ABC, 10/10/11
Ha colocado también en el mercado negro material para fabricar explosivos y falsificar documentos
Las Fuerzas de Seguridad del Estado tienen fundados indicios de que ETA está vendiendo en el «mercado negro internacional», armas, sustancias químicas para confeccionar explosivos y tarjetas de identidad vírgenes para falsificar documentos, entre otro material que ha ido robando en los últimos años en Francia. Todo ello con el objetivo de obtener fondos con los que sobrevivir en tiempos de «alto el fuego» y compensar la falta de ingresos motivada por el cese del «impuesto revolucionario», según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC.
Entre este material se encontrarían parte de los 300 revólveres, las 50 pistolas y la munición que la banda sustrajo el 23 de octubre de 2006, coincidiendo con el denominado «proceso de paz», en una armería de la localidad de Vauvert. Sólo unos pocos de estos revólveres han sido incautados a los etarras en sucesivas operaciones llevadas a cabo posteriormente. Podría figurar también entre las partidas destinadas al crimen organizado parte de la veintena de impresoras, los numerosos programas informáticos y las 6.000 tarjetas vírgenes robadas en el municipio de Valence, en diciembre de 2010, pocas semanas antes de que los cabecillas anunciaran el «alto el fuego permanente, general y verificable» que traería consigo, precisamente, la suspensión del «impuesto revolucionario».
A los expertos antiterroristas les sorprendió, en un primer momento, la elevada cantidad de tarjetas robadas en aquel asalto, en comparación con los cada vez menos miembros en activo que le puedan quedar a esta banda en fase de liquidación. Así que investigan como hipótesis más que verosimil que el destino elegido para la mayoría de ellas fuera el «mercado negro internacional». El material servía para confeccionar, además de permisos de conducir, tarjetas de acceso a lugares restringidos, de crédito y otras cédulas de identificación dotadas de sistema de seguridad como bandas magnéticas, lo que les haría más cotizadas entre bandas internacionales vinculadas al crimen organizado y a las grandes mafias.
En los últimos años, ETA ha perpetrado una decena de asaltos para robar grandes cantidades de diferente material —también sustancias químicas destinadas a la fabricación de explosivos—, al margen de las numerosas sustracciones de vehículos. La mayoría de estas sustancias no han sido halladas en los «zulos» que se han ido desmantelando en los últimos años, ni incautadas a los «comandos» desarticulados. Ello también alimenta la hipótesis de que un elevado porcentaje de todo este material lo tendría ETA destinado a su distribución a alto precio entre delincuentes del crimen organizado.
Las relaciones de la banda con el «mercado negro internacional» no son nuevas, se remontan a la década de los setenta y han tenido varios escenarios: Bélgica-Holanda, la antigua Yugoslavia… Pero salvo alguna excepción, esos contactos eran para comprar armamento. Es el caso de los dos misiles incautados a «Mikel Antza» con los que ETA quiso asesinar a José María Aznar, o la adquisión de armas, por valor —antiguo— de 75 millones de pesetas, que hizo en Bosnia. según un documento incautado en París al cabecilla «Kantauri».
Ahora, sin embargo, ETA acude al «mercado negro internacional» para vender ya que, según los expertos antiterroristas, necesita dinero también en tiempos de tregua para mantener a toda su militancia. Cuando se vieron obligados a desaparecer por los golpes policiales recibidos, los Comandos Autónomos Anticapitalistas se dedicaron a atracar entidades bancarias para sobrevivir. Asimismo, no se ha despejado del todo la incógnita de si algunos de los «polimilis» que decidieron disolverse fueron quienes secuestraron al nieto de un empresario para garantizarse el «subsidio» de desempleo.
De todas formas, los investigadores advierten de que si bien parece cierto que ETA ha dejado de enviar cartas tras el anuncio de «alto el fuego», hay indicios que apuntan a que, sin embargo, ha
reclamado a los empresarios las cantidades que les había exigido con anterioridad y cuyo pago se había demorado. Asimismo, según las mismas fuentes, existe un nada despreciable número de individuos que pagan «voluntariamente» a la organización criminal una cierta cantidad, bien por simpatizar con la causa, bien para hacer «méritos» por si ETA vuelve a cometer atentados.
Final de la banda
En este contexto, el ex presidente del PNV, Xabier Arzalluz, reapareció ayer en la escena política para asegurar que el final de ETA se producirá «probablemente en días» y, «desde luego, durante el gobierno socialista». Así se expresó en una entrevista a «Noticias de Gipuzkoa», en la que reiteró que la desaparición de la banda se encuentran «muy a la vuelta de la esquina».
De ello, explicó, le ha informado «una fuente muy informada» que está «en la pomada». En su opinión, de esta forma desaparecerá «el último escollo» que separaba al soberanismo y se perfilará un contexto en el que habrá «nacionalistas radicales conformándose y nacionalistas moderados ya conformados».
ABC, 10/10/11