Gorka Maneiro-Vozpópuli
Es, a día de hoy, el máximo favorito. Sin embargo, Sánchez también juega
Alberto Núñez Feijóo ha convocado para el primer fin de semana de julio el Congreso Nacional del PP, partido que preside desde que fue elegido en 2022 tras suceder a Pablo Casado, quien pasó en unos días de verse en la Moncloa a tener que dimitir y dejar la política, víctima de sus propios errores y de su torpeza, demasiada poca cosa como para salir vivo de una batalla fratricida con Ayuso. A quién se le ocurre, como si un Máster en Derecho Autonómico pudiera hacer frente a la inteligencia natural y al colmillo afilado que se tiene o no se tiene en política, que es lo que suele dar disgustos a tus adversarios y, por lo tanto, lo que te hace ganar elecciones. Feijóo, por su parte, que llegaba para resucitar al PP, sigue siendo la eterna promesa que ya era antes de convertirse oficialmente en el líder del centro derecha en España, con el añadido de que ahora se sabe que carece de colmillo afilado y cuya inteligencia natural… está por verse. Desde luego, no es Isabel Díaz Ayuso, para su propia desgracia, pero tampoco es Pedro Sánchez, para fortuna nuestra; la cosa es si podrá o no llegar a ser Presidente del Gobierno de España. De momento es probable, pero con Sánchez nunca se sabe.
El PSOE lo atribuyó a los bulos y a la extrema derecha; sin embargo, al parecer ya tenían conocimiento de las amenazas desde hace meses: «O Correos readmite a quien Correos ha despedido, o hacemos caer el Gobierno de España»
En el cónclave popular se propondrá una actualización del ideario político y una renovación del equipo directivo. Es un poco lo de siempre, con el problema de que todo lo que no mejora, empeora; o, dicho de otro modo, todo lo que no avanza retrocede. Y aunque todo parece indicar que Sánchez terminará cayendo como fruta madura, nadie pondría la mano en el fuego por que el líder socialista, capaz de cualquier cosa, no logre renovar su minoría suficiente. A día de hoy, el principal activo del PP es la traición del PSOE a lo mejor de su ideario político y el mantenimiento de algunas de sus habituales peores ideas: desde su confraternización con los nacionalistas de la peor especie hasta su pretensión de domesticar a los medios independientes, colonizar todas las instituciones del Estado o tomar por las bravas la Justicia; luego está su práctica política, basada en la mentira o la corrupción, y el ascenso a su dirección de lo peor de cada casa, sin otro mérito conocido que ser fieles a Sánchez o repetir como palmeros los eslóganes de su jefe. El último escándalo es el de los whatsapps, donde puede apreciarse lo que ya sabíamos de las prácticas de Sánchez. El PSOE lo atribuyó a los bulos y a la extrema derecha; sin embargo, al parecer ya tenían conocimiento de las amenazas desde hace meses: «O Correos readmite a quien Correos ha despedido, o hacemos caer el Gobierno de España». La sombra de Ábalos y sus corruptelas es alargada.
Según apuntan desde los círculos del PP, lo importante para ganar a Sánchez no es tanto los nombres que ocupen la cúpula directiva como las ideas que se defiendan. Yo les aconsejo no olvidar la estrategia, clave en política, la cual la desarrollan las personas que ocupen los puestos clave, que además no deberían ser demasiadas: mejor si se cuentan con los dedos de una mano… y mejor si tienen el colmillo afilado. Y si te enfrentas a Sánchez, más todavía, puesto que para él todo es marketing, publicidad y propaganda, o sea, la pelea por la consolidación del relato propio como único verosímil; y aunque los idealistas nos movamos por las ideas, estas, sin todo lo anterior, tienen recorrido limitado y pocas probabilidades de victoria. Así que será un sumatorio de todo y más les vale que no olviden los detalles.
Es Feijóo el nombre más relevante y el que más dudas provoca, y cuyo liderazgo debería fortalecer más pronto que tarde, si tal cosa es todavía posible. Su victoria del 23-J fue sin embargo un fracaso
Respecto a los nombres, se baraja la sustitución de Cuca Gamarra por Miguel Tellado en la secretaría general, lo cual obligaría a remodelar la portavocía en el Congreso de los Diputados. Suena más Ester Muñoz que Cayetana Álvarez de Toledo, lo cual ya es una declaración de intenciones. En todo caso, es Feijóo el nombre más relevante y el que más dudas provoca, y cuyo liderazgo debería fortalecer más pronto que tarde, si tal cosa es todavía posible. Su victoria del 23-J fue sin embargo un fracaso, dado que no fue suficiente para alcanzar la Moncloa. Si se repitieran los resultados, debería hacer las maletas. Es cierto que aún hay tiempo para las próximas elecciones generales, pero habida cuenta la minoría del PSOE y los escándalos que lo rodean, podrían ser casi cualquier día. Así que mejor que no se duerman en los laureles; o que despierten cuanto antes de su letargo.
Feijóo ha encargado la redacción de la ponencia ideológica a los barones Juanma Moreno y Alfonso Fernández Mañueco, a la eurodiputada Alma Ezcurra y a la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca. Intuyo que no habrá grandes sorpresas: ubicación en el centro derecha con tendencia a seguir ganando el centro sociológico que Sánchez ha abandonado y olvido quizás definitivo de asuntos peliagudos como el aborto o la eutanasia; ya está Vox para hacerlos suyos, y peleárselos les haría perder el centro, donde dicen se ganan las elecciones. De lo que no se olvidarán será del cambio climático, la política migratoria o las políticas de igualdad, cuestiones sobre las que deberán hilar muy fino para que no los acusen de abrazar unos la izquierda y otros la extrema derecha. Y es que el contrario también juega y, en política, el espacio que tú ocupas no lo ocupa tu adversario, y viceversa.
Feijóo reclama sus votos como forma directa de echar a Sánchez pero los votos, que hay que ganárselos, no son de los partidos sino de los ciudadanos
Su mayor obstáculo para alcanzar la Moncloa es Vox, su escisión por la derecha, la misma que podría con sus votos darles la Presidencia, contradicciones mundanas de la política. Si Vox no existiera, Feijóo sería Presidente, pero Vox sí existe… aunque sea gracias a Sánchez… y en su beneficio. Feijóo reclama sus votos como forma directa de echar a Sánchez pero los votos, que hay que ganárselos, no son de los partidos sino de los ciudadanos. Y estos exigen algo más que promesas: claridad ideológica, nombres, estrategia y liderazgo. De todo ello deberá ocuparse el PP en su próximo congreso si quiere alcanzar la Moncloa. Es, a día de hoy, el máximo favorito. Sin embargo, Sánchez también juega: y su permanencia en el poder es perfectamente factible, aunque sea una desgracia.