Juan Carlos Viloria-El Correo

  • El líder del PP tiene que encontrar la fórmula de atraer el voto más esencialista de la derecha que ahora vota a Vox

Si a Pedro Sánchez se le hunde electoralmente el espacio a su izquierda, ya se puede despedir de la Moncloa. Pero si a Núñez Feijóo le ocurre lo mismo, por su derecha, también se quedaría en la orilla. Sánchez cree haber encontrado la salvación en el proyecto de Yolanda Díaz, un bote salvavidas para el previsible naufragio de la izquierda radical-populista que, a falta de su promotor, Pablo Iglesias, ha quedado asociada a la imagen maltrecha de Irene Montero y la voluntariosa Ione Belarra. Al reclamo de: «por la unidad de la izquierda», el eslogan legendario de todos los grupúsculos que periódicamente brotan del laboratorio ideológico universitario o antisistema, el proyecto de Yolanda Díaz, podría frenar la disgregación de fuerzas que amenaza dinamitar la coalición que ha sostenido cuatro años a Sánchez en el poder.

Con su discurso simplón pero con un fondo de chavismo blando y su imagen punto ingenua, aparentemente apartada de siglas y partidismos, dará la batalla para que el Psoe de Sánchez conserve a su izquierda, o a su lado, una fuerza que roce los 30 o 40 escaños y que, sumada a los partidos nacionalistas, independentistas, republicanos y oportunistas varios, le garantice una nueva investidura. Yolanda hará la calle donde no puede ir Sánchez y le cubrirá el flanco popular mientras el presidente exprime el plasma mediático. Pero la fórmula Sumar de Yolanda Díaz, no resuelve la otra gran incógnita que atormenta al cuartel general electoral de Sánchez: ¿dónde irán los votos del socialismo anti-sanchista?. No es sencillo calcular a cuantos votantes representa ese centenar de socialistas de toda España que se reunieron la semana pasada convocados por el colectivo Fernando de los Ríos y que expresan públicamente su rechazo a los pactos con ERC o Bildu, e incluso la coalición con Unidas Podemos y que, a su juicio, han «pervertido» a un PSOE que ahora está «irreconocible».

Pueden ser unos miles o unos cientos de miles. Ahí están los Eligio Hernández, César Antonio de Molina, José Luis Corcuera. Sin contar con el «posguerrismo» de Alfonso Guerra que ahora utiliza su lengua afilada contra Sánchez en lugar de contra la derecha. Sánchez tiene a Yolanda, pero Feijóo se enfrenta en solitario a un electorado del centro derecha también sacudido por los bandazos de Vox. Se supone que a su izquierda Ciudadanos ha dejado huérfanos a sus votantes y, la mayoría, optarán por el voto útil popular. El equivalente en la derecha a «la unidad de la izquierda» es : unidos para echar a Sanchez. El problema es que Feijóo no tiene a su Yolanda para atraer el voto de la derecha más esencialista. Quizás Isabel Díaz Ayuso pueda jugar en el PP el rol de Yolanda en el PSOE. Su ruptura con Vox en Madrid, la última semana, encaja en esa estrategia de impedir que votantes de Abascal, frustrados, se vayan al partido de la abstención.