ABC, 03/11/12
Durante muchos años decenas de individuos del vecino país se colaron en la dirección y los «comandos» de la banda terrorista. Los hermanos Parot, Esnal, Haramboure, Casabonne, Guimon…
Durante muchos años, desde principios de la década de los ochenta, ETA ha contado, tanto en sus estructuras dirigentes como en sus «comandos», con numerosos mercenarios de nacionalidad francesa, lo que sirvió como argumento para transmitir al vecino País que la actividad terrorista de la banda era también un problema de París, y no solo de España. A ello se suman los colaboradores galos que alojaban en sus viviendas a los etarras huidos de la Justicia española.
El caso más significativo fue el del denominado «comando Itinerante» que a lo largo de la década de los ochenta perpetró atentados en diversos puntos de España, que se saldaron con más de cuarenta asesinatos, entre ellos la matanza de once personas en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, el 15 de diciembre de 1987. Integraban esta cuadrilla de la muerte los pistoleros Henry Parot, su hermano Jon, Frederic Haramboure, Jacques Esnal, el fraile Philippe Sáez; Jean Pierre Erranundegai, Jean Vicent García, entre otros. Por otra parte, mientras fue uno de los máximos cabecillas de ETA, Francisco Múgica Garmendia, «Pakito» tuvo como chófer al francés Philippe Lasalle.
En la dirección
El ciudadano galo Daniel Derguy llegó a tener responsabilidades en el «aparato logístico» de ETA y, tras su detención, fue uno de los interlocutores de la banda en cárceles de Francia. Un «comando» etarra encargado de colocar bombas contra intereses españoles en Roma lo formaron los franceses Bernard San Sebastián y Serge Paupardin. Otro etarra galo fue Philippe Casabonne, vinculado al «comando Andalucía». El ingeniero aeronáutico Pierre Fagant construyó en un chalé de su propiedad un gran «zulo»para ocultar uno de los mayores arsenales de ETA, que incluía una galería para la práctica de tiro. Lorentza Guimón, por su parte, llegó a asumir importantes responsabilidades en el «aparato logístico» de la banda.
A todo ello hay que sumar las decenas de ciudadanos franceses que con mayor o menor compromiso con ETA, llegaron a acoger en su casas a terroristas prófugos de la Justicia española. Sin embargo, los expertos en la lucha antiterrorista han detectado que en los últimos años se ha detenido bruscamente esta tendencia. Ahora, que se sepa, no hay ciudadanos franceses en el organigrama, ni en los «comandos» y prácticamente tampoco en la red de acogida a los huidos. Ello lo atribuyen en gran parte a los sucesivos golpes dados por la Policía gala, que ha hecho que muchos de los ciudadanos de ese país se hayan visto disuadidos y consideren que el apoyo a ETA es hoy en día, además de inmoral, una batalla perdida. .
ABC, 03/11/12