Si no conocen los datos de la historia más cercana, es evidente que no se les puede pedir que conozcan las leyendas lejanas. Eso explica que el «aparato político» de ETA asegure que el Tren de Alta Velocidad «es como la serpiente troyana introducida por los capitalistas de Europa en Euskal Herria». Pase que en la LOGSE no se estudie literatura ni historia clásicas, pero confundir el caballo de Troya con una serpiente…
Los atentados recientes de Burgos y Mallorca revelan la existencia en el seno de ETA de terroristas hábiles en la fabricación de artefactos explosivos. La capacidad de algunos de sus miembros en preparar bombas y la disposición de otros a colocarlas con intención de matar es lo que hace a la banda temible.
Aunque es cierto que no todos los etarras tienen el mismo nivel, como aclaró una sentencia de la Audiencia Nacional en la que condenaba a un miembro de la banda, apodado ‘Ganorabako’ para más inri, y en la que se aseguraba que «su aprendizaje (…) no fue muy provechoso». «A pesar de los ingentes medios materiales y personales de que dispuso (el etarra), éste no solamente no realizó labor fructífera alguna, sino que como consecuencia de su actuación fue desarticulado un comando que disponía de un importante número de personas de apoyo», afirmó el tribunal.
Las habilidades en manualidades y pretecnología de explosivos van acompañadas de unas deficiencias en formación general que se manifiestan de forma chirriante en algunos documentos intervenidos a dirigentes de ETA. Debe ser que ha llegado a la cúpula de la banda una generación de líderes etarras surgida de la LOGSE.
La mejor muestra de las carencias formativas es un documento de estrategia ocupado a un miembro del aparato político de ETA hace unos meses. «En 1964 ETA dibujó el primer esbozo de choque con el que por aquel entonces era el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Aguirre, defensor del más rancio y convencionalista de los nacionalismos», afirma el papel etarra ignorando que el lehendakari Aguirre había fallecido cuatro años antes, el 22 de marzo de 1960. Que las fechas no son su fuerte lo evidencia también la afirmación de que «con la muerte de Franco en 1974…». Pues tampoco: Franco murió en 1975.
Más adelante el análisis etarra asegura que «la primera crisis del autonomismo se produjo con la fractura del PNV en 1980» en la que «se creó EA». Casi aciertan porque la aparición de Eusko Alkartasuna y la fractura consiguiente del PNV no ocurrió hasta 1986. Hablan también de que el PNV «arrinconó el espíritu del Arriaga promovido en su momento por Ardanza», pero seguro que querían decir Xabier Arzalluz que fue quien, realmente, pronunció el ‘discurso del Arriaga’.
Si no conocen los datos de la historia más cercana, es evidente que no se les puede pedir que conozcan las leyendas lejanas. Eso explica que el «aparato político» de ETA asegure que el Tren de Alta Velocidad «es como la serpiente troyana introducida por los capitalistas de Europa en Euskal Herria». Pase que en la LOGSE no se estudie literatura ni historia clásicas, pero confundir el caballo de Troya con una serpiente… Es que ni siquiera han ido al cine a ver la película ‘Troya’, de Brad Pitt y Orlando Bloom.
Después de eso casi se entiende que afirmen sin rubor que «el PNV fue el que impulsó el nacimiento de ETA» o que «bajo los auspicios franquistas, el PNV del lehendakari Aguirre proyectaba una imagen oficial del abertzalismo más burgués y clásico». Y encima matan por estas cosas.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 4/8/2009