Jesús Lillo-ABC

  • El Gobierno vasco se siente apenado por la malinterpretación de su programa de suelta de etarras

A Josu Erkoreka le podrían dar pena muchas cosas, pero la sentimentalidad es una expresión de la soberanía de cada cuál y el vicelendakari se autodetermina para calificar de «penosa» la lectura que ABC hizo ayer del programa de talleres sociolaborales elaborado por el Gobierno vasco para que los etarras presos -reagrupados por Marlaska en unas cárceles cuyas llaves entregó Sánchez al PNV- rehagan sus vidas sin traumas, con perspectiva emprendedora y entre elementos del folclore regional. Con lo que les toque de los seis millones de euros de presupuesto, lo que no trincaron con su impuesto revolucionario, los etarras van a disponer de su propio fondo de recuperación, transformación y resiliencia, habilitado por el Ejecutivo vasco para lo que

no es sino un rescate, por no abandonar el campo semántico del secuestro. Lo que en Bruselas se conoce como fondos Next Generation, en Bilbao se llama Aukerak, que es el nombre que le han puesto a esta operación de saneamiento y blanqueo, similar a la de Plus Ultra. Hombre sentimental, a Erkoreka le parece penosa la lectura que ayer hizo ABC de este magno proyecto de domesticación de bestias. Tiene el vicelendakari las aulas de su comunidad autónoma abiertas de par en par para que los etarras presos confiesen ante las nuevas generaciones de vascos sus crímenes y reconstruyan de primera mano y como asignatura troncal el terror totalitario que practicaron. Resultaría penoso que Erkoreka desaprovechara la oportunidad de rescatar a los jóvenes vascos de tanto odio y siguiese el modelo Plus Ultra, en tercer grado.