Pablo Mosquera, , LA VOZ DE GALICIA, 21/5/12
La mejor de las noticias, después de tantos años ocupando la primera plana de la información, es que los comunicados de ETA tienen tan escasa cobertura en los medios de comunicación social. A lo que se añade la normalidad política que asemeja Euskadi al resto de España, incluso con las diatribas propias de los dos modelos socioeconómicos. El Partido Popular, que desde el Gobierno de la nación impone a las comunidades autónomas condiciones para cumplir los compromisos en materia presupuestaria, controlando déficit y deuda. El PSE y su lendakari, Patxi López, que manifiesta su desacuerdo con tal política, ya que los socialistas españoles tienen su propio criterio sobre cómo organizar las cuentas públicas para que ingresos y gastos sean consecuentes con los criterios de Bruselas.
Las encuestas de opinión pública sobre los problemas en la sociedad española han relegado al terrorismo, siendo la economía y el paro las cuestiones de las que habla el pueblo, máxime cuando este último crece, y aquella nos empobrece hasta niveles que no podíamos prever cuando alegremente cambiamos las pesetas por euros.
ETA busca un final honorable. Quiere que se le reconozca, nombra y exige comisiones para negociar con los Estados de Francia y España. El único asunto que les queda por salvar es su propia dignidad en el mundo carcelario, donde los presos están divididos y esperando que, tras el alto el fuego definitivo, los mediadores logren un ambiente propicio para su salida de prisión.
Pero ETA no es noticia. Solo les queda disolverse y entregar las armas, para ser noticia capaz de promover cambios de actitud en los demócratas. No se puede amnistiar a una banda de asesinos. Solo cabe, en todo caso, el indulto personificado de aquellos que cumplan determinadas condiciones en las que el arrepentimiento debe ser público y notorio.
ETA no es noticia en un país con heridas y deseos infinitos para dejar atrás las páginas de los sucesos que tan irracionalmente utilizó el nacionalismo radical, para poner al Estado en disposición de aceptar los derechos históricos del pueblo vasco a la independencia.
Una sola legislatura sin el nacionalismo gobernando Euskadi ha bastado para comprobar el papel que cada cual jugaba en la interminable historia de la violencia etarra.
ETA no es noticia. Hay otras cuestiones que preocupan a los españoles. Como crecer para generar empleo.
Pablo Mosquera, , LA VOZ DE GALICIA, 21/5/12