EL CORREO 27/01/14
· La operación permitió en 2009 detener a tres terroristas, hallar 14 escondites y 900 kilos de explosivo y el arresto posterior de otros dos etarras
El Tribunal Correccional de París va a juzgar hoy y mañana a tres acusados de ser los responsables de los penúltimos zulos de ETA (quedan aún los que supondrían el desarme total de la banda). Aitzol Etxaburu Artetxe, ‘Txikitxe’, Alberto Matxain Beraza, ‘Ainere’, y Andoni Sarasola Yarzabal fueron detenidos en los Alpes franceses en agosto de 2009 tras haber permanecido varias semanas bajo vigilancia policial. Los días siguientes se desmantelaron catorce escondrijos diseminados en zonas aisladas del sur de Francia, el procedimiento con el que desde 2005 conserva los arsenales la organización todavía armada.
La investigación sumarial ha permitido averiguar que Etxaburu vivía desde febrero de 2009 con Itziar Plaza Fernández, detenida en julio de aquel año cerca de Bayona. La pareja residió, con un perro foxterrier llamado ‘Milú’, en un piso alquilado hasta abril en la localidad de Royat, al lado de Clermont-Ferrand (centro de Francia). De los testimonios recogidos tras su descubrimiento se deduce que la vivienda era el punto de partida para el aprovisionamiento de zulos pues varias veces fueron vistos dúos y tríos de hombres salir con voluminosas mochilas.
La Policía dio con los guardazulos al examinar la tarjeta de memoria de un móvil encontrado en un Citroën C4 que el 25 de mayo se había llevado la grúa por estar mal aparcado en Périgueux. Se comprobó que el teléfono había sido utilizado para alquilar el 23 de abril un albergue en Vernon (sudeste de Francia), que fue sometido a vigilancia desde el 16 de junio. Los agentes observaron que allí vivían Etxaburu y Sarasola con el perro ‘Milú’ y que salían con frecuencia cargados de mochilas y paquetes. Pero el 10 de julio los perdieron de vista por una carretera provincial cuando se mudaban a otro refugio.
Las comprobaciones rutinarias de alquileres permitieron recuperar el rastro de los fugitivos a comienzos de agosto en una estación de esquí de Villarembert, en las faldas del Alpe de Huez. Un dispositivo de vigilancia constató a partir del 5 de agosto las ideas y venidas de tres individuos identificados como Etxaburu, Sarasola y Matxain a bordo de una furgoneta Peugeot Partner robada el 23 de abril a un vinatero en Saint Bonnet le Froid (Auvernia). Como ningún otro activista acudía a la guarida alpina, alquilada desde el 31 de julio, fuerzas especiales de asalto capturaron al trío al alba del 19 de agosto.
Herramientas de jardinería
También recuperaron la camioneta con la que sus usuarios habían recorrido cerca de 18.000 kilómetros en un par de meses. En el interior del vehículo había tres sacos de dormir, ropa, linternas, bolsas de plástico, cinta adhesiva, palas, picos, mangos y azadas. En el registro de la vivienda se encontraron más herramientas y utensilios de jardinería, siete mochilas, mapas y atlas con páginas cortadas e insertadas en carpetas de plástico.
Entre la documentación confiscada, había escritos relativos a la localización de los zulos, inventarios detallados de su contenido y croquis a mano alzada de su ubicación. En apenas diez días fueron desmantelados catorce escondrijos en los departamentos de Hérault, Aude, Gard, Tarn y Aveyron. Las huellas de Etxaburu fueron identificadas en los depósitos hallados en Ferrals y Rivières; las de Sarasola, en Camplong y Rivières; y las de Matxain, en Ferrals, Camplong, Lacaune y Minerve.
La operación se saldó con la incautación de casi 900 kilos de explosivos, una veintena de armas cortas, 11.000 cartuchos y 200 detonadores. También se intervinieron siete bombas-lapas a falta de cebar, 550 metros de cordón detonante, gran cantidad de material electrónico y manuales de instrucciones. La acusación sostiene que el trío trabajaba a las órdenes de Etxaburu en el marco del aparato de logística militar.
No todos los zulos detectados fueron reventados aquel verano. Luego se comprobó que algunos habían sido dejados como señuelo para practicar nuevos arrestos. Ocurrió por ejemplo ya entrado el otoño, el 11 de octubre, con Iurgi Mendinueta y Joanes Larretxea, que fueron capturados cuando regresaban de retirar material de un escondite situado en Rivières, donde ya había sido desmantelado otro el 27 de agosto. Entre los efectos descubiertos se encontraba la pistola empleada en el asesinato de dos guardias civiles a finales de 2007 en Capbreton.