- Si algo define los propósitos de Pumpido, pero también de su calaña, es la bronca a gritos que le metió al magistrado Juan Carlos Campo, exministro de Justicia de Sánchez, por actuar con pulcritud, atenerse a la ley y tomar la decisión de abstenerse en los recursos relativos a la ley de amnistía
En cuanto a Pumpido, el Recusable, todos sabemos para qué está ahí. Si algo define sus propósitos, pero también su calaña, es la bronca a gritos que le metió al magistrado Juan Carlos Campo, exministro de Justicia de Sánchez, por actuar con pulcritud, atenerse a la ley y tomar la decisión de abstenerse en los recursos relativos a la ley de amnistía. Puesto que sobre esa norma por venir se sostiene Sánchez –es la principal exigencia de sus pringosos socios–, Pumpido el Recusable se puso como un basilisco. Campo estaba poniendo en evidencia a los magistrados que, como él, debían apartarse. Debo decir que la decisión del exministro no me sorprendió. He sostenido antes de su gesto que la mentalidad de jurista es estructural en él, que define su personalidad, y que actuaría correctamente. Permanece como un punto negro aquella significativa referencia que hizo, sin fundamento, a una «etapa constituyente», y espero sinceramente que algún día nos la aclare, porque el caso es que aquel desliz coincide demasiado con lo que estamos viviendo: un proceso constituyente sin modificación formal de la Constitución. Ya saben, eso que Kelsen llamó golpe de Estado o revolución, definición que debería repetir a diario la oposición en el Congreso, a ver si la escorada Armengol se atreve a eliminarlo una y otra vez del diario de sesiones.
Pero es el caso que el PP no quiere utilizar la expresión, no quiere llamar a las cosas por su nombre. Lo que es peor, sus innegables críticas al proceso de abolición del Estado de derecho (CGPJ dixit) van acompañadas de una inexplicable ayudita al régimen que les ha colocado al otro lado de un muro, al régimen que está levantando un venezolano sistema sin alternancia. La prueba está en las palabras de González Pons, vicesecretario de Acción Institucional del PP: «España no está todavía en la situación de Polonia y Hungría. No ha llegado al punto de destrucción de la división de poderes de Polonia o Hungría, pero hemos tomado esa pendiente». Flojera.