EL CORREO 03/12/13
FLORENCIO DOMÍNGUEZ
La sucesión de acontecimientos que se están registrando en las últimas semanas revelan una notable falta de liderazgo de la izquierda abertzale que parece superada por los acontemientos.
Luego ha estado la cuestión de la huelga de hambre de los presos de Sevilla II, con la que los sectores más duros de ETA le han echado un pulso en toda regla a la dirección de Sortu y lo han ganado. Con esta protesta ha ocurrido como con la huelga de hambre de De Juana Chaos en 2006. Ni Batasuna ni ETA estaban de acuerdo con ella y si hubieran podido hubieran corrido a gorrazos al huelguista por desarrollar una protesta personal en medio de un proceso de negociación. Al final, sin embargo, la solidaridad pudo más que el reproche a Iñaki de Juana y ETA terminó amenazando al Gobierno si le pasaba algo al miembro del ‘comando Madrid’.
Ahora ha pasado lo mismo. La protesta de ‘Txikierdi’ y sus compañeros de Sevilla II no contó con la aprobación de la izquierda abertzale, que durante los primeros días quiso darle un perfil bajo al asunto. Al final no pudo evitar implicarse y entraron en juego para apoyar a los presos las instituciones controladas por Bildu, asociaciones afines, los líderes de Sortu y hasta la violencia callejera. Las inercias de la solidaridad grupal pueden más que la lógica de la planificación política.
Sólo después de todo eso, cuando los huelguistas lograron provocar movilizaciones sociales y que volviera la kale borroka, anunciaron que abandonaban la protesta. Eso sí, poniendo antes deberes a los de la calle y exigiendo que las diversas organizaciones de la izquierda abertzale continúen protestando contra la política penitenciaria. Los presos de Sevilla II no lograron ninguno de los cambios en el régimen que se les aplica en la cárcel por los que habían empezado la huelga. Terminaron en las mismas condiciones penitenciarias que estaban al inicio, pero lograron forzar a la izquierda abertzale a implicarse en una campaña impuesta.
A todo ello hay que añadir los anuncios que dirigentes de Sortu realizaron este verano sobre inminentes movimientos de ETA insinuando posibles iniciativas de desarme unilateral. Han pasado los plazos anunciados y nada se ha cumplido, lo que evidencia que su información no era particularmente buena o que su capacidad para imponer una determinada estrategia es limitada. En cualquier caso, es otra muestra de falta de liderazgo.