Editorial-El Correo

  • El descontrol del PSOE en los pagos a Ábalos y Koldo, y el plagio del juez Peinado para forzar la acusación a Begoña Gómez agravan el escándalo

La inquietante irrupción del sobre en la política española amenaza con convulsionar al PSOE por las revelaciones de la UCO en la investigación abierta a José Luis Ábalos, durante su etapa como ministro de Transportes, y a quien fuera su asesor, Koldo García. El aparente descontrol en los pagos a ambos, realizados «sin ningún respaldo documental» e incluso en la sede de Ferraz, agrava el escándalo al asomarlo al sobresueldo en dinero ‘b’. Es motivo más que suficiente para poner en un aprieto mayor a Pedro Sánchez, que se ha esforzado desde el estallido del caso en negar la financiación ilegal y en blindar el partido de los tejemanejes de quienes fueron sus estrechos colaboradores -Ábalos y su último secretario de Organización, Santos Cerdán-, procesados por haber cobrado comisiones ilegales a cambio de contratos públicos.

Los ingresos en efectivo no declarados que ha destapado la Guardia Civil en el patrimonio del exministro seguramente sean dinamita para el Partido Popular en su campaña de presión a Sánchez. Los sobres con dinero a nombre de Ábalos constituyen una sombría muestra de lo que no debe ser nunca la política. Sobre todo después del escalofrío que recorrió la sede del PP en la calle Génova por los sobresueldos pagados en dinero negro por el tesorero Luis Bárcenas a altos cargos del partido. Por eso sorprendería más que el PSOE haya podido tropezar con una piedra similar.

La jerga empleada por Ábalos y Koldo para solapar el manejo de dinero en efectivo -lechugas los billetes de cien; chistorras, los de 500- remacha el tono grosero del caso que mantiene en prisión a Cerdán, salpicado de machismo y falta de honestidad en el compromiso público. Sánchez tendrá que ofrecer más explicaciones, tras la profunda decepción con sus hombres de confianza, para que no se embarren las siglas del PSOE. El cerco judicial, al que contribuye el juicio al fiscal general dentro de un mes, se aprieta. Añadida la incapacidad para presentar Presupuestos, la política doméstica sigue siendo un territorio más hostil para el presidente del Gobierno que el internacional.

La honestidad es un valor que el juez Peinado debería imponerse para no desvirtuar su instrucción a Begoña Gómez, por haber utilizado presuntamente la influencia de la Moncloa en su desarrollo profesional. El descarado plagio de una revista jurídica de la Universidad de Deusto que impregna el auto con el que intenta sentar a la mujer del presidente ante un jurado popular adolece de la debida profesionalidad.