EL CORREO 05/08/13
Lokarri afirma que la banda estaría dispuesta a tratar su desarme con los agentes políticos y sociales vascos implicados en el proceso de paz
La posibilidad de que a partir de septiembre haya «gestos» que sirvan para consolidar la paz tras la decisión adoptada por ETA en octubre de 2011 de cesar su actividad cobra fuerza a medida que pasan las semanas. El paso que todas las fuerzas políticas esperan, más allá de que la banda anuncie su disolución, es que comience su desarme, aunque en un principio sea sólo de forma simbólica. Una hipótesis que no se descarta desde Sortu. «ETA tiene total disponibilidad para dejar fuera de uso todo su arsenal», señalo ayer el portavoz de la formación abertzale, Pernando Barrena.
Desde el anuncio realizado hace casi dos años, el escenario no ha cambiado demasiado. La izquierda abertzale daba por hecho que el Gobierno central –Mariano Rajoy llegó a La Moncloa un mes después– realizaría algún movimiento en materia penitenciaria. Pero no ha sido así. Los acercamientos a cárceles próximas al País Vasco han sido ocasionales, y tampoco ha habido grandes modificaciones a la hora de aplicar a los reclusos beneficios penitenciarios.
Una situación de «bloqueo» que la izquierda abertzale y su entorno quieren romper ‘obligando’ a ETA a dar pasos unilaterales. En este sentido se manifestó hace unos días Patxi Zabaleta, coordinador general de Aralar, formación integrada en EH Bildu. En su opinión, la banda debería deshacerse de «todos los arsenales» a través de «intermediarios» y «desde la unilateralidad». Zabaleta defendió la necesidad de «ir adelante, aunque no dé pasos Madrid». Este mismo sábado, la portavoz de EH Bildu en el Parlamento, Laura Mintegi, recalcó que «el objetivo no es mantener unas armas que ya se sabe que no se van a utilizar nunca».
Y a pesar de que la banda sigue sin ofrecer ninguna señal en ese sentido, la izquierda abertzale está convencida de que está dispuesta a hacerlo. «Tiene total disponibilidad de llevar hasta sus últimas consecuencias su decisión de dar por terminada su actividad armada y por lo tanto para poner fuera de uso todo su arsenal», recalcó ayer Barrena en una rueda de prensa celebrada en San Sebastián. No sólo eso. El dirigente de la izquierda abertzale aseguró que sería «un paso y un objetivo importantísimo a la hora de seguir alimentando el proceso de paz y de normalización política».
Pero más allá de esa voluntad, Barrena también quiso dejar claro que «los aspectos técnicos» de ese desarme –dónde se entrega la munición, a quién, qué cantidad…– «no competen» a la izquierda abertzale. «Deberá de darse de una manera ordenada, que dé garantías de que se ha hecho de una manera que cumple con las expectativas de todas las partes que tienen que participar en ese proceso de desarme».
Sobre esta cuestión también habló ayer Paul Ríos, máximo responsable de Lokarri, entidad que a finales de mayo organizó en San Sebastián el denominado ‘foro social’ «para impulsar el proceso de paz». Entre las recomendaciones presentadas por el grupo de expertos que acudió a la cita estaba la puesta en marcha de un desarme «controlado, ordenado y consensuado que culmine con el desmantelamiento de armas y estructuras militares de ETA». Para materializarlo se consideraba necesario que contase «desde sus inicios con la intervención y colaboración de organismos facilitadores independientes».
Críticas al Gobierno central
Según Ríos, se ha llegado a un punto de inflexión en el que ETA aceptaría discutir sobre su desarme y desmantelamiento con los agentes políticos y sociales vascos implicados en el proceso de paz, en vez de hacerlo con el Gobierno de Mariano Rajoy, un gabinete con el que es sumamente crítico el coordinador general de Lokarri.
En una entrevista concedida a Efe, Ríos destacó la importancia del cambio de actitud de ETA en lo que se refiere a la interlocución necesaria para proceder a su desarme y desmantelamiento, tras asumir que la vía de diálogo con el Ejecutivo central está cerrada. «Antes, el modelo que proponía ETA eran conversaciones entre el Gobierno y ellos para hablar del tema del desarme, su disolución y los presos y, en el último comunicado, en cambio, acepta que todas estas cuestiones se pueden discutir con la sociedad vasca», subrayó Ríos, quien también se mostró convencido de que a la vuelta del verano se pueden producir «avances significativos» en el proceso de normalización política.