EL MUNDO 20/02/13
· Los verificadores se plantearon dejarlo ante la intransigencia de la banda.
La dirección de ETA está en una postura inamovible y ha decidido que, para la «nueva fase» a la que aspira (solventar el asunto de los presos y la «desmilitarización», como la llama), su interlocutor ha de ser el Gobierno. Tanto es así que sus dirigentes se resisten y crean situaciones de verdadera tensión cuando los verificadores internacionales, encabezados por el profesor Ram Mannikalingham, les advierten de que tienen que avanzar, en concreto, que deben empezar a dar pasos hacia el desarme. Cuando este grupo de expertos internacionales ha empleado esta argumentación, los etarras les recuerdan que su única misión es la de verificar y no meterse en otras profundidades.
Así, los verificadores del «cese definitivo de la actividad armada» se han estado reuniendo en los últimos días con representantes de los partidos vascos, excepto los del PP y UPyD, y les han llegado a explicar que, dada la actitud de los jefes de la banda, se han planteado cejar definitivamente su actividad o dejarla congelada hasta que se les vuelva a reclamar. Finalmente, atendiendo a las peticiones especialmente del PNV y del PSE, han decidido seguir viéndose en Oslo con los etarras.
Estos mediadores llevan más de dos años entrando en contacto con los dirigentes de ETA. A petición de una Fundación involucrada en la resolución de conflictos y con el interés de la izquierda abertzale como origen, su función era la de acreditar que la banda dejaba de atentar, en contra del criterio del Gobierno, que siempre dijo que las Fuerzas de Seguridad debían encargarse de ese trabajo. En realidad, ellos mismos reconocieron desde el principio que no tenían ni tiempo ni medios para realizar una verificación operativa en condiciones pero tenían la esperanza de ir avanzando.
No obstante, la banda no ha querido escucharles. Ni cuando le pidieron que sus miembros renunciaran a llevar armas (ETA se limitó a garantizarles que no las usarían aunque sí las llevarían) ni cuando advierten a la dirección etarra de que debe avanzar hacia un fin ordenado. Los verificadores han comunicado a los partidos su convicción de que ETA ya tiene asumido que la amnistía para sus presos no se va a dar y no van a salir en tropel. Además, creen que antes o después la banda va a hacer su «reconocimiento del dolor causado», pero sigue enrocada. De modo que han advertido a la organización de que un fin que se prolongue en el tiempo aumenta el riesgo de los accidentes inesperados (sobre todo cuando los almacenes de armas siguen ocultos), y puede llevar a la fragmentación e incluso al enfrentamiento tanto en la sociedad como entre los presos o huidos que consideran que hay que buscar una salida cuanto antes.
Los verificadores han asegurado a los partidos que el resumen de la situación sigue arrojando un saldo positivo porque ETA no ha vuelto a atentar, pero admiten la complejidad de la situación. A sabiendas de que la simple constatación de que no hay atentados podía haberse hecho leyendo los periódicos, estos expertos continuarán mientras siga habiendo armas.
EL MUNDO 20/02/13