Luis del Pino, LIBERTAD DIGITAL, 17/2/12
El diario proetarra Gara se felicita hoy de que el ministro de Interior del PP haya, por fin, reconocido la «dimensión política» de lo que ellos denominan «conflicto» vasco.
Ese piropo que a don Jorge Fernández Díaz le lanza el órgano de expresión de ese segmento social que a lo largo de los años ha disculpado, explicado, celebrado y jaleado los sangrientos crímenes de ETA, se debe al rifirrafe dialéctico que ayer mantuvieron Rosa Díez y el ministro, cuando éste escurrió al bulto al ser instado por la líder de UPyD a tomar medidas para la ilegalización de Bildu y Amaiur.
«Si el amigo te critica, malo», dice el refrán. En ese sentido, tres víctimas de ETA (Teresa Jiménez Becerril, Francisco José Alcaraz y Daniel Portero) expresaban hace unos días en Libertad Digital su preocupación por los gestos que vienen repitiéndose en nuestra clase política – gobierno incluido – relativos a un acuerdo de final negociado con ETA.
Pero el refrán continúa: «Si el enemigo te alaba, peor». Pocos detalles más elocuentes que ese elogio de Gara para dejar patente algo que está claro desde hace mucho tiempo, para aquel que quiera verlo: que la negociación con ETA no era ninguna «ocurrencia» de un Zapatero enloquecido y empeñado en conseguir un Premio Nobel de la Paz; ni tampoco era ningún proyecto sectario de un Partido Socialista supuestamente decidido a suicidarse políticamente. La hoja de ruta de negociación con ETA estaba avalada, tras las elecciones de 2008, por los dos grandes partidos nacionales, como la presencia de «mediadores» internacionales demuestra.
Y, en realidad, a estas alturas también debería estar ya claro, para todo aquel que no quiera engañarse a sí mismo, que esa «hoja de ruta» no describe los pasos de ninguna negociación, por la sencilla razón de que los pasos a dar están decididos desde hace mucho tiempo.
Lo que esa «hoja de ruta» describe son los pasos a dar para que la sociedad española termine aceptando lo que su clase política ha decidido, sin pedir a la ciudadanía opinión. Y, desde ese punto de vista, el principal obstáculo es cómo puede el gobierno del PP conseguir que su base social y las organizaciones de víctimas acepten esas decisiones que ya están tomadas y que implican que los centenares de asesinatos de ETA no solo les han salido gratis a los terroristas, sino que les van a salir extraordinariamente rentables: la presencia de los proetarras en las instituciones la pagamos a precio de oro con nuestros impuestos.
Pero esas resistencias son un problema resoluble: de cara a desactivar la oposición de una parte de su electorado, el gobierno del PP no necesita otra cosa que tiempo. Tiempo para que su base social se acostumbre a los pequeños gestos que vayan «normalizando» la presencia de los proetarras en las instituciones, Congreso de los Diputados incluido. Tiempo para ir acercando los presos hacia el País Vasco. Y tiempo, sobre todo, para permitir que el próximo Parlamento vasco disponga de una mayoría nacionalista suficiente como para poder presentar a la sociedad española un escenario de hechos consumados.
Luis del Pino, LIBERTAD DIGITAL, 17/2/12