Tonia Etxarri-El Correo
Arrastrando los pies. El PSOE se había resistido pero al final, poco después de que Emiliano García Page hubiera afeado a su partido la tardanza en tomar medidas contra la militante Leire Díez -protagonista de los audios comprometedores en los que proponía un intercambio de favores al empresario vasco Alejandro Hamlyn, con causas pendientes con la Justicia, para cargarse el prestigio de la UCO-, optó por abrirle expediente informativo. Ferraz cedió a la presión de otros dirigentes socialistas. Sin adoptar, de momento, ninguna medida cautelar.
Sostenía el presidente de Castilla-La Mancha que cada minuto sin tomar medidas, el partido daba a entender que esta señora tenía algún tipo de amparo y protección. En efecto, después de que Patxi López hubiera reconocido que la actuación de su compañera era «rechazable», si no reaccionaban se daba a entender que la alusión de Leire a «los de arriba» no era fruto de su imaginación sino que obedecía órdenes. Por lo tanto, ante el desentendimiento de Santos Cerdán, el silencio de la directora general de la Guardia Civil, Mercedes González, y la ausencia parlamentaria del presidente del Gobierno, el PSOE pensó que el anuncio de la apertura del expediente calmaría algo a las fieras. ¿Eso es todo? ¿No la piensan expulsar?
Porque esta periodista ‘pata negra’, con ínfulas de espía con galones que nos ha dejado boquiabiertos a muchos colegas porque no se nos había ocurrido reunirnos con presuntos delincuentes, no para entrevistarlos, sino para ofrecerles prebendas utilizando la figura de los fiscales como si fueran piezas del dominó, ha puesto en un verdadero aprieto a sus superiores. Su frase lapidaria -«los de arriba en el Gobierno necesitan pruebas para atacar a la UCO»- sonaba ayer como un taladro en los cimientos de La Moncloa y de la sede de Ferraz. A la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, le da un poco igual con tal de mantener los pilares del Ejecutivo del que ella vive.
Menudo papelón el suyo ayer en el Parlamento ejerciendo, desde su casilla de Sumar, de portavoz gubernamental ante la ausencia de Pedro Sánchez y de María Jesús Montero. Pero sus compañeros de IU no se mostraron tan condescendientes. Más bien al contrario. Enrique Santiago ya habría apretado el botón de la expulsión de Leire ante lo que considera un «espectáculo de lo más obsceno».
La tensión se palpaba ayer en el Congreso. El ministro Óscar López, aferrado a la exhibición de la sentencia de la ‘Gürtel’ -¡al cabo de siete años!-, obviando que el PSOE fue condenado por corrupción en el ‘caso Filesa’. Por no hablar de la sentencia del fraude de los ERE en Andalucía, desautorizada por el Tribunal Constitucional y a la espera del pronunciamiento del Tribunal de Justicia Europeo. Un desesperado ministro Bolaños diciendo que se les persigue «por ser progresistas» perfilaba el cuadro del noqueo gubernamental.
La sensación de crisis generalizada después del apagón energético, el caos ferroviario y el enfrentamiento del Gobierno con algunos jueces para intentar entorpecer las investigaciones sobre determinados casos de corrupción ha dado un paso de gigante hacia el deterioro en cuestión de 48 horas. Leire es el cisne negro.