La CUP, el partido que ya ha comprometido su apoyo para que Carles Puigdemont supere la cuestión de confianza en el Parlament, encabezó la marcha que, bajo la exigencia de «desobediencia» a las instituciones españolas, reunió en Barcelona a varios miles de personas.
Los manifestantes –5.000 según los organizadores y 2.300 según Guardia Urbana– marcharon por el centro de la ciudad convocados por la CUP y varias organizaciones afines, como Arran, Endavant, el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes, Candidatura Obrera Sindical y Alerta Solidaria.
Como mostró Endavant en las redes sociales, una decena de encapuchados se encaramaron a unos contenedores durante un momento de la manifestación y quemaron banderas de España y Francia –los países que según ellos oprimen a los Països Catalans– y de la UE, una institución que rechazan.
Además, pintaron un grafiti con la frase Nuestra independencia es rebelde y desobediente e impidieron a los medios presentes grabar imágenes y tomar fotografías.
Cuando ya concluía el acto final en el Born, se encendieron diversas antorchas entre el público que sirvieron para que varias decenas de manifestantes quemaran folletos que se habían repartido previamente, en los que aparecía una imagen del Rey en una cara y de la primera página de la Constitución en el dorso.
Hasta este año, era habitual que al final de la marcha antisistema unos encapuchados quemaran la foto del Rey y de la bandera española, pero ayer fue la primera vez que lo llevaron a cabo los propios manifestantes de forma conjunta, informa Efe.
La marcha había arrancado cerca de las 19.00 horas desde plaza Urquinaona de Barcelona, una vez ya finalizada la masiva concentración de la Diada organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.
Los manifestantes pasaron junto al Arco de Triunfo –donde aún permanecían miles de personas de la anterior manifestación–, flanquearon el parque de la Ciutadella y se dirigieron hacia el barrio del Born, donde concluyeron el recorrido junto al Born Centre Cultural, símbolo del independentismo y donde se exhiben restos arqueológicos de la Guerra de Sucesión de 1714.
En la cabecera de la marcha, portando la pancarta con el lema En los Països Catalans desobedecemos por la independencia, estuvieron miembros de la CUP como Anna Gabriel, Mireia Vehí y Gabriela Serra, así como las concejales en Barcelona Maria Rovira y María José Lecha, mientras que el concejal Josep Garganté conducía un vehículo con altavoces.
«Si el rey quiere corona, corona le daremos, que venga a Barcelona y el cuello le cortaremos»; «Viva la lucha feminista», «Ni Francia, ni España, Països Catalans»; «Anticapitalismo» o «Ningún tribunal nos cortará las alas» fueron algunas de las proclamas de los manifestantes.
Ya en el escenario en el Born, Anna Gabriel cargó contra la «Cataluña de la burguesía que explota», y denunció: «Desde el Estado nos han destrozado la sanidad, pero también desde la Generalitat». Por su parte, su compañera de partido Laia Estrada exigió al Gobierno de la Generalitat que «antes del próximo verano, se lleve a cabo un gesto definitivo e inequívoco de ruptura con el Estado».