EL CORREO 07/03/15
IÑAKI ARRIOLA SECRETARIO GENERAL DEL PSE-EE DE GIPUZKOA
· Las víctimas del terrorismo constituyen un referente ético para el sistema democrático, pues simbolizan la defensa de la libertad y el Estado de Derech0
La presente legislatura foral comenzó con el cese definitivo de la violencia anunciado por ETA el 20 de octubre de 2011. Un cese que supuso el triunfo del Estado de Derecho frente a la barbarie terrorista. Martin Garitano (Bildu) es el único diputado general de Gipuzkoa desde la instauración de la democracia que está ejerciendo su mandato sin terrorismo. Este hecho, sin lugar a dudas, debería haber propiciado una política audaz desde la Diputación en materia de convivencia y derechos humanos. Debería haber propiciado una política de cercanía con las víctimas del terrorismo, una actitud abierta a escuchar el relato de quienes han sufrido en primera persona el azote terrorista. También una reflexión y una autocrítica sobre el papel que ha jugado la izquierda abertzale con su apoyo político al terrorismo de ETA. Pero no. Garitano y el Gobierno de Bildu se han limitado a participar, una vez al año, en una ofrenda floral, para acto seguido reunirse con familiares de presos, con personas encausadas en los tribunales y con movimientos relacionados con el mundo de los presos.
Ese es el triste balance del Gobierno de Bildu en materia de defensa de los derechos humanos: el olvido más absoluto hacia las víctimas de la violencia terrorista. En esta materia Bildu también se aparta de la legalidad. Es preciso subrayar que la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo establece un mandato expreso a todos los poderes públicos, a todos, al señalar que estos «contribuirán al conocimiento de la verdad, atendiendo a las causas reales de victimización y contribuyendo a un relato de lo que sucedió que evite equidistancias morales o políticas, ambigüedades o neutralidades valorativas, que recoja con absoluta claridad la existencia de víctimas y terroristas, de quien ha sufrido el daño y de quien lo ha causado y que favorezca un desenlace en el que las víctimas se sientan apoyadas y respetadas, sin que quepa justificación alguna del terrorismo y los terroristas». Bildu ha despreciado este mandato y ha olvidado y relegado a las víctimas.
Pero los socialistas guipuzcoanos no olvidamos; ni queremos, ni podemos olvidar lo que aquí ha sucedido durante tantos años. No olvidamos a los concejales que sufrieron amenazas, a tanta gente inocente que ha sufrido el terrorismo. Los meses de febrero y marzo son especialmente dolorosos para los socialistas guipuzcoanos. Recordamos a compañeros queridos: a Enrique Casas, Fernando Múgica, Joseba Pagazaurtundúa, Fernando Buesa, Froilán Elespe, Juan Priede e Isaías Carrasco y, con ellos, a otros compañeros socialistas asesinados y a todas las víctimas del terrorismo.
El deber de memoria con las víctimas del terrorismo es una obligación inexcusable de la política guipuzcoana. Los socialistas guipuzcoanos vamos a seguir trabajando para construir una memoria pública que enseñe a las nuevas generaciones la importancia de la no violencia, del pluralismo y de la convivencia. Para seguir construyendo una sociedad libre, tolerante, respetuosa y no justificativa del horror y la enorme injusticia del asesinato, la amenaza y la extorsión.
Los socialistas guipuzcoanos vamos a darlo todo en la política guipuzcoana para recordar lo que ocurrió. Porque no hay que olvidar que las víctimas existen, que la violencia no ha triunfado y que, de haber triunfado, hubiera inundado nuestra historia y nuestro futuro de sufrimiento. La memoria es la garantía de que la sociedad y sus instituciones no van a olvidar nunca a los que perdieron la vida, sufrieron heridas físicas o psicológicas o vieron sacrificada su libertad como consecuencia del fanatismo terrorista. Las víctimas del terrorismo constituyen un referente ético para nuestro sistema democrático. Simbolizan la defensa de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho.