- ¿Cómo es posible que el fiscal general del Estado se tomara tanto interés en un asunto menor de los miles que trata la Fiscalía en relación con los diferendos de los contribuyentes con Hacienda? Simplemente, porque era el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso
No hará falta que explique que no soy abogado. El único derecho que he estudiado fue una asignatura de Derecho de la Información que nos impartía el gran Carlos Soria en la Universidad de Navarra. Así que de lo que se está dirimiendo en el Tribunal Supremo solo puedo hablar aplicando el sentido común. Nada más.
Visto a través de la televisión, al fiscal general del Estado se le desdibuja la faz cada día más. Incluso los testimonios que deberían ser en apoyo de sus tesis salen regular tirando a mal. Cómo sería la sesión del martes, que El País, que siempre procura enfocar sus páginas de la forma más favorable para el procesado, solo pudo llevar a portada este titular: «La pareja de Ayuso se presenta como víctima del fiscal general». Hombre, noticia, lo que se dice noticia, no creo que lo sea eso. Eso lo lleva diciendo el señor González Amador desde hace un año y por eso presentó su demanda. ¿De verdad creen que es todo lo que aportó la jornada del martes en el Supremo? O no será más bien que prefieren no contar lo que de verdad ocurrió allí.
La responsable de comunicación de la Fiscalía, Mar Hedo, explicó que ella no recibió ningún documento, que fue el propio fiscal general el que le dictó lo que debía decir la nota de Prensa. La cuestión es ¿cómo es posible que el fiscal general del Estado se tomara tanto interés en un asunto menor de los miles que trata la Fiscalía en relación con los diferendos de los contribuyentes con Hacienda? Simplemente, porque era el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso. Por eso sacó al fiscal Julián Salto de un partido de fútbol. Y eso solamente pudo suceder porque García Ortiz debe su cargo al Gobierno y el Gobierno le había dado instrucciones muy precisas de lo que requería en ese punto del partido.
La declaración del ex secretario general de los socialistas madrileños tampoco fue muy positiva para García Ortiz. Porque si bien de sus palabras se deduce que la filtración del expediente que le llegó a él venía de Moncloa, no empece que pueda haber sido el propio fiscal general del Estado el que se lo haya hecho llegar a la Presidencia del Gobierno. ¿A quién debe su cargo García Ortiz?
Queda mucho juicio todavía y no sabemos cómo va a terminar. Claro que no. Yo creo que a día de hoy pinta bastante mal para el acusado. Aquí nadie duda de que se produjo una filtración que lesionó gravemente los derechos de Alberto González Amador. Está por ver si será posible demostrar que fue el propio Álvaro García Ortiz el que dio orden de que se hiciera la filtración. Supongo que eso es mucho más difícil.
Permítanme plantear una hipótesis. Supongamos que finalmente el Tribunal Supremo declara inocente al actual fiscal general del Estado. Gozo y regocijo infinitos en el Gobierno y en el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada. Si eso ocurriera, la obligación de la Fiscalía sería ponerse de inmediato a buscar al culpable de la filtración que ha perjudicado incuestionablemente al señor González Amador. Apuesto doble contra sencillo a quien quiera a que eso nunca lo hará la Fiscalía.