Cuando en esta vida lo veas todo muy chungo, como se le planteaban las cosas a Guillermo Fernández Vara la noche del 28-M, no debes darlo todo por perdido, piensa que la divina providencia, en forma de María Guardiola, es como Clint Eastwood para Eli Wallach en ‘El Bueno, el Feo y el Malo’, un ángel rubio que vela por él. La presidenta del PP extremeño  no es pariente del entrenador del City, que estos son catalanes y más espabilados; la hermana de Pep, por ejemplo, se hizo embajadora de Cataluña en Dinamarca, 85.000 euros sin ganar elecciones ni pegar un palo al agua.

Bueno, pues María Guardiola, que muy lista no parece, acaba de regalar la Asamblea de Extremadura a los socialistas. Ella no quería pactar con el PSOE, empatado con el PP a 28 escaños, aunque con 6.000 votos más. El PP habría necesitado los 5 escaños de Vox para hacerse con la presidencia, pero ella no está por la tarea. Asombra que el PP de Morago fuera capaz de pactar con IU en 2011 para desbancar a Fernández Vara y doce años después María Guardiola no quiera hacer un parecido esfuerzo y prefiera que Fernández Vara siga siendo bellotari. Muy chungo debía de verlo Vara en su noche aciaga para anunciar su plan de volver a la plaza de forense que tenía en excedencia. Naturalmente, a la vista del estado de la cuestión se lo ha replanteado y piensa optar.

No sería automático. Guardiola solo ofrece a Vox la presidencia de la Asamblea de Mérida y Vox ha dicho que no, que si ella necesita sus cinco escaños quiere tocar pelo, a ver si les van a confundir a ellos con el PP vasco, que regaló a Patxi López el apoyo de los 13 escaños que necesitaba para ser lehendakari a cambio de una recompensa puramente simbólica, la presidencia del Parlamento vasco para la popular Arantza Quiroga, una hermosa cariátide, pero perfectamente inútil. Así salió ello, y así agradeció el apoyo Patxi López, no me pidan más datos. Lo de la Asamblea extremeña aún sería peor, con una mesa formada por 4 miembros del PSOE y 2 del PP, sin presencia de Vox.

María Guardiola es un alma de cántaro, qué digo de cántaro, un alma de botijo extremeño que se ha propuesto ser adelantada de la rara estrategia de Feijóo para sacar al felón de La Moncloa.  A ver, no es que uno sea un fanático del acuerdo de Gobierno con Vox y comprendería que el PP se ahorrase pronósticos en la sabia cautela de no empeñarse en cruzar el puente antes de llegar al río, pero el empecinamiento en negarse a la compañía de Vox parece muy inconveniente si tenemos en cuenta dos factores: el primero es que Pedro Sánchez debe ser el objetivo fundamental. El segundo que no hay un solo sondeo que permita al PP la ilusión de sustituirle en solitario.

¿Le parece a Feijóo que el prototipo extremeño es mejor que el valenciano? Si la señora Guardiola persevera, ninguno de los dos candidatos obtendría la mayoría, por lo que sería inevitable la repetición de los comicios. ¿Alguien cree que tal hipótesis no bascularía en favor del PSOE? Asombra que se deje afear las malas compañías por un tipo que se codea con los terroristas, los separatistas golpistas y los fans bolivarianos. No es que sea incapaz de admirar el coraje del gladiador que al saltar a la arena se ata un brazo a la espalda, pero  parece una estrategia poco práctica.