ENTREVISTA
- El filósofo, que acudirá a la manifestación del 8 de octubre contra la amnistía en Barcelona, defiende que Vox es «mil veces más aceptable que Bildu» y denuncia que «de la izquierda está saliendo toda la mugre y todos los atentados contra la democracia»
Entrar en casa de Fernando Savater es como acceder al Nautilus del Capitán Nemo. La vivienda del filósofo es un arca de Noé de seres mágicos y actores de cine clásico. Al traspasar la puerta de la vivienda, uno se encuentra con la figura de un mayordomo esquelético. Atrás han quedado los años en los que Savater iba acompañado de escoltas a todas partes. Ahora se encargan de este cometido King Kong, Frankenstein, Batman y otros seres fantásticos.
Fernando Savater atiende a Vozpópuli el día que la Academia Sueca otorga el Nobel de Literatura, mientras apura el plazo para enviar a la editorial el último libro que ha escrito. «Yo ya hace tiempo que tomé la decisión de que no iría a ver películas que hayan recibido el Oscar, no iría a comer a restaurantes que tengan estrellas Michelin y no leería a premios Nobel«, afirma en tono jocoso.
El filósofo -que hubiera preferido que se lo dieran a Stephen King- está cansado del postureo intelectual. «La gente tiene tan mala opinión de sí misma que creen que si algo les divierte debe ser una mierda». Savater estará presente en la manifestación del 8 de octubre, y considera que un Gobierno de PP y Vox sería «muy preferible» a uno «Frankenstein 2.0 con Puigdemont en la ecuación».
«Más que la inteligencia artificial me preocupa la estupidez natural, que creo que es una amenaza mucho más seria», afirma sobre esta suerte de distopía en la que nos encontramos. Los filósofos han sido históricos especialistas en dar la lata, y Savater no es una excepción. Se expresa sin ambages sobre la perversión del sanchismo-socialismo, y apunta con dedo acusador a aquella vieja guardia socialista (Felipe González y compañía) que tan crítica se muestra con Pedro Sánchez pero que le sigue votando.
Cree que se han pervertido tanto las instituciones públicas estos últimos años que ya «solo se salva el Rey y la Guardia Civil», y que Vox siempre será «mil veces más aceptable que Bildu», el brazo político de ETA.
Pregunta: ¿Qué le parece que Pedro Sánchez vaya a hablar con todas las fuerzas políticas, incluido Bildu, y no con Vox?
Respuesta: Forma parte de esta farsa que se vive en España desde hace tiempo y a la cual no es ajeno el PP. Hay una mitificación de la izquierda, que es de donde está saliendo toda la mugre y todos los atentados contra la democracia, mientras que la atención la centra siempre un partido que perfectamente constitucional como Vox. El colmo es que se haya hecho creer a la ciudadanía que la amnistía y la autodeterminación pueden entrar en la Constitución, pero en cambio no puede estar la extrema derecha o lo que ellos llaman la extrema derecha. El PP con sus ambigüedades colabora con este planteamiento, después de haber perdido las elecciones precisamente por su ambigüedad. Y sin embargo, siguen jugando al despiste.
P: Esa ambigüedad del PP es palpable en las declaraciones de Feijóo esta semana con Carlos Alsina…
R: Es que no se cansan de equivocarse. El error no fatiga. Aunque lo primero es quitarnos a Sánchez de encima, también es un triste futuro ver que alguien que se equivoca tanto va a ser el único recambio de alguien que no se equivoca nunca porque siempre trabaja en su interés propio y no en el de los demás.
P: ¿Te convierte en facha considerar más legítimo a Vox que a Bildu?
R: Hasta ofende tener que explicarlo. O sea, que el brazo político de un grupo terrorista transformado por interés, pero sin haber renunciado ni a sus crímenes ni a sus ideas, sea considerado como un socio de gobierno, y en cambio haya que excluir a un partido de extrema derecha que dice algunas cosas que no me gustan, pero otras que me gustan muchísimo más que las que dice Bildu. Hay mil cosas más aceptables en Vox que en Bildu.
P: ¿Ha visto el documental de Jordi Évole sobre Josu Ternera?
R: Ni lo he visto ni pienso verlo porque conozco a Josu Ternera. Como donostiarra y como víctima del terrorismo tengo derecho a criticar que el festival de mi ciudad se abra con una mierda como esa después de haber rechazado buenos documentales sobre el tema del terrorismo como los que hizo Iñaki Arteta. Ese es el problema. Que haga Évole lo que quiera. Yo no le he visto en mi vida, ni pienso verlo, y ya está. Pero tampoco quiero que deje de ganarse la vida, que se la gane como quiera, haciendo sus cochinadas. Lo que no puede ser es que un festival de cine serio dé a eso importancia, como si Ternera nos pudiera decir algo más que lo que ha hecho. Si ha hecho todo lo que tenía que hacer. Por sus obras lo conoceréis…
P: Hace poco hemos sido testigos de cómo la presidenta del Congreso se saltaba el reglamento y permitía utilizar las lenguas cooficiales en el pleno antes de que la medida fuera aprobada. En cambio, a cualquier ciudadano se le impide cometer la más mínima infracción. ¿Están nuestras instituciones públicas más pervertidas que nunca en nuestra historia de la democracia?
