EL CORREO, 9/11/11
La izquierda radical cree que los votos a Amaiur propiciarán «otro gran salto» para la «transformación» de Euskadi
La izquierda abertzale decidió ayer salir al paso de los ataques que el PNV le está lanzando durante la campaña. El partido de Iñigo Urkullu ha llegado a comparar la gestión en Gipuzkoa de Bildu -coalición en la que está integrada la antigua Batasuna- con la que está realizando el Gobierno vasco de Patxi López. Para el presidente del EBB ambas administraciones adolecen de una preocupante «parálisis».
Rufi Etxeberria, máximo exponente de la izquierda abertzale, exigió ayer a la formación jeltzale que elija con quién quiere transitar en los próximos años para defender el «los derechos del pueblo» vasco. O «de la mano de los abertzales de izquierdas» o, subrayó, «seguir pactando con aquellas fuerzas que siguen negando el conflicto político», en referencia al PSOE y el PP. Dicho de otra forma, llegar a acuerdos con socialistas y populares «tal como ha estado haciendo hasta ahora en todo su periplo por Madrid» o apostar por la «unidad» de las fuerzas soberanistas de Euskadi.
Una veintena de dirigentes de la antigua Batasuna -entre los que se encontraban Tasio Erkizia, Joseba Permach o Pernando Barrena- comparecieron en el Palacio Miramar de San Sebastián para pedir el voto para Amaiur, la única candidatura que «sólo piensa en el pueblo». Etxeberria, que realizó la intervención en castellano mientras Maribi Ugarteburu lo hacía en euskera, dedicó un apartado de su discurso al PNV, al que acusó de haberse «equivocado doblemente» en las últimas semanas. La primera ocasión, por rechazar una coalición con la izquierda abertzale y el resto de las fuerzas que componen Amaiur. La segunda, en el arranque de la campaña por centrar sus ataques en la antigua Batasuna. «La izquierda abertzale -advirtió ayer en San Sebastián- no va a caer en provocaciones ni variar de actitud».
Los dirigentes de la alianza independentista están huyendo en sus mítines de las críticas a la formación jeltzale. Sólo la izquierda abertzale está entrando en la refriega. El sábado era Arnaldo Otegi, a través de una carta que se leyó en el pabellón Anaitasuna de Pamplona, el que reprochaba al PNV sus «trabas» a la colaboración soberanista. Ayer le tocó el turno a Etxeberria al sostener que su oferta electoral es la única que actuará «por encima de intereses partidistas», una forma de comportarse diferente a la que se ha mantenido hasta ahora.
«Máxima ambición»
Los comicios del 20 de noviembre se han convertido en un nuevo test de la fortaleza de los dos grandes buques insignia del nacionalismo vasco. Como insisten desde hace semanas los dirigentes abertzales, las cercanas generales pueden propiciar «por vez primera en la historia» un triunfo electoral de la antigua Batasuna, desplazando al PNV a un segundo plano en Madrid. «Tenemos la máxima ambición», subrayó.
La posibilidad de ese vuelco centró también la intervención del dirigente independentista, quien pidió un voto «masivo» a Amaiur porque, a su juicio, la presencia de la coalición en el Congreso y el Senado permitirá «dar otro gran salto en la transformación» de Euskadi. Etxeberria advirtió, no obstante, que el camino «no va a ser fácil» y que tanto el actual Gobierno como el próximo mantendrán «la política del bloqueo», la de «alargar al máximo la resolución de las consecuencias del conflicto y evitar entrar en el debate del marco jurídico y político de Euskal Herria».
Y frente a quienes «niegan» los derechos del pueblo vasco, la izquierda abertzale apuesta por consolidar un bloque fuerte en el Congreso. «Sólo desde la fortaleza del pueblo independentista será posible mover» al Estado, subrayó. «Eso es lo que nos jugamos y eso es lo que representa Amaiur». El trabajo de la coalición en Madrid permitirá, sostuvo, «que todos los presos vuelvan a casa» y que «tras el final del ciclo armado de ETA, toda violencia desaparezca y todos los derechos sean respetados». Etxeberria también llamó a la participación en el mitin del sábado, donde la coalición llenará el velódromo de Anoeta.
EL CORREO, 9/11/11