Consuelo Ordoñez-El Correo

  • Trece años después del asesinato del brigadier Nérin, en el desconocimiento en el país vecino de lo que fue ETA florecen discursos que edulcoran su trayectoria criminal

El 16 de marzo de 2010 ETA asesinó a su última víctima: el brigadier Jean-Serge Nérin, de 52 años, casado y padre de cuatro hijos, en Villiers-en-Bière, cerca de París. El mismo día en que se cumplen trece años de su asesinato se celebra la jornada ‘Thomas Lacoste, una mirada cinematográfica sobre el conflicto vasco’ en Bayona, organizada por Institut Culturel Basque, Université Bordeaux Montaigne, Institut Etxepare, Laboratoire Iker, Basque Anthropological Institute, UMR 5319 Passages, et l’Ethnopôle basque.

Ojalá me equivoque, pero estoy segura de que en ningún momento de la jornada se recordará a Jean-Serge Nérin. Los antecedentes de Thomas Lacoste le preceden. Para este cineasta y su círculo de influencia, las víctimas de ETA somos el elefante en la habitación; invisibles, inexistentes. Una de sus obras más notorias, ‘Pays Basque et Liberté: un long chemin vers la paix’, tiene al exjefe de ETA ‘Josu Ternera’ como uno de sus valedores. En este espurio documental se ahonda en la imagen de ‘Ternera’ como «hombre de paz» y se defiende que ETA merece un reconocimiento por sus denodados esfuerzos en pro de la paz.

Desde Covite, la Fundación Fernando Buesa, Gogoan por una memoria digna y Ego Non hemos expresado nuestro rechazo por la celebración de esta jornada a autoridades de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés. Lo más preocupante es que haya instituciones francesas oficiales que se presten a patrocinar esta visión de la historia reciente del País Vasco y Navarra que blanquea a ETA. Algo que no ocurre, justificadamente, con el yihadismo. Como declaró Floryan, el hijo de Jean-Serge Nérin: «En Francia se habla de los yihadistas (…), pero no se sabe nada de ETA o de lo que le pasó a mi padre» (eldiario.es, 31-10-2021). En este contexto de desconocimiento de lo que fue ETA florecen estos discursos que edulcoran su trayectoria criminal, como el que vertebra las obras cinematográficas de Lacoste.

La estrategia de legitimación de ETA tiene contrapesos en nuestro país, afortunadamente. Instituciones como el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, así como fundaciones y asociaciones realizan una labor encomiable. También lo hacen muchos ciudadanos anónimos que, desde distintos ámbitos, y demostrando una gran valentía, contrarrestan públicamente el relato perverso de la izquierda abertzale.

Pero estos contrapesos no existen en Francia, donde nadie hace pedagogía sobre el terrorismo de ETA, ni desde las instituciones ni desde el asociacionismo civil. ‘Lobbies’ como los Artesanos de la Paz o Bake Bidea -que han aparecido en escena precisamente cuando ETA ha dejado de matar y nunca lo hicieron cuando mataba- o propagandistas como Thomas Lacoste y el propio ‘Josu Ternera’, que desde hace varios años vive tan tranquilamente en París, aprovechan esta circunstancia para promover un nuevo ‘santuario’ del olvido y de impunidad en el país galo.

Es bien conocida la presencia de actores internacionales en las escenificaciones de los Artesanos de la Paz y Bake Bidea: en los supuestos desarmes de ETA, uno en Luhuso en diciembre de 2016 y otro en abril de 2017, ambos puestos en entredicho por las autoridades de la lucha antiterrorista francesa; o en el teatro de Cambó, donde la propia ETA celebró su autodisolución el 4 de mayo de 2018.

También son conocidos los llamamientos de apoyo a ‘Josu Ternera’ y los posicionamientos públicos de ilustres intelectuales en contra de su detención y su procesamiento judicial tras diecisiete años prófugo de la justicia. Sin embargo, al sur de los Pirineos, donde ETA perpetró casi la totalidad de sus atentados, las víctimas no hemos contado jamás con nada parecido a esa solidaridad y ese acompañamiento. Las víctimas estamos a un lado del Bidasoa y los artífices de la paz están, no solo al otro lado del Bidasoa, también al otro lado del terrorismo.

No obstante, este pretendido ‘santuario’ de olvido e impunidad puede que sufra un contratiempo. En diciembre de 2016 varios miembros de los Artesanos de la Paz tenían el encargo de destruir parte del arsenal armamentístico de ETA, pero fueron sorprendidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad franceses cuando estaban manos a la obra con la troqueladora. Ellos mismos reconocieron que «como miembros de la sociedad civil, hemos decidido comenzar con el proceso de desarme de la organización armada y proceder a la destrucción de un primer ‘stock’ de armas», que supondría «alrededor del 15% del arsenal del que dispone ETA».

Pues bien, más de seis años después de este operativo policial, la investigación judicial está llegando a su fin. La Fiscalía antiterrorista francesa quiere procesar a ‘Txetx’ Etcheverry y Béatrice Molle-Haran en el Tribunal Correccional de París. Si se lograra una condena, la justicia francesa trasladaría el mensaje de que colaborar con ETA y con su entorno no siempre sale gratis. Un mensaje muy necesario para contrarrestar la recreación de la memoria de ETA en Francia.