Víctor González y Coello de Portugal-Vozpópuli

  • El discurso de Vance en Múnich, un torpedo a la socialdemocracia europea

El discurso del vicepresidente JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich reflejó un giro significativo en la postura conservadora de Estados Unidos hacia Europa. En su intervención, puso énfasis en los desafíos internos de los países europeos, en particular en relación con la libertad de expresión y la democracia, cuestiones que preocupan a muchos sectores conservadores. Su discurso fue un torpedo a media eslora al consenso socialdemócrata que ha gobernado Europa los últimos 30 años. No dejó piedra sobre piedra. No obstante, resultó llamativo que evitara referirse a dos de los asuntos más urgentes en el escenario internacional: Ucrania y Rusia.

Reagan versus Trump

Para entender la relevancia de este discurso, es útil contrastar las políticas de Ronald Reagan con las de Donald Trump. Reagan abanderó una política exterior fundamentada en la defensa de la libertad y la lucha contra la tiranía. Reagan encarnó una visión heroica del papel de Estados Unidos en el mundo. Vio la Guerra Fría como una batalla entre el bien y el mal, y llamó a la Unión Soviética un «imperio del mal». Su doctrina era clara: Estados Unidos no se limitaría a reaccionar ante las amenazas globales, sino que buscaría activamente moldear el mundo a favor de la libertad.

Su determinación quedó reflejada en acciones concretas. La decisión de Reagan de armar a los combatientes de la resistencia afgana contra la ocupación soviética, su apoyo inquebrantable a la OTAN y su fortalecimiento militar estratégico fueron reflejos de un líder que entendió que la seguridad y la ideología estaban entrelazadas. Su presencia en Berlín en 1987, exigiendo «¡Señor Gorbachev, derribe este muro!» simbolizó el compromiso de Estados Unidos con Europa, no simplemente como un aliado sino como la primera línea de la civilización occidental.

Trump, en cambio, ha adoptado un enfoque menos heroico y más pragmático, basado en la rentabilidad de las alianzas. Su visión sobre la OTAN, a la que considera un gasto excesivo para Estados Unidos, y su preferencia por acuerdos directos con adversarios sin atender consideraciones ideológicas, suponen una ruptura con la estrategia de Reagan. La prioridad ahora parece ser el interés económico y no la defensa de un orden global basado en principios compartidos. Este cambio ha dejado de lado el espíritu de Reagan en favor de una estrategia que da primacía a la autosuficiencia y los beneficios comerciales.

La llamada en Munich a la vuelta a los valores conservadores del vicepresidente Vance fue clara. Su cita de san Juan Pablo no pudo ser mas relevadora sobre las fuentes que inspiran su pensamiento. Por lo tanto, la pregunta es cuáles son las razones para que Estados Unidos deje Europa a los europeos. Tal vez y solo tal vez deberíamos empezar a preguntarnos si la vuelta a una Guerra Fría contra el nuevo “imperio del mal” tiene algo que ver.

Silencio sobre Ucrania y Rusia

El hecho de que Vance no hiciera ninguna referencia a Ucrania y Rusia no pasó desapercibido. Reagan habría enmarcado la guerra en Ucrania como una lucha por la libertad y la soberanía frente a la agresión de Moscú. Sus políticas de contención y su respaldo a la disolución de la Unión Soviética demostraron su compromiso con la seguridad de Europa.

Trump, en cambio, ha mostrado una tendencia a entablar negociaciones directas con el Kremlin, sin preocuparse por la opinión de sus aliados europeos. La postura de Vance en Múnich parece alinearse con esta estrategia, dejando en el aire si Estados Unidos mantendrá su compromiso con la seguridad del continente o si la administración republicana apostará por un enfoque más aislacionista. La falta de cumplimiento de los compromisos de gasto en defensa por parte de las naciones europeas, donde España destaca negativamente, y las risas de la delegación alemana a las advertencias continuadas del anterior gabinete de Trump por la pérdida teutona de su soberanía energética a favor de la madre Rusia no han ayudado.

De Varsovia a Múnich: un cambio notable

El discurso de Trump en Varsovia en 2017 presenta un fuerte contraste con el tono actual de su política exterior. En aquel momento, Donald Trump, hizo una firme defensa de los valores occidentales y llamó a las naciones europeas a resistir las amenazas que atentaban contra su identidad y su seguridad. Se mostró como un líder comprometido con la estabilidad del continente y alentó a los aliados a asumir un papel más activo en su propia defensa.

Sin embargo, en los últimos años, la retórica ha cambiado. Las señales que emiten tanto Trump como Vance sugieren que Washington podría estar dispuesto a replegarse, dejando o necesitando que Europa gestione sus propios conflictos. Esta postura ha despertado inquietud entre los aliados que aún recuerdan el tono de Varsovia y se preguntan si Estados Unidos sigue siendo el pilar fundamental de la seguridad occidental.

¿Seguirá Europa confiando en un socio que cada vez más condiciona su política exterior a criterios económicos? ¿O es el momento de que los países europeos cumplan sus compromisos y fortalezcan su propia defensa?

Reagan advirtió que «la libertad nunca está a más de una generación de la extinción». Sus palabras siguen teniendo plena vigencia. La omisión de Ucrania y Rusia en el discurso de Vance genera dudas sobre el futuro del compromiso estadounidense con la seguridad del continente. Las naciones europeas deben reflexionar sobre su papel en esta nueva dinámica. ¿Seguirá Europa confiando en un socio que cada vez más condiciona su política exterior a criterios económicos? ¿O es el momento de que los países europeos cumplan sus compromisos y fortalezcan su propia defensa?

El discurso de Vance puede haber sido bien recibido en ciertos círculos conservadores de EE.UU., pero ha dejado en Europa preguntas fundamentales. ¿Sigue Estados Unidos el legado de Reagan?