Eva Parera-El Español
  • Según la autora, las perspectivas para los catalanes no independentistas son poco halagüeñas: o un gobierno de Pedro Sánchez con los nacionalistas o uno de Feijóo también con los nacionalistas.
 
«Partido Popular i Junts recuperan la interlocución en un acercamiento sigiloso».

«ERC explora un acercamiento al PP ante la perspectiva de un cambio de escenario político».

«El PPC ficha a un exregidor de Junts que juró su cargo por el mandato del 1 de octubre».

«PP y PNV preparan una reunión al más alto nivel para retomar su relación».

Todos estos titulares han sido publicados por diferentes medios en los dos últimos meses.

La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP supuso un revulsivo que llevó a su partido a crecer en las encuestas de forma muy evidente. El efecto Feijóo, le llamaron propios y extraños.

Hombre de mayorías absolutas en Galicia, Feijóo parecía llegar para romper con la inmadurez política que transmitía Pablo Casado y con los bandazos políticos que daba el PP al no ser capaz de definir claramente cuál sería su línea política con relación a Vox.

Muchos ciudadanos y opinadores veían en él a un líder de la oposición firme, con una línea muy definida de lo que iba a ser el PP, sin los cambios de discurso a los que nos tenía acostumbrados su antecesor en función del auditorio que tuviese enfrente. Alguien que venía para ser una clara alternativa al gobierno Frankenstein de Pedro Sánchez.

Pero nada más lejos de la realidad.

[Opinión: Los espasmos del procés en el Callejón del Gato]

Fiar las políticas a un efecto tiene un peligro evidente: su inevitable fecha de caducidad. Todo efecto es como un géiser. Sube muy rápidamente y con mucha fuerza, pero llegado a su tope vuelve a bajar. Y esto es lo que le está pasando al PP.

El efecto Feijóo ha llegado a su cénit. Las encuestas muestran que sus mayorías absolutas se han quedado en Galicia y que no se van a extrapolar al conjunto de España. Muestran también que una alternativa a Pedro Sánchez pasa, inevitablemente, por un entendimiento con Vox.

Así que Feijóo (un nacionalista, a mi entender) ha decidido emprender una nueva estrategia: empezar a configurar su propio gobierno Frankenstein. Si los partidos nacionalistas le dieron a Pedro Sánchez la presidencia del Gobierno, ¿por qué no iban a dársela a él?

«La Cataluña real no es la que tenemos hoy representada en el Congreso ni en el Govern de la Generalitat»

Pero esa estrategia tiene un efecto demoledor para Cataluña. A poco más de un año de las próximas elecciones generales, el PP de Feijóo ya está dejando muy claro a millones de catalanes que piensa mercadear con su voto, que volverá a dejarles como españoles de segunda y que para él (al igual que para Pedro Sánchez) sólo existe una Cataluña nacionalista. Nuestros votos vendidos incluso antes de haberlos depositado en la urna.

Las perspectivas para los catalanes no independentistas son poco halagüeñas. O un gobierno de Pedro Sánchez sustentado por los partidos nacionalistas o un gobierno de Feijóo también sustentado por los nacionalistas.

[El independentismo diseñó una «oficina de control de la información» para boicotear la marca España]

Por eso se hace tan importante tener una opción política en Cataluña como Valents y que no sea franquicia de ningún partido nacional. Que los votos que se le entreguen no acaben siendo moneda de cambio para intereses ajenos y que permita a los catalanes que su voz en el Congreso de los Diputados no quede anulada por formaciones que en absoluto le representan.

La Cataluña real no es la que tenemos hoy representada en el Congreso ni en el Govern de la Generalitat. El Gobierno debería entender que indultar a los políticos que quisieron acabar con la Constitución, el Estatut y los pilares de la democracia constitucional es un grave error y una traición imperdonable que incita a que lo vuelvan a intentar.

El líder del principal partido de la oposición debería entender, por su parte, que indultar al nacionalismo y a las formaciones que llevaron a cabo el golpe de Estado, estableciendo interlocución de igual a igual con ellas y legitimándolas como opción política, únicamente por su ambición de ocupar la Moncloa, es un error incluso mayor.

*** Eva Parera es la presidenta de Valents y candidata a la alcaldía de Barcelona.