EL CORREO – 09/11/14
· Aún conserva 250 armas, 28.000 matrículas y media tonelada de aluminio entre lo sustraído en cuatro atracos cometidos en 2005 y 2006.
Un tribunal especial va a juzgar a partir de mañana en París al comando acusado de robar en Francia en 2005 y 2006 los arsenales que ETA se resiste a devolver cuando se han cumplido tres años de la renuncia oficial a la lucha armada. Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe ‘Ata’, Zigor Garro Pérez ‘Tonino’, Marina Bernadó Bonada ‘Dortoka’ y Borja Gutiérrez Elordui ‘Bakerito’ están imputados por la sustracción de 404 armas cerca de Nîmes, en el más importante de una serie de cuatro atracos. En el proceso, previsto hasta el próximo 12 de diciembre, también comparecerán Iurgi Mendinueta Mintegi ‘Aitor’ y Oihan Barandalla Goñi ‘Ogaitz’.
Entre el 5 de octubre de 2005 y el 24 de octubre de 2006, ETA aprovechó los prolegómenos y el desarrollo de la tregua ofrecida al Gobierno de Zapatero para reabastecerse y rearmarse mediante robos a mano armada perpetrados en Francia. En la primera fecha comenzó la serie con el asalto a los locales de la empresa Fasver en Rivière sur Tarn (Mediodía-Pirineos) de donde los encapuchados se llevaron materiales con los que fabricar 50.000 documentos de identidad de todo tipo y de numerosos países.
El 22 de diciembre de 2005 los asaltantes expoliaron en Heudebouville (Normandía) a la compañía Radium Bronze 1.290 kilos de aluminio en polvo, cantidad que permite la fabricación de unas ocho toneladas de amonal. El 15 de marzo de 2006, una semana antes de la proclamación del alto el fuego permanente, el comando se apoderó de 30.000 placas de matrícula y doce troqueladoras en los almacenes de la sociedad La Superplaque, en Replonges (Ródano-Alpes). La última fecha, en plena tregua, corresponde al atraco a la armería Sidam en Vauvert (Lengua de Oc-Rosellón) con un botín de 404 pistolas y revólveres, así como 60.000 cartuchos.
Esta campaña de aprovisionamiento tenía como finalidad recomponer las debilitadas capacidades operativas de ETA a consecuencia de la ‘Operación Santuarios’, ejecutada el 3 de octubre de 2004. Entonces fueron desmanteladas las reservas estratégicas de la logística etarra escondidas en grandes zulos subterráneos disimulados en los cimientos de viviendas unifamiliares en el País Vasco francés. Los servicios antiterroristas galos calculan que ETA todavía conserva de lo sustraído 250 armas cortas, 28.000 matrículas, ocho troqueladoras y media tonelada de polvo de aluminio.
Fue una manera irrefutable de firmar el ataque, aunque Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior, no quiso darse por enterado. Al día siguiente del robo de las armas el Parlamento Europeo aprobó por escaso margen una moción de apoyo al proceso de paz emprendido por el Gobierno socialista.
Las esposas llevaban etiquetado el nombre de su propietario. Era uno de los dos gendarmes que habían sido reducidos por un par de etarras a quienes sorprendieron, sin saberlo, cuando evacuaban un escondite clandestino en una granja. Ocurrió el 5 de marzo de 2006 en Gramat (Mediodía-Pirineos), donde los uniformados efectuaban una patrulla de vigilancia en los alrededores de un centro de operaciones del Ejército francés. Los quepis y chaquetones de la Gendarmería, así como las esposas del segundo agente, aparecieron el 20 de agosto de 2009 dentro de un zulo en Camplong (Lengua de Oc-Rosellón).
En el escondrijo también estaban el telemando de la puerta de la guardesa de Vauvert y un plano manuscrito del itinerario para acceder a su casa. Un peritaje grafológico, cuestionado por la defensa, atribuye el croquis a Marina Bernadó, la mujer del comando según la acusación, que esa vez no ejerció de caballo de Troya. La investigación sumarial concluye que quienes llamaron al timbre a cara descubierta fueron Zigor Garro y Mikel Karrera, este disfrazado de gendarme.
EL CORREO – 09/11/14