El anfitrión, Francia, tachó el plan de Donald Trump de mudar a su embajador en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén de «provocación», en palabras de su ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault. «Tendría consecuencias muy graves», advirtió el jefe de la diplomacia francesa, que sin embargo expresó dudas sobre la viabilidad del proyecto. «Creo que no podrá hacerlo. Cuando se es presidente de Estados Unidos, en una cuestión como ésta no se pueden mantener posiciones tan duras y unilaterales.
En ese sentido también el presidente francés, François Hollande, quiso lanzar un mensaje a su nuevo homólogo estadounidense. «No se pueden improvisar soluciones, hay que aprender las lecciones de la Historia», señaló. ««Más de 20 años después de los acuerdos de Oslo, cada uno debe comprender lo que nos jugamos».
El polémico encuentro de ayer en París nacía prácticamente muerto por la no intervención de Israel y Palestina y la inminente toma de posesión de Trump, el 20 de enero. Londres, de hecho, declinó firmar el comunicado final por «reservas particulares».
El Gobierno francés considera que la ausencia de perspectivas de negociación entre israelíes y palestinos degrada cualquier posibilidad de entendimiento, a lo que se suman «amenazas crecientes» para la solución de dos Estados, como una continúa colonización por parte de Israel y los problemas de seguridad en la región derivados de los conflictos en Siria, Irak o Yemen.
Ayrault insistió ayer en que «no hay alternativa» al reconocimiento mutuo de ambos Estados, y recordó el «peligro» que supone la desconfianza que prima en la relación entre ambas partes, «que se mantienen muy alejadas». «Sólo una negociación permitirá llevar a cabo la solución de los dos Estados e instalar finalmente la paz y la seguridad en Oriente Próximo».
Ayrault insistió al final del encuentro en que la ausencia de Israel se debió a la renuncia de Benjamin Netanyahu a participar. El Gobierno francés reiteró su disposición a seguir adelante en su rol de mediador. Para tratar de relanzar el proceso de paz, «a día de hoy en punto muerto», los participantes se agruparon en torno a tres grupos de trabajo: sociedad civil, codo a codo con organizaciones de ambos lados para recoger sus opiniones y percepciones sobre las posibles soluciones; incitación económica con propuestas que la comunidad internacional plantea en caso de un acuerdo y, por último, otro grupo para consolidar las instituciones palestinas. «Desde hace un año, hemos asociado a nuestro trabajo a 150 organizaciones israelíes y palestinas y hemos constatado que la buena voluntad sigue estando ahí. Esta disponibilidad debe llevar a los dirigentes a asumir sus responsabilidades», dijo Hollande.
Entre los países que han participado en el encuentro se encuentran los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como socios árabes, europeos yl os países del G-20.