EL CORREO – 02/12/14
· «Somos extremadamente atentos para que no haya nada que pueda crear el menor malentendido», dijo el mandatario galo.
· Ambos países continuarán «sus esfuerzos en los ámbitos político, judicial, penitenciario y policial».
· El asunto fue abordado ayer en la cumbre presidida en París por Hollande y Rajoy, pero no figuró en las declaraciones conjuntas.
Los gobiernos de París y Madrid han pactado gestionar el traslado a España del centenar corto de presos de ETA encarcelados en Francia de manera discreta y reser vada. El asunto fue abordado ayer en la cumbre bilateral celebrada en París bajo la presidencia de François Hollande y Mariano Rajoy, pero no figuró en ninguno de los documentos conjuntos firmados por ambas delegaciones. El mandatario galo insistió en la rueda de prensa final en que la iniciativa no es excepcional y se aplicará sin dar pie a malentendidos, pero no precisó el calendario ni las modalidades.
«Tenemos una política penitenciaria y una sola que no se amolda en función de los presos», respondió Hollande a una pregunta de un periodista francés que se interesó por saber si el regreso a España de los primeros presos etarras iba a ser rápido. «Las demandas individuales que puedan existir de traslado son tratadas a la vista de criterios generales relativos a la seguridad, a la ejecución de penas y el comportamiento del recluso», añadió.
La reciente transposición a la ley española de la decisión marco europea sobre el reconocimiento mutuo de las condenas, ya en vigor desde hace tiempo en Francia, elimina el consentimiento previo del afectado exigido en la anterior normativa. Las peticiones individuales a las que se refiere François Hollande se limitan ahora a los traslados a España a iniciativa propia y a las solicitudes de acercamiento a cárceles próximas a la frontera, como el penal de Mont de Marsan (Las Landas) al que fueron enviados dos reclusos antes del verano.
Tras insistir en que «no hay excepción», el presidente francés transmitió la impresión de que su Gobierno actuará en la materia con la máxima cautela sin apartarse un ápice de una aplicación no discriminatoria de la ley ni dar pábulo a malas interpretaciones. «Somos extremadamente vigilantes y atentos para que no haya nada que pueda ser hecho que sea capaz de crear el menor malentendido y sobre todo el menor riesgo», declaró. «Es una misma política para el conjunto de los presos con reglas que valen para todos», finalizó una contestación que Mariano Rajoy siguió atento sin intervenir.
Fuentes del Elíseo indicaron a este periódico que el elevado grado de sintonía alcanzado por París y Madrid a lo largo de los años en la dimensión policial de la lucha contra ETA también se produce ahora en el campo penitenciario. «Todo lo que hacemos es en estrecha concertación con España en aplicación del Derecho francés. Cada medida es preparada y concertada», expuso un portavoz autorizado de la Presidencia.
La discreción oficial y la falta de publicidad también han sido pactadas entre los dos gobiernos, como se pudo comprobar ayer. El traslado de los presos etarras –en el país hay cerca de un centenar y de forma más o menos inmediata afectaría a unos 60 ya condenados en firme– no se menciona en el documento de conclusiones de la cumbre franco-española y ni siquiera figura en la declaración conjunta de los ministros de Justicia y del Interior de ambos países. Apenas hay una velada alusión a la cuestión carcelaria cuando escriben que en la lucha contra ETA «Francia y España continuarán sus esfuerzos en los ámbitos político, judicial, penitenciario y policial» con respeto a «la independencia de la Justicia».
Hasta la disolución
El compromiso mutuo es mantener «una cooperación estrecha» hasta la «disolución definitiva de la banda terrorista». «La unidad de acción franco-española se mantendrá pues resulta determinante para alcanzar el objetivo de lograr la desaparición definitiva de ETA», rubrican Christiane Taubira, Rafael Catalá, Bernard Cazeneuve y Jorge Fernández Díaz. Los cuatro ministros expresan el deseo de que la «experiencia común muy rica y fructífera» adquirida en la lucha contra ETA se aplique «a los nuevos desafíos criminales a los que se enfrentan nuestros dos países».
Por consiguiente, preconizan que ese modelo de trabajo debe inspirar una cooperación reforzada en ámbitos como la lucha contra el terrorismo yihadista, el tráfico de seres humanos o de estupefacientes y la inmigración irregular. Así, en el fenómeno de los «combatientes extranjeros» los dos países plantean que «alcanzar el nivel de cooperación desarrollado en la lucha contra ETA, tanto en el plano judicial como en el de los servicios de investigación, debe constituir nuestro objetivo común».
El escrito revela que, además del terrorismo yihadista, el interés de París por cooperar con Madrid en el ámbito de la seguridad se centra en el narcotráfico. De hecho, los tráficos de estupefacientes son la fuentes del 70% de las solicitudes de asistencia mutua en materia penal de Francia hacia España, lo que representa más de 300 comisiones rogatorias internacionales.
EL CORREO – 02/12/14