consulta de Ibarretxe, y de que se celebrase en ausencia de violencia estuvo guiada por sus intereses políticos, y no por sacar del apuro al lehendakari, que arriesgaba su dimisión si perdía la votación, aseguran fuentes nacionalistas.
De hecho, la decisión de respaldar el proyecto de ley de consulta de Ibarretxe estuvo precedida de una fuerte discusión en la izquierda abertzale. Ezker Abertzalea estaba a favor de apoyarlo y las Gestoras pro-aministia, Ekin y Jarrai se opusieron radicalmente.
«Primó el cálculo político en la decisión que los enviados de ETA impusieron al grupo de PCTV (Partido Comunista de las Tierras Vascas) para que diera paso al proyecto de ley de consulta. Apoyarlo era el mal menor y un balón de oxígeno para la izquierda abertzale. El rechazo del proyecto de ley en el Parlamento vasco hubiera desencadenado el adelanto de las elecciones vascas y, con ello, la precipitación de la salida de la izquierda abertzale del Parlamento, a la que, previsiblemente, no regresará», señalan fuentes nacionalistas.
Facilitó la decisión el que en las dos preguntas de la consulta de Ibarretxe no hubiera una condena de ETA. Ibarretxe lo hizo de manera consciente para propiciar el voto de PCTV, lo que le valió un enfrentamiento con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, que se había manifestado públicamente a favor de condenar expresamente a ETA.
El modo en que se materializó la aprobación del proyecto de ley de consulta de Ibarretxe fue fruto de las discrepancias que vivió la izquierda abertzale. Fue una decisión salomónica. Sus dirigentes decidieron dar un sólo sí y nueve abstenciones para que el proyecto de ley saliera por un solo voto y, a la par, la portavoz de PCTV, Nekane Erauskin, descalificó en su discurso la propuesta de Ibarretxe y destacó su «inutilidad» para detener la actividad terrorista de ETA. El tono fue tan duro que causó gran malestar en la dirección del PNV y en Urkullu.
La salida adelante del proyecto de ley de Ibarretxe no va a cambiar la estrategia de ETA ni la de la izquierda abertzale. No es una novedad que ETA haya realizado un breve paréntesis en su actividad terrorista. El 23 de junio de 1996, nada más entrar en el Gobierno José María Aznar, ETA anunció una tregua de una sola semana. Pero entonces fue oficial y con una petición dirigida al nuevo Gobierno del PP sobre su clásica reclamación: derecho a la autodeterminación.
En cuanto a la izquierda abertzale, se encuentra descabezada tras la detención de su cúpula en octubre de 2007. La previsible desaparición de su grupo parlamentario tras las elecciones vascas, deja a sus representantes en situación de cuasi clandestinidad. Fuentes de la lucha antiterrorista consideran además que la detención López Peña ha provocado cierto desconcierto en la banda, lo que también ha podido influir en el parón.
Últimos atentados etarras
– 4 de julio. ETA vuela con una bomba un repetidor del Gobierno vasco situado en la sierra alavesa de Elguea. El artefacto contenía más de cuatro kilos de explosivo.- 8 de junio. Un terrorista coloca una mochila bomba cargada con cinco kilos de explosivo junto al edificio que alberga la rotativa de El Correo, el primer diario en Euskadi y cabeza de Vocento, grupo especialmente castigado por los terroristas en la última década.- 1 de junio. ETA ataca por primera vez la sede de una de las empresas adjudicatarias del Tren de Alta Velocidad (TAV). Coloca una mochila con casi cinco kilos de explosivo en la sede Amenabar en Zarautz.- 18 de mayo. El comando Vizcaya de ETA coloca de madrugada una furgoneta con 60 kilos de amonal en la parte trasera del Club Marítimo. El edificio sufre grandes daños materiales, pero ninguna persona resulta herida.- 14 de mayo. ETA coloca frente al cuartel de la Guardia Civil en Legutiano (Álava) un coche cargado con explosivos. En el atentado es asesinado el guardia Juan Manuel Piñuel.
EL PAÍS, 10/7/2008