ETA trata de presionar a Zapatero

La debilidad política en la que se encuentra el premier socialista, coinciden diversos analistas, es un dato más a tener en cuenta a la hora de descartar posibles negociaciones. Y menos con las elecciones municipales y regionales a la vuelta de la esquina.

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El jefe de gobierno español y la mayoría de los partidos políticos se han manifestado reacios a abrir una nueva ronda de negociaciones con los etarras. El anuncio busca que el gobierno afloje su política antiterrorista.

Dos semanas después de la declaración de la tregua, ETA emitió en la madrugada de ayer un comunicado en el que dice estar dispuesta a sentarse a analizar la nueva situación política con los mediadores internacionales que suscribieron en marzo la llamada Declaración de Bruselas, firmada por cuatro premios Nobel de la Paz, en la que se solicitaba al grupo separatista un cese de las acciones armadas “verificable” internacionalmente. Con este paso, la banda intenta presionar al gobierno socialista, preocupada por “la cerrazón” con que fue recibido su anuncio de alto el fuego. Tanto el primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero como la mayoría de los partidos políticos españoles se han manifestado reacios a abrir una nueva ronda de negociaciones y sólo esperan que ETA anuncie el fin definitivo de la lucha armada.

La Declaración de Bruselas, firmada el 29 de marzo de 2010 por cuatro premios Nobel de la Paz: el ex presidente sudafricano Frederick de Klerk, el también sudafricano arzobispo Desmond Tutu, el ex primer ministro irlandés John Hume y la presidenta de Irlanda, Mary Robinson, y apoyada por la Fundación Nelson Mandela, solicitaba a ETA que se sumara a la apuesta de la izquierda radical vasca por un “proceso democrático en ausencia de violencia”. Fue presentada luego de un largo debate interno en el seno de Herri Batasuna, la agrupación clandestina que expresa los intereses políticos de la banda, en el que se decidió insinuar claramente a ETA la conveniencia de abandonar la lucha armada, aunque se evitó una condena frontal de la violencia, como exige aún el gobierno español para permitirle a la izquierda independentista vasca volver a presentar a elecciones.

El comunicado emitido por ETA ha sido interpretado por la mayoría del arco político español como un intento de presionar al gobierno socialista para que afloje la cuerda a la estricta política antiterrorista fijada por el Estado, que le impide a Batasuna participar en los comicios que tendrán lugar a comienzos del próximo año en el País Vasco. De hecho, los dirigentes de Batasuna emitieron ayer un comunicado en la misma dirección, afirmando que los actores políticos vascos se encuentran “inmersos en un proceso de paz y democrático de carácter irreversible” y en el que llaman “a las instituciones y Estados europeos en particular a responder de manera proactiva a la oportunidad que se abre en nuestro país”. El final “del último conflicto armado que por más de 50 años persiste en el corazón de Europa está al alcance de nuestras manos”, concluye Batasuna, aunque no aclara los pasos a seguir para que la tregua sea verificada por los observadores internacionales, tal y como estaba contenido en la propuesta inicial, y tampoco se expresa a propósito de la ambigüedad del alto el fuego declarado por la banda, un detalle que el gobierno socialista señaló hace quince días, cuando expresó su falta de entusiasmo con una declaración que ni siquiera hablaba de “tregua permanente y verificable”.

Según el matutino El País, que se basa en fuentes cercanas al entorno radical vasco, “la propuesta de reunirse con “los mediadores internacionales” supone un paso previo a una futura declaración de tregua permanente y verificable, que esos círculos sitúan para antes de final de año”. Algunos medios de comunicación situados a la derecha del arco político insinuaron durante la pasada semana, siguiendo la tesis del ultraconservador ex ministro de José María Aznar, Jaime Mayor Oreja, que todos estos pasos están ya pactados previamente con la administración socialista y que esconden un proceso de paz encubierto. Pero los socialistas descartan la versión que consideran una mera fábula. Rodríguez Zapatero, afirman fuentes del PSOE, no está por la labor de sentarse a negociar nada con ETA hasta que ésta no anuncie su disolución definitiva. La debilidad política en la que se encuentra el premier socialista, coinciden diversos analistas, es un dato más a tener en cuenta a la hora de descartar posibles negociaciones. Y menos con las elecciones municipales y regionales a la vuelta de la esquina.

Página 12 (Argentina), 20/9/2010