José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL, 21/10/11
Con precisión relojera, a las 72 horas de concluida la ‘Conferencia de Paz’ de San Sebastián, 24 después del apoyo a sus conclusiones por el ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y por el ex senador, George Mitchell, y de la “comparecencia solemne” de la izquierda radical abertzale, y al mismo tiempo que la nota difundida por Gerry Adams en Belfast (las 19 h. de la tarde de ayer), la banda terrorista ETA difundió a través de la página web del diario Gara uno de los comunicados más previsibles y previstos de las últimas décadas. El anuncio etarra ha coincidido también con la vista oral en la Audiencia Nacional por el asesinato de Fernando Buesa y su escolta en Vitoria en febrero de 2000. Txapote -el presunto asesino- henchido de chulería expresó con un lenguaje corporal nítido cuál es la verdadera encarnadura moral de los etarras y de la organización que los agrupa.
Para decir ¿qué? Pues retirando la hojarasca semántica habitual en estos textos (“organización revolucionaria vasca de liberación nacional” y similares), ETA considera que la Conferencia donostiarra “reúne los ingredientes para una solución integral del conflicto y cuenta con el apoyo de amplios sectores de la sociedad vasca y de la comunidad internacional”. Los terroristas, en consecuencia, creen que los cinco puntos leídos por Bertie Ahern ante la fachada del Palacio de Ayete constituyen una solución integral al conflicto. Es decir, ya tenemos consagrada la plataforma negociadora que ETA recibe de manos de sus testaferros -todo previamente pactado, para estampárselo al Estado en las narices del declinante Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Para seguir con la simulación, ETA hace una concesión semántica para no desairar a sus padrinos internacionales, al Grupo Internacional de Contacto, a sus conmilitones de Lokarri y a sus correas de transmisión de Bildu y Amaiur y, así, transforma su alto el fuego “permanente” de enero en el “cese definitivo de su actividad armada” en octubre. ¿Alguna diferencia? De matiz: es permanente lo que dura, lo que es firme, lo estable y lo inmutable. Y es definitivo lo que decide, resuelve o concluye. Es mejor que el cese sea definitivo a que el alto el fuego (ambas cosas son lo mismo) sea permanente. Pero aparte de esta disquisición lingüística, nada de nada, porque ETA no se disuelve, ETA no deja las armas, ETA no reconoce sus crímenes ni ETA no pide perdón a las víctimas.
ETA hace una concesión semántica para no desairar a sus padrinos internacionales, al Grupo Internacional de Contacto, a sus conmilitones de Lokarri y a sus correas de transmisión de Bildu y Amaiur y, así, transforma su alto el fuego “permanente” de enero en el “cese definitivo de su actividad armada” en octubre. ¿Alguna diferencia? De matiz
Y no sólo eso: la banda terrorista, tomando al pie de la letra los cinco puntos donostiarras “hace un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objeto la resolución de las consecuencia del conflicto”. Esto es, reclama al Gobierno una negociación sobre sus presos. ¿Cuántos? 763, en total; 559 de los cuales están en régimen cerrado; 431 cumpliendo condena y 121 en prisión preventiva a la espera de ser juzgados; 24 de ellos se han acogido al programa de acercamiento al País Vasco y están recluidos en Nanclares de Oca (Álava); sólo 9 disfrutan de un régimen de cuasi libertad por haber pedido perdón por escrito a las víctimas y 10 están en régimen atenuado por padecer graves enfermedades. En Francia están presos 140 etarras y cuatro más en Irlanda, Reino Unido, Portugal y México. De todos ellos (amnistía -inconstitucional-, indultos, libertades, beneficios penitenciarios) quieren hablar los etarras, directamente, con el Gobierno y hacerlo sin entregar las armas ni disolver la organización criminal. O sea, quieren el regreso épico de los gudaris (soldados) y no la vergüenza de los delincuentes.
