Francia se ha puesto en pie de guerra para combatir la amenaza islamista e intentar liberar a las siete personas secuestradas por Al Qaida del Magreb Islámico. En alerta roja ante el temor a un ataque inminente, intensifica su campaña contra la red en el Magreb.
Francia se ha puesto en pie de guerra para combatir la amenaza islamista e intentar liberar a las siete personas secuestradas por Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI) en Arlit, una ciudad minera de un alcance estratégico excepcional: desde allí se controlan las minas de uranio que podrían convertir a Níger en el tercer productor mundial de un mineral explotado por Areva, la gran empresa nuclear francesa, uno de los líderes mundiales del sector.
La «Direction Générale de la Surveillance Extérieure» (DGSE) y la «Direction Centrale du Renseignement Intérieur» (DCRI), las dos centrales del espionaje y el contraespionaje nacional, coinciden en evocar la «focalización antifrancesa» de AQMI. En una nota de trabajo, filtrada al vespertino «Le Monde», la DGSE afirma: «La amenaza terrorista que pesa sobre Francia y sus intereses en el extranjero se ha intensificado considerablemente en las últimas semanas». Los ministerios del Interior y Defensa han insistido en la gravedad de la amenaza interior, tomando medidas de carácter disuasivo.
Así, varias unidades militares han sido puestas en alerta. Patrullas de soldados armados vigilan y afirman su presencia disuasiva en todos los puntos estratégicos y simbólicos de París: Torre Eiffel, Montmartre, Torre de Montparnasse, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, con rondas permanentes las veinticuatro horas del día.
Las informaciones de la DGSE coinciden con las filtraciones de la CIA norteamericana, denunciando la posible presencia de islamistas peligrosos en Italia y Francia. Ambas fuentes afirman que AQMI «sueña» con precipitar una matanza en algún lugar de Europa. Francia está particularmente amenazada como consecuencia de sus intereses estratégicos en buena parte del continente africano. Y en particular en Estados como Níger, que se ha convertido en una encrucijada para una nueva generación de terroristas islámicos.
En el corazón de los cuatro millones de kilómetros cuadrados desérticos del Sahara y semi-áridos del Sahel, que incluyen a Mauritania, Senegal, Malí, Argelia, Guinea, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, Sudán y Eritrea, Níger, uno de los Estados más pobres del planeta, tiene importantísimas minas de uranio que explota Areva, la multinacional francesa.
Los siete secuestrados —cinco franceses, un togolés y un malgache— el pasado 16 de septiembre trabajaban para Areva. Tras las acusaciones mutuas entre la empresa francesa y la junta que gobierna el país, con denuncias sobre la «inseguridad creciente, que se degrada a ojos vista», Nicolas Sarkozy tomó el asunto en sus manos y ha ordenado desplegar todos los medios necesarios para la liberación de los rehenes, y para frenar a Al Qaida en el Magreb. Tanto militares como diplomáticos.
Cinco días después del secuestro, organizado por hombres de AQMI apoyados por grupos tuaregs, el Gobierno francés ha tomado las primeras medidas militares, en dos frentes: en Níger, con el establecimiento en su capital, Niamey, de un «centro de operaciones e información; y en la frontera entre Malí y Mauritania, donde expertos franceses cooperan activamente con el ejército mauritano en la caza de los yihadistas. Casi un centenar de militares franceses, pilotos, expertos en guerra electrónica y especialistas en logística han instalado su cuartel general en un hotel de Niamey, donde han comenzado sus primeros vuelos y operaciones de búsqueda de los secuestradores de Al Qaida.
Aviones franceses
Los primeros militares franceses instalados en Niamey tienen a su disposición al menos tres aviones de reconocimiento, de los tipos Atlantique 2 y Mirage F1-CR. En su persecución de una banda de terroristas nómadas, errantes en los desiertos del norte de Malí, esos aviones pueden tomar en cualquier momento un carácter ofensivo, ya que están dotados de armamento. Estos aparatos de reconocimiento cuentan, previsiblemente, con el apoyo logístico de los satélites militares norteamericanos, los únicos capaces de ofrecer una cobertura total de la zona. Los especialistas subrayan la complejidad de las operaciones de busca en una geografía tan abrupta como las regiones montañosas del norte de Malí.
