Pedro Tenorio, LA RAZÓN, 23/5/12
A l parecer, las plataformas que propugnan selecciones «nacionales» para Cataluña y el País Vasco han hecho un llamamiento a las aficiones del Barcelona y del Athletic de Bilbao para que la final de la Copa del Rey en Madrid se convierta en un día de afirmación «nacional», concretamente, pitando mientras suene el himno. Diputados de Amaiur, CiU, ERC, ICV y BNG se han manifestado a favor de la iniciativa. Cuando se escriben estas líneas, el PP y el PSOE han guardado silencio al respecto. En los medios de comunicación hay variedad de criterios. Se ha sugerido la conveniencia de que no asista el Príncipe. Se ha recordado que Sarkozy, ante un hecho similar, amenazó con suspender cualquier partido futuro en que se produjera algo parecido.
Ciertamente, no se puede minimizar la importancia de los símbolos. Nuestros constituyentes no lo hicieron, o al menos así se desprende de la Constitución. En efecto, no es ya que esta última diga que el Rey es símbolo de la unidad del Estado, es que para cambiar el Título de la Constitución relativo a la Corona se exigen los mismos requisitos que para cambiar la Constitución o para reformar los derechos fundamentales y libertades públicas. En definitiva, más que un procedimiento de reforma, lo que se establece es una previsión para impedir la reforma.
Y si de la Constitución pasáramos al Derecho Penal, encontramos que el artículo 543 del Código Penal dice que «las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses». Pero parece inadecuado acudir a las normas penales: la Audiencia Nacional, en auto de 21 de julio de 2009, archivó una querella contra un grupo de independentistas que alentaban los silbidos al himno y al Rey por considerar sus conductas amparadas por la libertad de expresión.
Probablemente no convenga magnificar la cuestión. Quedará a la prudencia de los órganos constitucionales afectados por esta posible protesta social la respuesta a adoptar. Las raíces de nuestra nación son muy profundas como para considerarlas afectadas por este hecho. Julián Marías, en su obra España Inteligible consideró que el proceso de unidad de España arranca de 587, año de la conversión de Recaredo al catolicismo. Sánchez Albornoz, en su obra «España», sostuvo que nuestra historia sería trimilenaria e incluiría la de toda la península y, desde luego, la reconquista sería una empresa española. En la reciente obra «Génesis territorial de España», (de José Antonio Escudero y otros autores), se destaca como un hito importante en la construcción de España la unión personal de las Coronas de Castilla y Aragón con la Reina Juana I, hija de los Reyes Católicos. Las Coronas de Aragón y Castilla ya no se podrán separar. Por otra parte, el actual País Vasco nunca ha estado separado de la Corona de Castilla. Lo que pase en la final de la Copa del Rey difícilmente puede conmover una realidad histórica tan sólida.
Pedro Tenorio, LA RAZÓN, 23/5/12