R: El problema es que además la gente no se ha enterado de eso. Aparte de la estupidez que es el hecho de disolver una lengua común para convertirlo en un puzle de gente que se entiende entre sí, pero tiene que fingir que no se entiende. Además de eso asistimos a tal desprecio a las normas y a las pautas de la democracia, que se sustenta en el respeto a unas formas sin la cual se convierte en una bandada de cernícalos en la que cada cual profiere sus gritos rituales. Yo, por supuesto, soy de los que piensan que la culpa no la tiene Sánchez, ni la tiene Feijóo, ni Abascal. La culpa la tienen los ciudadanos de este país. Uno puede cambiar de gobierno, pero no puede cambiar de conciudadano. Eso es lo tremendo.
Hay una mitificación de la izquierda, que es de donde está saliendo toda la mugre y todos los atentados contra la democracia
Pregunta: ¿Y considera que ahora las instituciones públicas están más pervertidas que nunca?
Respuesta: Sí, y entre ellas incluyo a los medios de comunicación, que también son instituciones públicas. Es infumable que intenten amparar cosas como la amnistía… También se está intentando que el Tribunal Constitucional la defienda. O sea, aquellas cosas en las que uno podría confiar ya están cooptando para apoyar estas medidas destructoras para la democracia del país. Nos queda el Rey y, no sé, la Guardia Civil. No sé qué otra cosa queda de este país en la que pueda uno confiar.
P: Volviendo al tema de las lenguas cooficiales. ¿No cree que detrás de este festival de las identidades se esconde narcisismo puro y duro?
R: Hay narcisismo, pero sobre todo el odio a una identidad común. La explicación de todo esto es que hay que acabar con los elementos comunes. Y claro, el español es uno de los elementos más importantes. En el fondo no lo hacen por ningún aprecio especial a las lenguas, ni por el derecho de defensa cultural, que además no existe, porque las lenguas se utilizan donde tienen que utilizarse. El objetivo es ir al único lugar donde hay que tener una lengua común para destruirla y que así no tengamos ni eso. Me apena que gente que uno ha conocido en una época de frágil decencia, pero decencia al fin y al cabo, se hayan convertido en verdaderos puercos asesinos dispuestos a defender cualquier cosa con tal de no perder la manutención de izquierdas.
P: ¿En qué momento el socialismo tornó en servilismo de separatistas?
R: El socialismo es ya una ideología perversa. Antes pasaba con el comunismo. La gente no quería ser cómplice de lo que estaba ocurriendo en la Unión Soviética, en Cuba o China, y decían; “yo soy comunista, pero no estalinista”; “lo malo no es el comunismo, es el estalinismo”. Y finalmente las personas decentes se dieron cuenta de que lo malo era el comunismo, que el estalinismo era otra deriva más del comunismo. Y hoy con el sanchismo pasa igual. Te dicen que son socialistas, no sanchistas. Pero claro, luego pasa como cuando los veteranos del PSOE dicen que están en contra de Sánchez, pero votan al socialista. Esos son los que tienen la culpa. Lo mismo que lo malo no era el estalinismo, sino el comunismo, hoy lo malo no es el sanchismo, sino el socialismo.
P: ¿Qué implicaría conceder la amnistía a los condenados (y a los aún no juzgados) por el 1-O?
R: Abre la puerta a otras concesiones. Mientras que el perdón de un delito perdona al acusado, pero mantiene el delito, la amnistía lo disuelve. O sea que los jueces que han decretado que eso es un delito, los policías que lucharon para defender una legalidad frente a los que querían violarla, el Rey que dio un discurso magnífico, etc. Todos esos han quedado condenados. O sea, se amnistía a los culpables, pero se condena a todos los demás, a los que los tomaron por delincuentes.
Los culpables de lo que ocurre son los viejos socialistas que critican a Sánchez y luego le votan
Pregunta: ¿Por qué considera que es importante asistir a la movilización del 8 de octubre contra la amnistía y la autodeterminación?
Respuesta: El 23 de julio tuvimos una oportunidad maravillosa para librarnos de esta pesadilla socialista, y sin embargo, se desperdició. Los que consideramos que se ha perdido una gran ocasión, tenemos que salir a la calle pacíficamente y protestar y mostrar nuestro descontento por otros cuatro años de sanchismo. Los cuatro años de sanchismo, si desgraciadamente nos caen encima, no van a ser cuatro años de aquiescencia, por lo menos para muchos de nosotros estamos dispuestos a que no lo sean.
P: ¿Y qué cree que pasó el 23-J? ¿Por qué ha sido capaz de retener Sánchez el poder?
