El burro delante para que no se espante
Tengo ya escrito que para el alivio mayor de nuestros males nuestra única esperanza real era Puigdemont. No es que sea mejor persona ni un estratega sobresaliente, pero está cargado de una inquina difícilmente superable y de ninguna manera va a permitir que la muy acreditada capacidad de cesión ante los nacionalistas se la vaya a llevar Esquerra.
Los de Junts no están dispuestos a parecer unos pardillos, de ahí que los dos días de reuniones que han tenido en Suiza se han saldado con un éxito que de ninguna manera podría calificarse de rotundo. Claro que hay que tener en cuenta que la delegación sanchista iba encabezada por Santos Cerdán y con eso está dicho casi todo debemos recordar que en la primera reunión que tuvo con Puigdemont en Waterloo, el golpista lo sentó debajo de una foto mural en la que se veía una de las urnas que se emplearon en el referéndum ilegal del 1-o, detalle que en el plano simbólico solo es comparable a aquella cena en Rabat en la que Mohamed hizo colocar detrás de Sánchez una bandera española del revés, con el escudo hacia abajo.
Total que Cerdán se ha vuelto con muy pocas esperanzas y la acusación de Junts de haber incumplido 28 compromisos. O sea que Sánchez no ha conseguido la promesa de que los siete votos de Junts iban a garantizar el apoyo parlamentario de Puigdemont a Pedro Sánchez como si nada hubiera pasado. Entre esos incumplimientos están: la aplicación de la amnistía a Puchi, la declaración del catalán como lengua oficial de la UE, las competencias totales en el asunto de la extranjería, una modificación sustancial del techo de gasto y otras 24 bagatelas que, caso de citarlas, no dejarían espacio en la columna para nada más. Hombre, uno comprende que tienen que sacar partido al Falcon pero se podrían haber ahorrado el viaje; cualquiera podría haberles anticipado el resultado.
Mientras, en la Fiesta de la Rosa tuvieron que apañarse sin el jefe; Pedro Sánchez se quedó en Madrid porque llovía. No he visto las fotos pero apostaría una cena a que solo llevaban banderas rojas y señeras, que no había ninguna bandera española. Yo estuve dos veces cuando se celebró en Bilbao y lo mismo: en lugar de señeras ikurriñas. O sea que Salvador Illa fue su propio telonero y el hombre trató de calmar la inquietud de la declinante Esquerra sobre la promesa sanchista del Concierto catalán. Como si no tuvieran bastante con el conflicto que les enfrenta a Estado, aunque el Estado sea Sánchez, están en guerra civil interna, con la pobre Marta Rovira radicalmente enfrentada al discapacitado Oriol Junqueras.
No todo es negativo, sin embargo. Pedro Sánchez va a viajar a Nueva York para recibir de manos de la actriz Anne Hathaway un premio en reconocimiento a su contribución a la igualdad. Al publicarse la noticia me ha venido a la memoria uno de los últimos detalles que lo avalan: Para rehabilitar a aquí su señora en estos tiempos inciertos que le han tocado, la sacó de casa para llevarla al cine. Hace falta ser zoquete para sacar a la parienta al cine y convocar a las cámaras para que inmortalizaran el momento. Roza lo surrealista que cada uno fuera con su entrada en la mano y fue extraordinario que al llegar a la entrada, él se adelantó a pasar delante de Begoña. No es novedad. Ya lo había hecho en Doñana cuando le visitó la Merkel en agosto del 18: dejó pasar a la Merkel, luego a su marido y a continuación entró el dando la espalda a Bego. Pêro tampoco debe interpretarse como un micromachismo. Al Rey le hizo lo mismo en la inauguración del AVE Madrid Murcia; se cruzó por delante y entró al vagón primero.