LA RAZÓN, 21/5/12
No supondría la ruptura del «cese armado», pero sí una amenaza
Madrid-ETA podría perpetrar en Francia, o en el algún país limítrofe, lo que llama una «labor de abastecimiento»; es decir, el robo de materiales susceptibles de ser utilizados para cometer atentados, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN.
Se trataría de un aviso a los gobiernos español y galo por su negativa a negociar con la banda (reiterada tras el último comunicado de los pistoleros, hecho público la semana pasada), aunque no se puede descartar otro tipo de actuaciones.
El robo de materiales no supondría, en principio, una ruptura del «cese definitivo de las actividades armadas» anunciado por ETA en octubre del año pasado, pero serviría como fórmula de presión y «tarjeta de visita» en el sentido de que «aquí estamos, no hemos desaparecido ni hemos sido derrotados y, en cualquier momento, lo podemos demostrar».
Robo en Vauvert
La banda utilizó este método durante el «proceso» de 2006-2007, cuando robó 350 armas cortas en Vauvert, muchas de las cuales siguen en poder de los terroristas. Como no lograron que el Gobierno se plegara a sus exigencias, cometieron el atentado contra el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Es cierto que entonces no había anunciado un cese armado, pero también lo es que se había comprometido a no acometer acciones de este tipo. En una palabra, ETA interpreta las treguas, altos el fuego o ceses, como mejor le conviene.
La falta de avances en el «proceso» que la banda pactó a través de intermediarios internacionales con socialistas y nacionalistas durante la anterior legislatura ha devuelto el protagonismo y la condición de «vanguardia» a ETA frente a los «posibilistas» de Batasuna, por más que se empeñen en decir que el «proceso de paz está blindado».
Desmilitarización
En las últimas reuniones de la «dirección» de la banda, según las citadas fuentes, los cabecillas han discutido las medidas que se van a adoptar con el fin de presionar, en especial al Gobierno español, para que se siente a negociar sobre los presos, la salida de las Fuerzas de Seguridad y Armadas del País Vasco y Navarra, a cambio de una oferta de «desarme» que no concreta y que estaría sometida a todo tipo de fraudes.
Los arsenales que poseen los terroristas provienen de robos, compras en el «mercado negro» y fabricación propia. No existen, por lo tanto, albaranes, estadillos, justificantes que acrediten que lo que se destruye o entrega sea la totalidad de lo que se dispone.
Entre estas medidas, además de la realización de una labor de abastecimiento, figuran campañas de terrorismo callejero («kale borroka»), en periodos previamente establecidos; la publicación de comunicados, como el de la pasada semana, en el que se lanzaba un claro ultimátum. Asimismo, acciones de presión sobre el PP y otros partidos, tanto en el País Vasco como en Navarra, e intimidación a sus militantes o las personas que puedan simpatizar con esta formación o con las Fuerzas de Seguridad. Señalamientos en la calle, encarteladas en sus domicilios, pintadas… forman parte del catálogo de amenazas que con tanta soltura manejan los proetarras.
Los «verificadores», «facilitadores», «mediadores» y especies similares que suelen aparecer de vez en cuando por el País Vasco (en breve, volverán a hacer una visita) con el fin de traer recados de ETA y cantar las excelencias de sus buenas intenciones, forman parte de la estrategia de «internacionalizar» el «proceso». Para ello, también se utilizan los pronunciamientos de eurodiputados de grupos marginales o las declaraciones de organizaciones paragubernamentales, cuya incidencia no pasa de sus propias siglas y de la publicidad que le dan algunos medios de comunicación.
Su oportunidad
ETA, según las mencionadas fuentes, no va a renunciar a la que considera una de las mejores oportunidades de avanzar hacia la independencia del País Vasco, con la anexión de Navarra, ya que ha conseguido convencer a ciertos sectores de la opinión pública, que en España representan una clara minoría (no así en el País Vasco), de que «ha llegado la oportunidad para la paz», siempre que los gobiernos español y francés cedan a sus pretensiones.
La proximidad de las elecciones autonómicas vascas, de cuyo adelanto ya nadie duda, frena a ETA a adoptar medidas que podrían asustar al electorado que ha votado a Bildu y Amaiur, aunque se tratara de atentados contra instalaciones y con aviso previo, para que no hubiera víctimas. Sin embargo, se ve en la necesidad de ejercer algún tipo de presión ante el convencimiento de que el Gobierno, que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de la opinión pública, no va a ceder en asuntos tan delicados como los presos o la salida de la Policía y la Guardia Civil del País Vasco y Navarra. La «labor de abastecimiento» se presenta, de esta manera, como la fórmula idónea.
LA RAZÓN, 21/5/12