Margarita Robles no sería ministra sin el apoyo de quienes se declaran enemigos de la Alianza Atlántica. La responsable de las Fuerzas Armadas, con su rictus teatral de sentido de Estado, es parte de un no-Gobierno que, a la incapacidad para contar con Presupuestos, suma la de no poder disponer de una Política de Defensa para el país. ¿Podrían acordarla con Yolanda Díaz, Otegi, Puigdemont, Junqueras, Belarra, Errejón o Colau? En medio de una guerra abierta de Rusia contra los países OTAN, el gobierno de España depende de los que Ursula von der Leyen ha llamado “amigos de Putin”. La ministra de Defensa se hace la distraída.
Me sorprendieron sus explicaciones sobre la negativa a participar con los aliados en la operación aeronaval Aspides en el mar Rojo para defender el comercio mundial de los ataques terroristas de los hutíes. La verdadera razón es que no podía llevar la propuesta al Congreso porque los socios de los que depende el Gobierno habrían votado en contra. A tapar esas vergüenzas dedica Robles su doble lenguaje. Hace declaraciones contundentes contra la agresión rusa en Ucrania, pero cesa a la directora del CNI Paz Esteban para esconder las interferencias rusas en el procés que comprometen a Puigdemont, sin cuyos votos ella no sería ministra.
En una entrevista reciente en La Vanguardia, exhibió una retórica vacía, propia de quien no se toma en serio la política de defensa. Afirmó que el presidente español, ausente de encuentros decisivos para coordinar la respuesta a Putin, ejerce “un liderazgo prudente y discreto en el ámbito de la UE”. Lo cierto es que Sánchez no está en la foto con Macron, Scholz, Meloni o Tusk porque no se fían de él ni de sus socios putinescos. La ministra fue más lejos: “España está volcada con Ucrania, pero no le damos tanta publicidad como le dan otros países”. Lástima que el Instituto Kiel, que mide las aportaciones por países, sitúe a España entre los que menos ayuda aporta. Los “amigos de Putin”, con asiento en el Consejo de Ministros, deciden y Robles parlotea.
He coordinado siete presupuestos anuales de Defensa y dos programas electorales del Partido Socialista y, desde esa experiencia, no pude sentirme más alarmado al leer las respuestas de la ministra. Ante la posibilidad de la agresión de Putin a otros países, le dijo al periodista de LV que “es un escenario que no debemos plantearnos” por razones operativas. ¿Qué pasaría si hubiera una amenaza nuclear sobre Europa? Es un tema que nunca ha tratado el Gobierno como tal, respondió, que se trata de una situación que no deberíamos contemplar porque “desgraciadamente, no sería bueno”.
A la pregunta sobre si hablan con Núñez Feijóo de estos temas, la respuesta la podría haber firmado el primario Óscar Puente. No, no hablan con él porque es crítico con el Gobierno, afirmó
Advirtió de la capacidad de Rusia para alcanzar España con un misil balístico, pero se le olvidó informar a los españoles que la defensa antimisiles que les protege es un sistema de la Alianza Atlántica y EEUU localizado en Rota. Sigue las pautas sanchistas de ocultar a la opinión pública que gobiernan atados a los de “OTAN, no, bases fuera”. Esa política de Estado de la Seguridad Nacional solo podrían coordinarla con el PP, como sabe la ministra, pero, a la pregunta sobre si hablan con Núñez Feijóo de estos temas, la respuesta la podría haber firmado el primario Óscar Puente. No, no hablan con él porque es crítico con el Gobierno, afirmó.
Hace una semana se presentó el Informe Anual de Seguridad Nacional de 2023 y me temo que ni el presidente ni su ministra han tomado nota de su contenido. En el texto se alerta sobre las interferencias masivas de la Rusia de Putin contra la estabilidad y la seguridad de España. Sánchez y Robles habrán leído, supongo, las advertencias del CNI acerca de cómo Rusia continúa impulsando campañas de desinformación orientadas a “introducir en el debate público dudas sobre la pertenencia de España a la OTAN”; sobre las implicaciones putinescas en “procesos electorales en España”; o de la propaganda rusa para aprovechar Gaza con el fin provocar movilizaciones en Occidente contra “acciones imperialistas”.
La seguridad costera en Cataluña
Margarita Robles tiene demostrado que sabe hacerse la despistada a la hora de sacrificar intereses nacionales con el fin de mantener el gobierno sanchista a cualquier precio. Ha ocurrido con el convenio concedido por Sánchez para formar a los Mossos como policía marítima en Cataluña. La ministra de Defensa no ignora que está en los planes independentistas controlar la seguridad costera, considerada como una carencia en los documentos secesionistas para la «desconexión» a la hora de crear un Estado independiente. Si tenía alguna duda, le habrán advertido desde el Estado Mayor de la Armada. Pero no parece que se trate de un problema de falta de información, me temo.
Cuando nuestros socios de la Unión Europea adaptan sus políticas de defensa para hacerle frente a la guerra declarada por Putin, Sánchez ignora las advertencias de riesgo y sigue en su afán del día a día: mentir para sobrevivir.