El carácter político del terrorismo -“actividad armada”- que atribuye ETA a sus crímenes, le permite hacer una exposición triunfalista que enlaza directamente con el punto cuarto del comunicado de la Conferencia de San Sebastián y, por lo tanto, de forma indirecta y hasta elíptica, plantea que haya una “solución integral” del “conflicto”, esto es, una mesa de partidos políticos (“agentes no violentos y representantes políticos” decían las personalidades extranjeras “facilitadoras” de esta farsa) para conseguir acuerdos (remitidos éstos a “consulta popular” según cita literal de la resolución leída por Ahern en San Sebastián).
Este procedimiento enrevesado, hipócrita, moralmente atroz, democráticamente inasumible y políticamente descoyuntado es, en buena parte, el utilizado en la negociación “de paz” entre Londres, Dublín y Belfast que terminó con el llamado “Acuerdo de Viernes Santo” de 1998. La estupidez de Ahern, Adams y Mitchell al afirmar que la situación de terrorismo en el País Vasco es “la última confrontación armada de Europa”, ha sido subrayada con su sapiencia y habilidad tradicionales por el periodista y coautor del libro “Vidas rotas” (listado biografiado de todas las víctimas mortales de ETA, 859), Florencio Domínguez. Según este compañero bilbaíno, mientras en España hace dos que no se perpetran atentados terroristas, en el Ulster, según datos de la propia policía norirlandesa, se han cometido 8 asesinatos (uno de ellos este año) y se han producido 309 heridos entre 2009 y 2010 en 79 incidentes con bomba y 100 con armas de fuego. ¿Por qué no arreglan su casa y luego pontifican sobre las ajenas?
Al margen de lo anterior, toda esta teatralización -así lo consideran los servicios de información de la Policía y la Guardia Civil- está maquinada por personajes en la sombra. Por parte de ETA, libres como pájaros, deambulan Josu Urruticoetxea Bengoetxea (alias Josu Ternera, jefe de ETA después del mandato de Txomin Iturbe Abásolo, y responsable de la matanza de la casa-cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza en 1987, con cinco niños asesinados), que ha vuelto a funciones dirigentes de la banda a sus más de 60 años después de huir en 2002; e Iñaki de Juana Chaos, responsable de 25 asesinatos y huido en 2008. Ambos mueven los hilos de la organización criminal y están tras esta estratagema.
Por parte del Gobierno -y como se ha venido desvelando cuidadosamente en algunos medios- Javier Solana ha asumido funciones de intermediación en la sombra y a él cabe atribuir en buena medida determinadas presencias en la Conferencia de San Sebastián. El ex responsable de las relaciones exteriores de la UE -y varias veces ministro con Felipe González-, revestido de la condición de presidente de honor del Centro Henry Dunant, se ha movido sigilosamente protagonizando entre bambalinas estos últimos acontecimientos. Si alguien cree que el desdichado Jesús Eguiguren tiene tanta vara alta como algunos le atribuyen, se confunde.
Los términos de la cuestión son claros: ETA -que no se disuelve, ni entrega las armas- sigue definitivamente en el escenario, tutelando a su brazo político con el que quiere se negocien sus tradicionales reivindicaciones (territorialidad, autodeterminación), en tanto que sus dirigentes pretenden hacerlo sobre los presos (nada dicen de sus armas y arsenales) directamente con el Gobierno. Y por el camino, Amaiur ya tiene la campaña hecha y desbancará el 20-N al PNV y al PSE y tendrá que lidiar con el correoso PP de Antonio Basagoiti.
Por fortuna, como todo apunta a que Rajoy ganará las elecciones generales dentro de menos de un mes, el “cese definitivo de la actividad armada” que proclama ETA, deberá convertirse en disolución, entrega de las armas, perdón y reparación de las víctimas y efectividad de las condenas. A partir de ahí, a aplicar los criterios que todos los partidos políticos sentaron en el Pacto de Ajuria Enea de 12 de febrero de 1988. Habrá que seguir esperando, porque ETA lo que ha anunciado ayer no es otra cosa que su propósito de seguir definitivamente. Es decir, el Estado tiene pendiente su derrota.
José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL, 21/10/11