TEODORO LEÓN GROSS-ABC
- El PP debe votar ‘no’, pero no un ‘no es no’ cerril y dogmático, sino un ‘no’ con inteligencia y fuerza moral
El PP debe votar ‘no’ a los decretos, pero además debería ser capaz de elaborar un discurso que transmita la coherencia lógica de ese voto. Y eso pasa por no menospreciar las malas artes del peronismo sanchista. Los de Feijóo ya cometieron el error mayúsculo de distraer la atención sobre la ley de amnistía ofreciendo un mensaje improvisado e inmaduro sobre la ilegalización de los partidos que desafíen el orden constitucional. Con poca destreza, reaccionaron tarde y mal a la tosca melonada de la piñata-Sánchez apaleada en fin de año, facilitando que el debate girara sobre la insensibilidad democrática del PP ante un delito de odio que el victimismo socialista orquestó con la precisión de la batuta de Christian Thielemann. Moncloa domina la técnica del ‘wag the dog’ –en Pamplona lograron que no se hablase del indigno entreguismo a Bildu, sino del clasismo de la alcaldesa por decir que antes fregaría escaleras, con la evidente intención de aludir al oficio más humilde y peor pagado, no de despreciar a quienes lo realizan– y el PP naufraga una y otra vez en esa misma playa. El victimismo socialista siempre acaba poniendo el foco en el dedo, no en la luna. Y es fácil prever que de esta sesión pueda salir el PP vapuleado por haber votado contra la gente, contra abaratar la luz, el transporte público, la búsqueda de empleo o evitar desahucios injustos. Esa estrategia populista, sin temor a la caricatura deformada de sus portavoces más o menos patxis, está descontada. Pero al menos convendría no ponérselo demasiado fácil.
El PP debe votar ‘no’, pero no un ‘no es no’ cerril y dogmático, sino un ‘no’ con inteligencia y fuerza moral. Esto no va de darse el gustazo del no, sino de trasmitir el rigor de ese no necesario. Hay que desenmascarar al PSOE del abuso por decreto, como ningún otro Gobierno democrático antes, y además con el formato ómnibus para colar mucho ‘bullshit’ bajo la espuma de las buenas intenciones. El PP no debe ofrecer a los suyos el ‘no’ con los higadillos que quizá desean, sino el no cerebral que merecen. Para el puñetazo en la mesa ya está Vox, y es absurdo empeñarse en competir con ellos. Ese trincherismo, de hecho, es exactamente lo que conviene a Sánchez.
Horas antes, en Génova, Feijóo apuntaba en la dirección correcta al anunciar su disposición a salvar lo razonable de estos decretos una vez que decaigan con todo su aparato tramposo. Frente al poder del Muro, la fuerza de la razón. Claro que es muy probable que el PSOE acabe por comprar los votos de Junts, una vez más, con otro golpe del peronismo iliberal: un sistema bolivariano de premios y castigos a las empresas para forzar su localización en Cataluña. El PP es ahora necesario para desenmascarar ese nacionalpopulismo de una izquierda radicalizada unida a un carlismo reaccionario bajo la falsa retórica progresista… Y eso pasa por actuar con paciencia e ideas claras, no con la urgencia de las tripas recalentadas.