Martitegi está acusado de la colocación de cuatro coches bomba y un asesinato mientras formaba parte del
La Policía Nacional trasladó ayer desde Francia al exjefe de los comandos de ETA, Jurdan Martitegi Lizaso, reclamado por la Audiencia Nacional por la colocación de cuatro coches bomba, entre otras acusaciones. Nacido hace 31 años en Durango, su historial terrorista incluye una larga lista de atentados con coche bomba contra distintas casas cuarteles de la Guardia Civil en Durango, Legutiano y Calahorra, además del ataque al Club Marítimo de Getxo . También se le imputan otros delitos como depósito de explosivos, lanzamiento de artefactos incendiarios, pertenencia a banda armada y delitos de terrorismo.
El exdirigente de ETA fue detenido en abril de 2009 cerca de Perpiñán, en Francia, cuando era el máximo responsable del ‘aparato militar’, puesto en el que llevaba apenas un año. Martitegi, alias ‘Arlas’, había dado el salto a la dirección desde uno de los ‘comando Vizcaya’ más activos de los últimos tiempos. En el ‘talde’, constituido en 2007, formaba pareja con Arkaitz Goikoetxea. La habilidad que demostraron para poner en jaque a las fuerzas de seguridad -como ‘legales’, no fichados por la Policía, actuaron sin levantar sospechas- hizo que Martitegi fuera llamado a cruzar la frontera con Francia en mayo de 2008. Garikoitz Aspiazu, ‘Txeroki’, quería que trabajara con él en el ‘aparato militar’.
El ‘Vizcaya’, desarticulado dos meses después, fue el grupo que mayor número de atentados cometió tras el anuncio de ETA de la ruptura de la tregua. La primera acción que perpetró esta célula fue la explosión de un coche bomba ante el cuartel de la Guardia Civil de Durango el 24 de agosto de 2007. Casi un año después, el 14 de mayo de 2008, colocaron otro artefacto en el cuartel de Legutiano, causando la muerte del agente Juan Manuel Piñuel. A finales de 2007, los miembros del comando habían vigilado a un concejal socialista de Eibar con el propósito de secuestrarlo y asesinarlo tras dar un ultimátum al Gobierno, pero desistieron debido a que el edil tenía guardaespaldas.
EL CORREO, 28/5/2011