Editorial-El Correo
- La guerra en Ucrania y la creciente amenaza rusa en el continente apremian a los Estados para modernizar y engrosar los ejércitos
La paz y el desarrollo económico, no exentos de sobresaltos, que disfrutaban los europeos desde que lograron recuperarse de la Segunda Guerra Mundial recibió un primer aviso en 2014. Entonces, la ocupación por Rusia de territorios del Este de Ucrania y la anexión ilegal de Crimea no bastaron para reanimar la preocupación por la defensa del continente en unos Estados centrados en el combate del terrorismo yihadista. Desde hace casi cuatro años, el intento de invasión masiva de la nación ucraniana por Vladímir Putin ha encendido todas las alarmas.
Europa afronta ya un triple desafío: el mantenimiento del apoyo financiero y militar a Kiev, en un momento de creciente desprecio por parte de EE UU hacia el conflicto abierto en el corazón del continente; además, tiene que modernizar los arsenales de los socios; y reclutar y entrenar a nuevos efectivos. El riesgo de colisión con Moscú se hace cada vez más presente por sus descaradas incursiones aéreas en territorio de la Unión y la OTAN. Todo ello exige una estrategia de disuasión creíble que permita evitar una guerra. Un objetivo al que aún le falta el vigor que imprime la verdadera voluntad política.
La modernización del equipamiento de seguridad se abre camino con enorme esfuerzo presupuestario. Al tiempo, cada vez más países trabajan en el rescate del servicio militar. Bélgica invita a los que llegan a la mayoría de edad en 2026 a cumplir un año de servicio voluntario, con la idea de «desarrollar la disciplina y el espíritu de equipo»; y el apoyo, seguramente más eficaz, de 2.000 euros mensuales. En Alemania, el Gobierno de coalición sigue dividido sobre el grado de obligatoriedad en la recuperación de la ‘mili’ abolida en 2011. Ambos quieren sumarse a la decena de naciones comunitarias que ya han apostado por la formación castrense. En España, alejada de la vecindad rusa, el debate aún no asoma.
Los expertos militares desaconsejan el servicio obligatorio y proponen, en cambio, avanzar hacia un modelo de carrera atractivo y dignamente retribuido, acompañado de un compromiso del conjunto de la sociedad con la defensa. Ucrania demuestra cada día que la especialización en el conocimiento tecnológico puede compensar un menor número de soldados en el frente. La movilización de reservistas ordenada por el Kremlin trata a toda prisa de atajar el destrozo de los drones ucranianos en sus instalaciones energéticas y en su maquinaria de guerra.