- Si a Sánchez supuestamente le dio la depresión y se fue a reflexionar cinco días cuando supo que el juez estaba investigando a su mujer y se recuperó de esos días de descanso pleno de fuerzas porque él sabía que Begoña Gómez era inocente, cabía imaginar qué reacción iba a tener ante una imputación formal
Ayer fue un día que, como mínimo, conllevará una nota a pie de página en la Historia de España. Quizá eso no sea mucho, pero cuántos otros días de nuestra vida no merecen ni eso. Este matrimonio Sánchez-Gómez qué gusto le cogido al género epistolar. Entre las cartas de recomendación de Begoña y las cartas a la ciudadanía de Pedro, pronto podrán publicar una antología. Y quizá hasta se forren vendiéndolas. Está visto que tienen muchos seguidores.
Sánchez y su entorno nos están deparando muchas tardes de gloria; en lo que se refiere directamente a su mujer, ha conseguido ser la primera consorte en hacer negocios desde la Moncloa y también la primera en ser llamada «presidenta del Gobierno» por el portavoz parlamentario del partido gobernante. Son dos hitos históricos, sin duda. Y ya, ser simultáneamente «presidenta del Gobierno» y dedicarte a los negocios es algo sin parangón en el mundo entero. Bueno, quizá sí en alguna dictadura con nula transparencia.
Ayer se dio un paso adelante por parte del juez Peinado que tiene mucha gravedad. No me imagino a este juez prevaricando ante un gran despliegue de medios nacionales e internacionales. Lo que sí vimos ayer fue un notable despliegue desde el Gobierno. Que la ministra portavoz salga a defender a la mujer del presidente, que es una ciudadana privada sin cargo público alguno, y a descalificar la actuación del juez es algo que no ocurre en ninguna democracia del mundo. Hablar de «fango de la extrema derecha» como respuesta a la actuación de un juez es atacar nuestro sistema democrático. A eso añadimos que en su carta desesperada Sánchez dice que la resolución judicial es una interferencia en la campaña electoral por que la imputa. ¿Hubiera dicho lo mismo si el juez hubiera archivado la causa?
Es perfectamente posible que la causa contra Begoña Gómez acabe siendo archivada. Lo que sí sabemos con total certeza es que, aunque se llegase a archivar, aquí ha habido una actuación continuada más que cuestionable desde un punto de vista ético y moral. Todos sabemos que hay actuaciones que no son delito, pero son extremadamente reprobables.
Servidor de ustedes tiene confesado –y con mucho orgullo– que es cazador, principalmente montero. Y eso me ha llevado a ser cliente de Barrabés en su tienda de la calle O’Donnell de Madrid, que produce la mejor ropa de abrigo, imprescindible en las esperas invernales. Lo que jamás imaginé es que le estaba dando negocio a un tipo de tanto ingenio que iba a convertirse en la mano derecha de Begoña Gómez y al que le iba a hacer publicidad, no sé si gratuita o indirectamente recompensada, el mismísimo presidente del Gobierno. Otro caso sin precedentes en nuestra democracia parlamentaria.
Si Begoña Gómez fuera tan inocente y todo lo que investiga el juez fuese un bulo, bastaría con comparecer ante el juez y explicárselo. Porque explicar siguen sin explicar nada. La segunda carta de Sánchez es otra retahíla de descalificaciones sin una sola explicación. Y, por cierto, qué Begoña sea o no «honesta» nos da igual. Lo que importa es si es o no «honrada». Pero no pidamos peras al olmo.
Si a Sánchez supuestamente le dio la depresión y se fue a reflexionar cinco días cuando supo que el juez estaba investigando a su mujer y se recuperó de esos días de descanso pleno de fuerzas porque él sabía que Begoña Gómez era inocente, cabía imaginar qué reacción iba a tener ante una imputación formal y la citación a declarar. A su mujer le queda la alternativa de guardar silencio ante las preguntas del juez, que pronto será definido por el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada como fango judicial. Pero su silencio cada día será más escandaloso. Pueden seguir gritando que esto es fango, pero el único que ha llenado España de fango es Sánchez y parece que va camino de ahogarse en él. Permanezcan atentos.