- Instauráis leyes sectarias de censura sobre hechos de hace ochenta años, pero sois socios entusiastas del partido de una banda terrorista que mataba hace solo 14
En 1958 surge ETA, significativamente una escisión radical del PNV, que aspira a alcanzar la independencia vasca mediante la violencia terrorista. En 1968 matan a tiros en un cruce a un guardia de tráfico gallego, de solo 25 años. Las matanzas continuarán hasta 2010.
En total, 854 asesinatos. Por toda España. Entre las víctimas hay agentes de seguridad y militares, políticos del PSOE y el PP, empresarios, fiscales y jueces, profesionales de todo tipo… y también algunos niños, ancianos, mujeres embarazadas. La repulsiva y aterradora ola de sangre y fuego deja 3.000 heridos, muchos con secuelas de por vida, 84 secuestros e incontables depresiones crónicas. El acoso separatista, que incluye una extorsión mafiosa llamada «impuesto revolucionario», provoca un exilio de casi 200.000 vascos, forzados a dejar su tierra so pena de bala en la nuca o bomba bajo el coche. Además, se pervierten las libertades políticas, porque la violencia crea una diferencia sustancial en la sociedad vasca: a los candidatos nacionalistas no los asesinan, lo que les facilita una evidente ventaja a la hora de hacer campaña.
En realidad, lo que hubo fue una guerra no declarada entre una guerrilla separatista vasca y España. Unos aplicaban el terrorismo para intentar crear un quimérico Estado independiente y los otros luchaban por mantener la integridad de la nación secular y sus libertades. A primera vista, en el comienzo de este siglo ganamos esa larguísima y dura contienda, gracias a nuestras fuerzas de seguridad y a la visionaria idea de Aznar de cercenar las estructuras monetarias y políticas que oxigenaban a ETA.
Pero hoy ya no parece tan claro que hayamos ganado. El partido de los asesinos es socio del Gobierno de España, coalición de socialistas y comunistas. Los asesinos están saliendo en tropel a la calle, por un acuerdo entre tinieblas entre el PSOE y el partido de ETA. Como guinda, se está fraguando claramente el inicio de un «procés» a la vasca, lanzado por Bildu y el PNV ante la evidente felonía y debilidad de Sánchez.
El caso ETA supone el gran examen moral de la sociedad española. Es la prueba del algodón que define si somos un pueblo digno, que sabe respetar a sus muertos y hacer pagar a los que los asesinaron por puro fanatismo nacionalista; o si por el contrario somos un país de cantamañanas, sin dignidad y con memoria de pez, que permite que los que primero nos mataban ahora de propina nos chuleen desde la moqueta.
Me temo que estamos cayendo en una inesperada derrota, por obra de un clarísimo culpable: el Partido Socialista Obrero Español, que ha cometido una traición imperdonable a España y a la memoria los asesinados.
No estamos ante crímenes remotos. En el año 2000, ETA todavía mató a 23 españoles. Bolaños no era ningún parvulito, tenía entonces 25 años, y Sánchez, 28. En 2008, ETA mata a tiros frente a sus hijas a Isaías Carrasco, afiliado del PSOE y de UGT, de 41 años, que se subía a su coche para acudir al peaje de una autopista donde trabajaba. Cuando sucede aquel atentado, que partió el corazón a los socialistas y a toda España, Bolaños tenía ya 33 años y Sánchez peinaba 36.
Y aquí surgen las preguntas. Félix, Pedro, ¿de qué infame pasta moral estáis compuestos? ¿Por qué para unos hechos de hace ochenta años imponéis unas leyes de memoria maniqueas, que incluso incluyen la censura, y para unos asesinatos de anteayer practicáis la más repulsiva amnesia?
Pachi López, que dentro de tus limitaciones vas de vasco cabal y majetón, ¿cómo puedes en una misma vida llorar desolado portando el féretro de un compañero socialista asesinado por ETA y de ahí pasar a defender el pacto político con el partido que le da continuidad?
Félix, Pedro, ¿con que rostro de acero inoxidable y con que alma de hielo ignoráis el dolor de las víctimas, incluidos los allegados de los socialistas asesinados? ¿De qué extraño abismo habéis salido? ¿Qué educación moral habéis recibido para estar dispuestos a traicionar a vuestros muertos solo para que el partido de ETA os ayude a estar unos mesecitos más en la Moncloa?
¿Qué tal dormís? A pierna suelta, seguro, porque vuestra única brújula es la amoralidad táctica. Carecéis de principios, e incluso de sentimientos, para poder compadeceros del dolor que siguen sufriendo cada día los deudos de los asesinados.
Pedro y Félix, os consideráis el no va más. Altivos divos del «progresismo». Se os llena la boca con el sobado latiguillo de que estáis en «el lado correcto de la historia». Pero representáis un lacerante fracaso moral, que algún día se estudiará como un asombroso episodio de la historia de España, en la que la vieja nación quedó al albur de unos sofistas arrogantes y adictos a la mentira, que condenaban con desprecio ceñudo a partidos defensores de la unidad de España mientras se encamaban con el separatismo. Por puro oportunismo, habéis llegado al extremo de ir de ganchete con quienes recurrían al asesinato arbitrario, cobarde y salvaje de todos los que cometieron la osadía de sentirse españoles y libres (incluidos varios héroes del PSOE, sobre cuya memoria ahora escupís).
No lo voy a hacer, por respeto a los lectores y a mí mismo, pero en realidad me encantaría acabar este artículo diciendo que sois una montaña de… Porque eso exactamente es lo que piensan millones de españoles, personas que todavía conservan su corazón y su conciencia en su sitio y sienten un disgusto tremendo al veros pactar la reforma de la Ley de Seguridad ni más ni menos que con un partido fundado por asesinos. Qué vergüenza. Qué asco.