Irene González-Vozpópuli
El régimen cleptocrático que configura hoy el aparato constitucional es la forma de delincuencia preferida para los socialistas
La relación del PSOE con la corrupción no es sólo una costumbre, sino un fin existencial, un propósito de vida, su razón de ser. Llegar al Gobierno es el negocio para expoliar y España en todas sus formas económica y política. Van a por todo, desde el botín que es el presupuesto público nutrido con los impuestos que no dejan de subirnos, hasta vender la soberanía nacional que no les pertenece a terceros enemigos de España, como Marruecos, secesionistas catalanes y proetarras vascos.
El régimen cleptocrático que configura hoy el aparato constitucional es la forma de delincuencia preferida para los socialistas pues les permite ir en Falcon y coche oficial a la luz del día, delante de los ojos de los parias expoliados que son los españoles mientras gozan de posición e impunidad.
Si la era felipista no fue otra cosa más que corrupción llena de soberbia, la era Sánchez es un revival igual de cutre, que utilizó la pandemia para que con la misma sutileza que la de un portero de club de carretera se dispusiese del erario público y la ley, al capricho e interés del «número 1». No queda delito que no hayan cometido de forma impune hasta ahora. El caso Sánchez, que es el PSOE, tiene de momento dos vertientes, una que afecta a medio gobierno y otra que afecta a toda su familia. Víctor Aldama parece que era el coordinador de la corrupción, una especie de ministro en la sombra, quien podría empezar a confesar a la policía en breve.
Son demasiados los frentes de investigación policial que rodean a Pedro Sánchez para que los ciudadanos estén al tanto de cada uno de ellos. El rescate de Air Europa con Nadia Calviño, ahora Presidenta del Banco Europeo de inversiones, y la mujer del Presidente por medio. Másters-chiringuito de captación de fondos. Un hermano en Portugal con un papel más importante del que se ha vislumbrado hasta ahora. Maletas con oro y dinero provenientes del narcoestado de Venezuela, a las manos del que ejercía el papel político de perro leal guardián de Sánchez, Ábalos, y del «perro» de éste, Koldo. Una estudiante de nombre Jesi a la que Ábalos puso un piso en Plaza España, sueldo diario y cargo en una empresa pública. Un secuestro domiciliario durante la pandemia que fue el más largo de toda Europa para que la banda hiciese más negocio con mascarillas y PCRs que no llegaban o si lo hacían eran inservibles en Baleares y Canarias. Francine Armengol acabó protegida en el cargo de tercera autoridad del Estado. El masón Ángel Víctor Torres, Presidente de Canarias, fue nombrado Ministro de memoria, cuyo principal papel es expulsar a los monjes benedictinos de la Abadía del Valle de los Caídos e incluir en el curriculum escolar la masonería.
Hay tres razones para que la banda del PSOE haya actuado con tanta impunidad. La primera opción es que Sánchez creyese que al estar involucrado medio gobierno, algún ministro serviría de cabeza de turco, pero sería imposible que cayese él y su gobierno por la hoja de ruta negociada con los secesionistas y Bildu.
La segunda opción es que los medios de comunicación en nómina se encargasen de que la gravedad de la situación se neutralizase saliendo de ésta ileso, como de las anteriores. Desde los medios del régimen la consigna es acabar con los escándalos del PSOE desde arrojándolos en el cortafuegos del cadáver político de Ábalos, que también podría acabar hablando. Se ha conocido a través de El Confidencial que uno de los antiguos dueños de Banca Privada de Andorra pagó al menos 300.000 euros a una periodista y un empresario en la operación de propaganda del PSOE del «fango y la ultraderecha» contra jueces, fiscales y periodistas. Resulta revelador sobre la verdad y los incentivos detrás del manifiesto de todo el aparato mediático progresista, que firmaron hace meses con Silvia Intxaurrondo a la cabeza, que cobra medio millón de euros de TVE a través de una sociedad que declara pérdidas. Un manifiesto contra la «máquina de fango» que acusaba de golpistas a quienes investigaban la posible corrupción de Begoña Gómez. «Un ataque de la ultraderecha mediática y judicial contra la esposa del presidente del Gobierno para subvertir la voluntad en las urnas». Los firmantes son miembros inmorales de la banda de ladrones que saquea a los empobrecidos españoles.
La tercera opción hipotética es que Sánchez cuente con un retiro dorado facilitado por el narco régimen venezolano pasando a los negocios de Zapatero. Lo peor es que la sucesión, que no alternativa de Gobierno del Partido Popular, ha decidido no hacer nada y avanzar en negociaciones con PNV y Junts para gestionar la crisis económica que ya está aquí. Como si lo único inmutable en España fuese hacer una política antinacional. España necesita salir de este bucle de corrupción bipartidista que facilita el festín de las hienas a costa de destruir la nación, la verdad y la prosperidad de los españoles.