R: Porque caló esa estupidez de que va a venir la extrema derecha. Vamos a ver, Vox es parte de las opciones admitidas, que a usted no le gusta, a mí tampoco, pero ahí están. Y en cambio, lo de Sánchez, que es la perversión de una de las ofertas políticas más potentes del país no le asusta a la gente. A la gente no le asustaban más años de Sánchez, más años de Irene Montero, más años de falsificación de leyes absurdas. Eso parecía una cosa menor frente al horrible peligro de que un partido que es minoritario y no va en ningún caso a gobernar mañana, pero se vendía el peligro enorme de que se cancelase todo lo bueno, las libertades, etc., y nos convirtiéramos en esclavos de Santiago Abascal.
P: Decía Albert Camus que el fin no justifica los medios, que son los medios los que justifican el fin. Parece que hoy el único fin se llama Pedro Sánchez, y que cualquier cosa vale para cumplir sus objetivos.
R: Solo falta que lo diga él. Él habla en plural de sí mismo, como Julio César. Sánchez habla en plural de la Constitución, de España, pero en realidad está hablando de él. Son diversos disfraces que adopta él para venderse.
P: ¿Qué es preferible? ¿Un gobierno PP y Vox o un Frankenstein 2.0 con Puigdemont en la ecuación?
R: Es infinitamente preferible. El gobierno PP y Vox será un gobierno que tendrá sus defectos, sus fallos, etc., pero será un gobierno normal, democrático. Lo que hemos tenido estos últimos años, y lo que se vislumbra que vamos a tener, es algo perfectamente anormal. Es decir, un gobierno apoyado en los que quieren destruir la democracia y España. El que más claramente lo dijo en su día fue Otegui. Porque claro, en este país hay que escuchar a los malos porque son los que pueden decir lo que piensan sin miedo, mientras que los demás tienen que travestirlo en una serie de juegos dialécticos.
Pregunta: ¿Apoya a Tercera España porque cree que Ciudadanos no tiene futuro?
Respuesta: Te digo desde ya que no tengo nada que ver con ese proyecto. Me pasaron el manifiesto, que lo había escrito mi amigo Gabriel Tortella y me pareció bien. Luego ya en todo lo demás no. Entre otras cosas porque he oído unas declaraciones de que “nosotros vamos a ser la nueva izquierda”. Yo no soy de izquierdas, de modo que yo ya en principio no me siento motivado por ninguna izquierda buena ni regular. Igual que en Argentina todos los partidos tienen que ser peronistas de una manera o de otra, aquí hay que ser de izquierda, izquierda mala, buena, mejor, peor, etc. Bueno, pues yo no soy de izquierda, ni peronista.
P: La filosofía está cada vez más apartada, mientras que la educación emocional está en auge. Usted dijo que tendremos niños contentos, pero idiotas.
R: Aunque fuera un exabrupto, bastantes están diciendo lo mismo. Se está convirtiendo la educación en una especie de hipnosis, de que para educar lo que hace falta es hipnotizar, decirles que vivimos en un mundo maravilloso… cuando en realidad lo que están viviendo, y sobre todo lo que les espera vivir, no es maravilloso.
P: Y si me permite, además, ni siquiera sé si van a estar contentos…
R: No, por eso yo decía lo de idiota. Mientras estás idiotizado, borracho, pues por un rato estás contento, pero luego se te pasa la borrachera y vuelves a ver el mundo como es.
P: ¿Cree que el Gobierno de Sánchez habría condenado a muerte a Sócrates? Es lo que decían los profesores cuando decidió eliminar la filosofía del temario de Secundaria.
R: Vamos, no quiero ni siquiera contaminar el recuerdo de Sócrates con gente como esta. O sea, solamente con poner a Sánchez cerca de Sócrates ya se le está condenando a muerte.
Pregunta: Me dijo en una ocasión que no entraría en ningún Gobierno porque sigue intentando gobernarse a sí mismo. Esa tarea que le ha llevado 76 años…
Respuesta: Exactamente, y con grandes fracasos. Es un poco lo que cuento en el libro que estoy escribiendo. Aunque a mí me preocupa mi país, creo que somos individuos gracias a que vivimos en una sociedad. O sea, la sociedad no es lo contrario del individualismo, sino lo que produce individuos. Y por lo tanto, como soy muy individualista, me preocupo de una sociedad que me hace individuo. Pero lo lógico es preocuparse más de uno mismo y de su alma, que de lo que toca compartir.
P: En una entrevista me dijo, tras la desgraciada muerte de Sara, su mujer, que ya no vivía, que sobrevivía. ¿Se puede decir que Fernando Savater ha resucitado?
R: Es verdad que el manto de la tristeza cayó y ya no se ha vuelto a levantar. O sea, yo ya no he vuelto a ser el de antes. Vamos, te diría que no tengo ninguna urgencia tampoco por volver a ser el de antes. Lo que pasa es que ahora puedo ser otro más soportable. Y bueno, he tenido la suerte de encontrar ayuda para ser otro más soportable, aunque no recuperando aquella felicidad o alegría que tuve.