Editorial, ABC, 14/8/12
No cabe acuerdo de ningún tipo, porque resulta intolerable que una banda de criminales pretenda instrumentalizar la aplicación de las leyes
LA huelga de hambre de un número significativo, pero ni mucho menos mayoritario, de presos de ETA es un chantaje al Estado de Derecho ante el que no debe ceder en ningún caso el Ministerio del Interior. La aplicación de la ley debe ser igual para todos. Se trata, pues, de cumplir con lo dispuesto por la legislación penitenciaria, otorgando a Jesús María Uribetxeberria el mismo trato que a cualquier otro preso en las mismas condiciones. El carcelero de Ortega Lara padece, al parecer, una enfermedad terminal, situación prevista por el ordenamiento jurídico y que debe acreditarse mediante los correspondientes informes médicos y administrativos. Por supuesto, hay que recordar que los terroristas negaron cualquier derecho a sus víctimas y que, en este caso concreto, mantuvieron durante 532 días al secuestrado en unas condiciones inhumanas. Sin embargo, el Estado de Derecho expresa su grandeza cuando renuncia a la venganza y se limita a aplicar la justicia con todas sus consecuencias. En ningún caso se debe alterar ni un solo milímetro el funcionamiento de la política penitenciaria por la presión de un colectivo de presos que cumplen su condena como responsables de crímenes infames. Por mucho que ETA intente disimular la evidencia, esta huelga de hambre desvela las discrepancias internas entre los reclusos. Aunque los cabecillas de la banda pretenden vincular a todos los reos mediante un comunicado a base de generalidades, lo cierto es que una gran mayoría no se ha sumado a la huelga, que sigue poco más de un centenar entre un total de 750. Todo ello sin olvidar los diversos casos de picaresca que reflejan la catadura moral de estos sujetos. Por cierto que a Otegi le ha costado apuntarse al chantaje, pero no se olvidó de tomar alimentos en abundancia antes de anunciar su decisión.
Esta huelga de hambre es una farsa de principio a fin, sobre todo porque a tenor de lo que digan las pruebas médicas el próximo viernes Uribetxebarría puede ser excarcelado. Ahonda el carácter propagandístico de la iniciativa el burdo detalle de que los huelguistas han dejado que acaben los Juegos Olímpicos para activar la fanfarria y captar más atención. Los presos de ETA no son un asunto medular para la sociedad española, que lo único que quiere saber del asunto es que los criminales cumplan sus condenas con arreglo a las sentencias. En realidad, el reto está más bien en el envite independentista que plantea el brazo político etarra ante las próximas elecciones vascas.
Editorial, ABC, 14/8/12