EL CONFIDENCIAL 17/09/14
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, sacaba pecho esta semana en el arranque del debate de política nacional y aseguraba que Cataluña es la comunidad que más inversión extranjera recibe. Por ahora. Y es que, según asegura Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Americana en España (AmChamSpain), existe enorme inquietud entre los empresarios estadounidenses tanto por la apuesta secesionista catalana como por una deriva de la misma que acabe en un proceso de “desobediencia civil” e incumplimiento de la legalidad. Ante esa posibilidad, las iniciativas se están demorando, en un momento en que España está en el punto de mira internacional como destino preferente.
«Hay preocupación entre los inversores ante la posibilidad de que Cataluña experimente un proceso de desobediencia civil o de falta de cumplimiento de las leyes –explica Malet en conversación con este diario–. Evidentemente, eso supone falta de seguridad jurídica. Ni que decir tiene que cualquier elemento que implique ingobernabilidad inquieta muchísimo al inversor extranjero. Va a depender de lo que suceda en los dos próximos meses y de si la situación se encauza». ¿Se están parando ya proyectos? «Bancos de inversión así me lo han comunicado y, si alguna empresa que ya está invertida tiene que decidir si apuesta por este lugar u otro, todo lo que está pasando es un elemento que resta».
El presidente de la Cámara precisó que el resultado del referéndum en Escocia marcará en gran medida la cobertura internacional del affaire catalán, en tanto “la prensa anglosajona está viendo la consulta en Cataluña como una continuación a la cuestión escocesa«. La posición de la AmChamSpain no es baladí. Sus socios, entre ellos grandes multinacionales, facturan en España 248.000 millones. Forman parte de su Junta Directiva representantes de firmas como Morgan Stanley, General Electric, Citigroup, Bank of America-Merrill Lynch, Pfizer, IBM, Microsoft o 3M, además de las 35 grandes empresas del Ibex e incluso pymes. Su presidente de honor es siempre el embajador norteamericano en España y sus puntos de vista coinciden en buena medida con los de la Administración en Washington.
Resulta también desolador que el previsible choque de trenes entre Generalitat y Gobierno central se produzca en un momento de “interés brutal por España” tanto de fondos de inversión como hedge funds, según explica Malet. «Primero, por descarte de otros países europeos, cuyas recuperaciones son más frágiles. También por la enorme liquidez que hay en el sistema, la convicción de que el euro ya no se va a romper y el precio de los activos en España, en muchos casos auténticas gangas. La demanda actual no se había dado nunca. Además, al haber dado un paso adelante los grandes, véase Centerbridge, Blackstone, Cerberus o TPG, el resto viene detrás. Eso sí, hay que venderlo bien en Wall Street».
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, fue ayer tajante al referirse a la consulta del 9 de noviembre y aseguró que el Gobierno utilizará todas las herramientas legales a su alcance para que no se celebre. «Toda la ley. Sólo la ley, pero toda la ley», dijo. Preguntado por si esa expresión incluía la suspensión de la autonomía catalana, respondió sin ambages: «Incluido lo que haya que incluir para que esa consulta no se celebre». Está por ver si las declaraciones sirven para convencer a los inversores que dudan o si, por el contrario, el inevitable conflicto que encierran termina por retener aún más la inversión latente.
El peso de la corrupción
Malet, que destacó el buen momento que viven las relaciones entre Estados Unidos y España tras un encuentro de socios de la Cámara con el número dos de Presidencia, Jaime Pérez Renovales, también reflexionó sobre el impacto de la corrupción en las firmas norteamericanas, con el caso Pujol como último exponente. «El nivel de cumplimiento de las leyes de las empresas americanas es brutal. No ha habido una empresa estadounidense implicada en un caso de corrupción en los últimos 20 años. Claro que perciben la corrupción que ha aflorado en España, pero están vacunadas. Hay pocos países que estén libres de esa lacra. Quizás aquí se ha agravado por el ladrillo y la obra pública en comunidades y ayuntamientos, pero en los últimos 12 años no hay un caso que afecte a la Administración Central”, reflexiona el ejecutivo catalán.
Malet ya dio la voz de alarma sobre los efectos de la deriva independentista en Cataluña el pasado mes de octubre, en una entrevista con Catalunya Ràdio. “Hay una creciente preocupación que podría llevar a una deslocalización masiva de sedes de trabajo e inversión”, exponía. “No es sólo el hecho de que muchas empresas están aquí por un mercado de 47 millones y no de siete, sino también la segura inestabilidad política y económica que se prevé en los próximos años”, explicaba, con cifras reveladoras. “Desde 2005 hasta junio de 2013, la inversión bruta, sin entidades financieras, fue de 23.938 millones de euros en Cataluña. En el mismo periodo, en Madrid, de 97.253 millones. La inversión en Madrid superó en cuatro veces la inversión en Cataluña. Esto tendría que preocupar un poco”, zanjó.