¿Armas? Si. ¿Explosivos? También. ¿Desarme? Sin duda. ¿Completo? Para nada. Aunque el espectro político vasco ya da por hecho que la organización terrorista ETA ya no tiene armas y que su desarme ha sido completo, desde el Ministerio del Interior, los especialistas en la lucha antiterrorista alertan de que la entrega del material no ha sido completa.
Porque estos agentes llevan décadas siguiendo los pasos a los etarras y tienen claro que aún hay camino que recorrer y armas y explosivos por recuperar. Aunque los datos no son aún oficiales, que todavía está pendiente de oficializar el inventario de las armas de las que ETA se ha desprendido, ya se pueden sacar unas primeras conclusiones. Desde la lucha antiterrorista se echan de menos muchas armas y material explosivo. Esperaban que en los zulos entregados por ETA pudiera aparece un arsenal mucho más potente porque los agentes saben que los etarras tenían más material.
A falta de que las autoridades francesas terminen el inventario de los ocho zulos entregados el pasado fin de semana por los autodenominados artesanos de la paz a los verificadores, desde Interior ya se tiene claro que el desarme «no ha sido completo» y que es más que probable que las armas entregadas no sirvan para esclarecer los 312 asesinatos pendientes. Porque los especialistas tenían muy claro, antes de que se produjeran los actos del fin de semana, cuál era la cantidad de armas y explosivos que la organización terrorista mantenía ocultos en zulos en la frontera, pese a haber anunciado el final de su actividad violenta.
Porque, comparando el listado de material que ETA ha facilitado a los verificadores con el que mantienen estos agentes de la lucha antiterrorista, según sus cuentas, la organización terrorista podría mantener aún varios zulos que no ha entregado y en cuyo interior, entre otro material, podría ocultar entre una y dos toneladas de explosivos. Además, estos especialistas echarían de menos en esta operación de desarme al menos otras 80 o 90 pistolas, la gran mayoría procedentes del robo perpetrado por los etarras en la fábrica de armas de la localidad francesa de Vauvert.
En esta comparación de inventarios, los encargados de acabar con ETA también entienden que los terroristas no han entregado, al menos, dos lanzamisiles que estarían en su poder desde principios de los años 90.
Aseguran que es imposible determinar el número de detonadores que pueden permanecer ocultos ya que su fabricación es artesanal y es difícil cuantificarlos. Como aclaran estas fuentes, en el listado facilitado a los verificadores, ETA desglosó la entrega de 120 armas largas y cortas y 2.700 kilos de material para la fabricación de explosivos.
Las fuentes consultadas por este periódico entienden que de los ocho zulos que ETA asegura que ha desbaratado, alguno de ellos no es propiamente un zulo sino que localizaron material que, probablemente, antes estaría escondido en alguna zona que ETA trata de blindar, ya que no es muy factible que algunos de sus escondrijos estuviera rodeado de chalés. No descartan que algunas armas estuvieran guardadas en viviendas del sur de Francia.
También inciden en que durante unas horas se anunció la entrega de hasta una docena de zulos con las armas, y finalmente, por la vía de los verificadores únicamente se han entregado ocho .
La convicción policial es que ETA cuenta con varios zulos en la zona fronteriza francesa. No descartan que, efectivamente, los que se presume que están al frente de la banda desconozcan su ubicación ya que pueden proceder, incluso, de finales de los años 80. Pero estos especialistas también sospechan que los encargados de ETA de organizar los eventos del fin de semana hayan dejado abandonados algunos de los zulos ante la sospecha de que estaban ya bajo control de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado.
También inciden en que, al igual que el material explosivo entregado, es más que probable que todo el que aún permanece escondido está ya inutilizado, caducado.
Como recuerdan desde Interior, las fuerzas de seguridad han intervenido al menos 120 arsenales de ETA en el cuarto de siglo transcurrido desde el desmantelamiento en 1992 en Bidart (Francia) de la entonces dirección de la banda, en los que había acumulado más de 12 toneladas de explosivos y sustancias para fabricarlos y cerca de 1.800 armas.
En el análisis del material encontrado destaca el volumen de pistolas, casi 700 confiscadas desde 1992, así como fusiles, subfusiles y hasta dos misiles portátiles tierra-aire, según los datos de Efe.
Los datos reflejan que 2009, con 22 zulos encontrados, y 2004 (con 11) y 2010 (con 10) fueron los años más «negros» para la capacidad operativa de la banda terrorista, junto con 1999, cuando se hallaron menos zulos (8) pero se requisó una enorme cantidad de explosivos, que alcanzó las 4,3 toneladas.
La mayoría de los zulos se localizaron en Francia (67), siendo Pirineos Atlánticos -la frontera directa con el País Vasco- donde se concentraban más almacenes de ETA, 30, un 44,7% del total, varios de ellos en Bayona y sus proximidades.
En los últimos años, todas las operaciones contra zulos de ETA las ha llevado a cabo la Guardia Civil en coordinación con la seguridad francesa. Como recordó el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, solo en las últimas operaciones del Instituto Armado se incautó bastantes más armas y explosivos que los entregados el pasado fin de semana en Francia.
Covite, indignada con el vaticano
Covite, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, ha trasladado al Vaticano su indignación por su «aval» al acto de desarme de ETA en la localidad vascofrancesa de Bayona. Además, recrimina al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, que el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, diera «carta de naturaleza a los emisarios de los terroristas», y se prestara «al juego de ETA sin pedir la condena del terrorismo». En la carta que la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, ha enviado a Parolin, expresa su malestar por «la presencia de un alto cargo de la Iglesia católica en el acto protagonizado por ETA» el sábado en Bayona. En la misiva, reprocha que el arzobispo de Bolonia acudiera «al acto propagandístico orquestado por la organización terrorista».