Fernando Savater-El País
Mas allá de vociferaciones nostálgicas y de dicterios de los zurdos mentales, ¿en que consiste realmente el fascismo hoy?
El Salón del Libro de Turín, la feria de la edición mas importante de Italia, empezó con polémica. Entre los aceptados figuraba el estand de la insignificante editorial Altaforte, de carácter fascista. No me refiero a “fascista” como descalificación banal. Ya sabemos que hoy cualquier mequetrefe con ínfulas utiliza el término en un tuit para referirse a quienes por su mejor juicio le enrabietan. Pero el editor de Altaforte se proclama agresivamente fascista y condena el antifascismo como la desgracia política de Italia. Su catálogo se le parece: ditirambos musolinianos, biografías de escuadristas, una de Primo Carnera, una historia del Tercio protagonizada por Millán Astray titulada Viva la muerte… Nada demasiado terrible. Lo peor y mas notorio, un libro entrevista con el inefable Salvini, que atrajo la atención pública sobre el sello. Algunos participantes en el Salón, como el historiador Carlo Guinzburg, anunciaron su retirada en señal de protesta. Halina Birembaum, superviviente de Auschwitz con un libro editado por el museo del campo, dio a elegir entre ella y Altaforte: el Salón aprovechó la ocasión para revocar la autorización del editor fascista… al que con el lío se le hizo publicidad gratuita. Afortunadamente entre italianos estas polémicas suelen disolverse antes de llegar la sangre al río.
Mas allá de vociferaciones nostálgicas y de dicterios de los zurdos mentales, ¿en que consiste realmente el fascismo hoy? Trata de aclararlo el profesor Emilio Gentile en otro libro presentado en Turín: Chi é fascista (ed. Laterza). Yo me quedo con la viñeta del agudo Bucchi en La Repubblica: es fascista “chi lavora per un popolo ‘naturale’ al posto di un popolo civile”. Tarea por cierto en la que se empeñan con igual ahínco algunos desde la izquierda lo mismo que otros desde la derecha antiliberal.