Pablo Sebastián-Voxpópuli

Cabe esperar que Alfonso Rueda renueve la presidencia de Galicia en las elecciones autonómicas que se celebran este domingo. Las que Rueda adelantó por decisión ‘estratégica’ de su predecesor y presidente del PP Alberto Núñez Feijóo.

En la creencia ambos de que el gran revuelo nacional de la ley de amnistía y de los pactos de Pedro Sánchez con Junts, ERC, Bildu y PNV facilitarán una cómoda victoria del PP en Galicia. Motivos por los que renunciaron a la cita natural de estos comicios que debían celebrarse en julio, un mes después de las elecciones europeas en las que se espera una amplia mayoría de los partidos de la derecha de la UE en el seno del nuevo Parlamento Europeo.

Sin embargo en algunas encuestas electorales de Galicia, y especialmente en la del CIS de Tezanos, se deja abierta la posibilidad de un cambio de gobierno en favor de una coalición de la izquierda de BNG y PSOE, como consecuencia del esperado buen resultado de la nacionalista Ana Pontón.

A la que todos los sondeos otorgan un importante ascenso, pero que le será insuficiente si su mejora implica la caída de un PSOE, cuyo candidato José Ramón Gómez Besteiro carece de liderazgo y sufre el impacto de las negociaciones ahora opacas de Sánchez con Puigdemont.

Encuentros tan temerarios como inútiles porque Vox nunca habría apoyado la investidura de Feijóo en compañía de Junts y ERC, como debían saberlo en el PP

Nos encontramos en una encrucijada donde están en juego: el primer test electoral, a nivel regional gallego, sobre la ley de amnistía y el liderazgo de Sánchez tras sus pactos con Puigdemont, Junqueras, Otegui y Ortuzar; el gobierno de Galicia, después de cuatro mayorías absolutas de Feijóo; y el liderazgo del propio Feijóo en el PP y la Oposición, si Pontón consigue el vuelco y la presidencia de Galicia.

Máxime después del revuelo organizado por las ‘confesiones’ del PP sobre sus reuniones con Junts tras las elecciones generales del 23-J, y donde al parecer se habló de opciones sobre la amnistía e indultos, lo que luego descartó Feijóo.  Encuentros tan temerarios como inútiles porque Vox nunca habría apoyado la investidura de Feijóo en compañía de Junts y ERC, como debían saberlo en el PP. Lo que deja en evidencia el escaso nivel de competencia estratégica de los primeros dirigentes del PP, empezando por Feijóo, como ya se demostró con la asombrosa lista de graves errores cometidos durante la campaña electoral del 23-J, que los llevaron a la ‘amarga victoria’ y entre los que destacan:

-Los pactos con Vox en Valencia y Extremadura en plena campaña electoral, mientras Sánchez ocultaba sus pactos con Bildu en Pamplona y Navarra;

-La ausencia de dirigentes de Cs (un partido que en 2019 obtuvo 1.800.000 votos) en la lista electoral de Madrid que lideraba Feijóo.

-La no participación de Feijóo al debate de TVE, creyendo que su victoria en el cara a cara con Sánchez de Antena 3TV era suficiente;

-Y el exceso de confianza en las encuestas electorales que les eran favorables.

A no olvidar la gran oportunidad perdida por Feijóo y sus estrategas en estos últimos meses. La que se esfumó en la noche triunfal y electoral del 28 de mayo de 2023 tras la victoria del PP en las elecciones municipales y autonómicas y cuando el líder gallego anunció en el balcón de la sede del PP de Génova 13: «·sta noche comienza un nuevo ciclo político en España».

Moción de censura contra Pedro Sánchez

Pero cabía esperar que, antes de salir al balcón, la dirección del PP hubiera hecho un análisis de la situación y de la posible reacción de Pedro Sánchez ante la abrumadora victoria del PP. Por lo que, simultáneamente al festejo electoral, esa misma noche y en un discreto despacho de Génova 13, primeros dirigentes del PP, como Gamarra Tellado, podrían haber preparado la presentación el lunes 29 de mayo a las 10 de la mañana en la secretaría del Congreso una moción de censura contra Pedro Sánchez. Una iniciativa que habría bloqueado durante tres o cuatro meses el adelanto electoral que Sánchez anunció para el 23-J a primera hora de la tarde del mismo día 29 de mayo, tras informar al Rey Felipe VI y reunir el Consejo de Ministros. Un golpe de audacia que Feijóo pudo haber impedido eliminando el riesgo de la desastrosa situación nacional en la que nos encontramos. Y entre otras cosas tras haber consolidado el PP su amplio poder autonómico y municipal al que tanto temía Sánchez.

Probablemente, lo de la moción de censura ni se le pasó por la cabeza a Feijóo. Lo que nos recuerda aquel otro error estratégico de Mariano Rajoy cuando, a finales de mayo de 2018, no disolvió las Cortes ni convocó elecciones anticipadas cuando Pablo Iglesias empezaba a especular con la posibilidad de que Pedro Sánchez presentara una moción de censura contra Rajoy tras conocerse la sentencia contra el PP en el caso Gurtel.

Quien no dudó fue Sánchez al presentar su moción de censura contra Rajoy a finales de mayo de 2018. Ni dudó, a finales de mayo (los ‘idus de mayo’) de 2023, a la hora de adelantar los comicios generales del 23-J, a pesar del duro castigo municipal y autonómico que el PSOE sufrió el 28-M.

Se dirá que ‘a toro pasado’ es muy fácil ver estos errores estratégicos. Pero los líderes políticos y sus estrategas tienen la obligación de analizar y prevenir todos los posibles escenarios antes de tomar una decisión.

Y ahora estamos a la espera de los resultados electorales gallegos de este domingo 18-F, la fecha escogida por Feijóo y ya veremos si con el acierto que mayoritariamente se espera en el PP, a pesar de la inquietud de estas últimas horas, y en pos de un castigo para Sánchez y de una nueva oportunidad para Feijóo.