Abierto el «frente» de Níger, tras el secuestro del pasado día 16, Francia ha incrementado significativamente su cooperación y apoyo logístico al ejército de Mauritania, que ya ha protagonizado varias operaciones contra bandas de AQMI. El 22 de julio pasado, Francia lanzó en Malí una operación militar conjunta con el ejército mauritano para intentar liberar al ciudadano francés Michel Germaneau. La operación fracasó y el rehén fue degollado.
Según los servicios de seguridad franceses, la banda de AQMI que secuestró a Germaneau, que opera al norte de Malí, estaría liderada por un islamista argelino, Ahmad Agbibi, que ya secuestró y asesinó a un inglés, Edwin Dyer, en 2009. El Gobierno de París no olvida que AQMI recibió del Gobierno de Madrid alrededor de siete millones de dólares para conseguir la liberación de dos españoles, días antes de la fallida operación militar franco-mauritana que acabó con la muerte del rehén francés.
París logra que los países de la región cooperen contra AQMI
El gobierno de Malí autoriza la presencia de tropas mauritanas a la caza de islamistas.
El presidente de Malí, Amadou Tumani Touré, recibirá hoy en Bamako a su homólogo mauritano, Mohamed Uld Abdel Aziz. La visita se produce tras los combates librados este fin de semana entre tropas del país magrebí y miembros de Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI) cerca de Tombuctú, en el norte de Malí. Es allí donde AQMI ha hallado un santuario y donde suele mantener a los rehenes extranjeros, entre ellos los tres voluntarios españoles ya liberados, con cuyos rescates se financia en gran medida. El presidente malí ha decidido abrir a los ejércitos de sus países vecinos las puertas de esa zona inhóspita y sin presencia militar para que puedan combatir a los yihadistas.
Que tropas mauritanas se adentren en Malí varios cientos de kilómetros durante varios días —supuestamente con colaboración francesa, aunque París lo niega— a la caza de miembros de Al Qaida es la prueba más palpable de que los estados de la región han decidido, al menos de manera coyuntural, aparcar las diferencias del pasado y colaborar, aunque en los ataques de estos últimos días no hayan participado fuerzas malíes y haya habido tibias protestas desde Bamako por la muerte de algunos habitantes de la zona.
A finales del pasado mes de junio Bamako había aceptado una misión de comandos franco-mauritana para tratar de liberar en su territorio al rehén francés Michel Germaneau. En la operación murieron siete terroristas, pero el rescate se frustró y AQMI anunció tres días después que había degollado a Germaneau.
El viaje de Abdel Aziz tiene como telón de fondo la celebración mañana del cincuentenario de la independencia de Malí de los franceses, pero ambos mandatarios abordarán hoy la lucha contra el terrorismo, según han informado fuentes oficiales de ambos países.
Es la culminación del deshielo de unas relaciones diplomáticas que se rompieron el pasado febrero cuando el embajador mauritano en Bamako fue retirado en una medida sin precedentes en el medio siglo de existencia de los dos países.
Nuakchot protestaba de esta forma por el canje de un rehén francés por cuatro presos de Al Qaida que, bajo presión francesa, llevó a cabo Malí. Uno de esos reclusos liberados como moneda de cambio estaba reclamado por las autoridades mauritanas. Lo mismo ocurrió con otro de los presos, de nacionalidad argelina, y Argel también retiró a su embajador.
El argelino regresó a Bamako en junio y el mauritano lo hizo el pasado martes. Al día siguiente, Abdel Aziz recibía en su palacio a un enviado de Touré que le transmitió una invitación para acudir a los fastos del cincuentenario. Y el presidente del país magrebí aceptó de inmediato.
ABC, 21/9/2010