Ya lo ha dicho Pernando Barrena: «no será la izquierda abertzale la que diga que no a la consulta del lehendakari». Ésta no tendrá a ETA y a Batasuna enfrente; ambos remarán a favor, aunque digan que es insuficiente. Quienes tendrán a ETA enfrente serán los que se opongan a la consulta. Esto es lo que no quiere tener en cuenta Ibarretxe.
Una de las estrategias de comunicación elegidas por el lehendakari para la ‘venta’ de su propuesta de celebrar un referéndum autodeterminista ha sido la de presentarla como un desafío a ETA. Al materializar esa consulta se estaría enfrentando a la estrategia de la organización terrorista, ya que la banda sería contraria a esa iniciativa, según se insinúa. Con ese plan se estaría poniendo fin a la capacidad de ETA de marcar la agenda pública.
ETA no nos va a impedir hacer esto o lo otro, suele argumentar el lehendakari, como si alguna vez su partido hubiera hecho alguna renuncia política de fondo por la mera existencia del terrorismo. En el País Vasco los únicos que han hecho renuncias han sido los partidos no nacionalistas que, desde la transición, han aceptado no pocas de las exigencias nacionalistas con el deseo de que eso sirviera para acabar con el terrorismo y también con la esperanza de crear un marco que permitiera integrar al PNV en el sistema constitucional.
Además, se presenta la consulta como el bálsamo de Fierabrás que obligará a la banda a abandonar el terrorismo porque, como dijo el lehendakari en el pasado debate de política general, «todos, incluida ETA, nos hemos manifestado dispuestos a respetar la voluntad popular». No parece tener en cuenta que ETA ha hecho caso omiso de la voluntad popular desde el primer día de democracia.
La cuestión es que suponer que ETA va a estar en contra de una consulta de autodeterminación es mucho suponer, teniendo en cuenta, por ejemplo, que el Nuevo Estatuto Político presentado por Ibarretxe salió aprobado en el Parlamento vasco con la bendición de ‘Josu Ternera’, el jefe de la banda, y los votos necesarios de Batasuna. Y eso que en los meses previos criticaron el Plan Ibarretxe por activa y por pasiva diciendo que era una opa hostil a la izquierda abertzale. A la hora de la verdad, sin embargo, ante un desafío constitucional de esa envergadura no fueron capaces de decir que no.
Ahora ETA y su entorno han formulado algunas críticas a la nueva propuesta de Ibarretxe, pero ya se ha encargado Pernando Barrena de aclarar que «no será la izquierda abertzale la que diga que no a la consulta del lehendakari», afirmación que encaja con el comportamiento mantenido en el debate sobre el Nuevo Estatuto Político en el año 2004. La consulta ciudadana no tendrá a ETA y a Batasuna enfrente, sino que ambos remarán a favor aunque digan que es insuficiente y reclamen también dos huevos duros para marcar distancias con el PNV. Quienes tendrán a ETA enfrente serán los que se opongan a la consulta, pero esto es lo que no quiere tener en cuenta el lehendakari.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 16/10/2007