Miquel Giménez-Vozpópuli
  • El líder del PP se ha entrevistado con Soros. Perdón, con Sánchez

Como muchos saben, la Visita Ad Limina es aquella que los obispos realizan a Roma, tanto para visitar las tumbas de San Pedro y San Pablo, como para rendir cuentas a Su Santidad. Dicho peregrinaje se suele producir cada cinco años y debe realizarlo el propio obispo, aunque pueda delegar en cargos menores como el auxiliar o incluso un párroco si la Santa Sede da el placet. Ahora que Feijóo es el patriarca popular, Sánchez ha decidido recibirlo para escuchar por boca del interesado qué cosas tenía que decir, singularmente acerca de las crisis heréticas que en los últimos tiempos han desgarrado al principal partido de la oposición, como gustan de calificar a los populares los medios sanchistas.

Sánchez, Sumo Pontífice de la política española, no estaba dispuesto a tener frente a él un PP dividido en manos de un bisoño como Casado. Ya no digamos en manos de Ayuso. Y como estamos asistiendo a un cambio de ciclo en el que Sánchez desea dejar la silla de San Pedro, nunca mejor dicho, en olor de santidad, ha decidido ir soltando lastre y abandonar a una suerte incierta a comunistas, proetarras, golpistas lazis y demás ralea que le han ayudado hasta ahora a permanecer en el poder. Los poderes económicos – y otros – exigen un cambio de tercio sin que se note demasiado. La invasión de Ucrania ha sido óptima para ello. Si el gobierno estaba dividido entre podemitas y sociatas, unos jurando por York y los otros por Lancaster, era evidente que los dos principales partidos españoles tenían, al menos, que verse, hablarse e incluso llegar a algún que otro acuerdo.

Casado lo intentó en su momento pactando cosas menores, pero lo sustancial, el Consejo General del Poder Judicial, la madre de todas las batallas, estaba envuelta en el celofán del conchabeo, sin que nadie se hubiera atrevido a meterle mano. Sánchez y Feijóo han acordado ponerse en harina. El primero ha dado fechas: antes del 12 de junio deberían renovarse el CGPJ y el Constitucional y activar la tramitación del voto rogado antes del 12 de abril. Su Pedridad, además le ha plantado al político gallego una serie de puntos: renovación del Tribunal de Seguridad, reformar el art. 49 de la Constitución, volver al pacto anti transfuguismo, acuerdos con respecto al plan de respuesta a la guerra, la transición energética, los fondos europeos, la ley de seguridad nacional, la estrategia de ciberseguridad, la política exterior y blindar el pacto de estado contra la violencia de género.

Bajada de impuestos y fondos europeos

¿Qué le ha ofrecido Feijóo al Sumo Sacerdote? Poco, al parecer: bajada de impuestos, racionalizar el gasto burocrático, rediseñar los fondos europeos, acometer reformas estructurales, en fin, cosas lógicas. Reducir el gasto en chochocharlas y demás martingalas, cuidar que el dinerito de Europa vaya donde debe ir y levantar el pie del estado del cuello del españolito de a pie. A Pedro todo eso le importa un pimiento, porque lo que huele a realidad le parece poco menos que franquista.

Así que la visita Ad Limina de Feijóo, si bien no podemos decir que lo haya laminado, si le ha chafado sus intento de pactar algo que no sea la rendición con armas y bagajes del centro derecha. Todavía no se ha dado cuenta – a lo peor, sí – que el problema nunca han sido las malas compañías del gobierno, sino su presidente, fiel intérprete de Soros y de todo lo que nos lleva irremediablemente hacia una dictadura disfrazada de ideología de arcos iris, colorines y miseria, mucha miseria. Me temo que el PP se dirija, firme y ciego, hacia la Costa Da Morte, allí dónde naufraga incluso el marino más bregado. Ojalá no.

Que tengan ustedes una buena Semana Santa. Nos leemos al regreso.