EL MUNDO 15/11/14
· El PP rebaja el triunfalismo de Artur Mas, que decidirá en un mes si adelanta las elecciones
Carlos Floriano aterrizó ayer en Barcelona con el objetivo de desmontar la triunfal lectura que Artur Mas está haciendo del 9-N para relanzar su crédito político.
El vicesecretario de organización del PP recuperó el argumentario utilizado por Mariano Rajoy el pasado miércoles. Como el presidente, Floriano esgrimió que la votación del 9 de noviembre evidenció que Cataluña no es secesionista. «Los catalanes son mayoría y los independentistas, minoría», argumentó el dirigente del PP, que cifró en un 70% los integrantes del bando contrario a la ruptura y en un 30% los partidarios de la independencia. Floriano basó sus cálculos en los porcentajes de participación de la consulta alternativa, que atrajo a las urnas a 2,3 millones de ciudadanos sobre un universo aproximado de 6,3 millones de votantes.
Sustentándose en este análisis diametralmente opuesto al realizado por el presidente de la Generalitat en los últimos días, el popular consideró a Mas «deslegitimado» para seguir gobernando Cataluña porque ya «sólo representa a los independentistas». Floriano dibujó a un jefe del Govern totalmente desconectado de su población. Esbozó al catalán como un pueblo ávido por «ser gobernado», en contraposición a un president dispuesto a continuar desoyendo a sus conciudadanos para proseguir con su desafío a la unidad estatal.
Tomó el testigo la líder del PP en Cataluña, una Alicia Sánchez-Camacho que se limitó a apuntalar las razones ofrecidas por Floriano. Visiblemente satisfecha por contar, por fin, con el respaldo físico de la dirección nacional del partido, Sánchez-Camacho tildó de «farsa antidemocrática» el 9-N y reclamó a Mas abrir un diálogo «sincero y leal» con el Gobierno, no para pactar la celebración de una consulta de autodeterminación vinculante, como pretende el presidente de la Generalitat, sino para abandonar la vía de la confrontación y «enfrentarse a los verdaderos problemas de los catalanes».
El ofrecimiento surtió nulo efecto. El Govern continúa anclado en la euforia. Su portavoz, Francesc Homs, defendió ayer que Rajoy está «desconcertado» por la indiferencia con la que el Ejecutivo catalán reaccionó a su valoración de la consulta. «En Madrid están indignados simplemente porque hemos pasado de ellos», dijo textualmente.
El también consejero de Presidencia de la Generalitat anunció ligeras variaciones en el guión de Mas. Comunicó que el presidente del Govern decidirá en un mes si avanza elecciones. Antes de que expire ese plazo, el president comparecerá para explicar su hoja de ruta. Lo hará el 25 de noviembre –un día después de lo inicialmente anunciado– pero, atendiendo a las palabras de Homs, la comparecencia podría no despejar la incógnita del adelanto electoral.
Si por Josep Antoni Duran Lleida fuese, la decisión ya estaría tomada. Ayer, el líder de Unió volvió a mostrarse partidario de agotar la legislatura. El democristiano utilizó su habitual carta a la militancia para atizar con dureza a ERC y el «populismo» que, bajo su punto de vista, rezuman las exigencias de los republicanos. Como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), los de Oriol Junqueras abogan por activar con urgencia la vía de las elecciones plebiscitarias para conformar un Parlament de cariz secesionista que ponga en marcha la gestación de la república catalana. «Fantástico. ¿Y mientras tanto quién gobierna? ¿Quién aprueba los presupuestos?», exclamó ayer Duran. Y alertó: «Se equivoca quien cree que con el resultado del 9-N la independencia está a la vuelta de la esquina».