Pedro Sánchez miente como Donald Trump y gobierna como Nicolás Maduro (cuya derrota se niega a proclamar). Y, ahora, nuestro autócrata insiste en permanecer en el poder unos años más sin una mayoría social, sin Presupuestos ni apoyo del Congreso. Y bajo la amenaza constante de los nacionalistas catalanes (enfrentados entre sí en una Diada devaluada) y con una izquierda radical rota y en retroceso en encuestas que ya anuncian una posible debacle del PSOE en el caso de adelanto electoral.
Pero de momento Sánchez resiste e incluso considera que la buena acogida de La Revuelta de David Broncano en TVE 1 es un signo de optimismo que va a remontar los ánimos y facilitar la recuperación electoral del PSOE. En la confianza Sánchez de que los nacionalistas nunca rechazarán el modelo de una España ‘confederal y plurinacional’ con el que Salvador Illa compró su investidura a ERC.
Advirtiéndoles Sánchez a sus socios catalanes y vascos que Alberto Núñez Feijóo mantendrá el vigente modelo autonómico español si llegara al poder, en el caso remoto de que los nacionalistas decidieran tumbar el Gobierno de Sánchez y se adelantaran las elecciones generales que un PP muy optimista dice que están al caer.
Lo que será imposible mientras no exista una alternativa socialdemócrata al PSOE y otra mediática el Grupo Prisa, talón de Aquiles de Sánchez y el guardián de la hegemonía política, ideológica y cultural de la izquierda.
Las tribulaciones de un chino en China
Un vuelco político que será imposible mientras no se produzca la ruptura en el interior del PSOE. La que al día de hoy solo podría liderar Emiliano García Page desde Castilla La Mancha en coherencia con sus reiteradas denuncias, (sin acción y solo verbales) de la agresión de Sánchez al Estado de derecho, la igualdad, la solidaridad y la unidad de España, y solo para garantizarse su permanencia en el poder.
Pero todo apunta a que García Page no se moverá, al menos antes del 41 Congreso del PSOE de finales de noviembre, en el que el partido aclamará a Sánchez como su ‘Gran Timonel’, como le llamaban a Mao Zedong. Y ahora que Sánchez acaba de regresar de China conduciendo un simbólico coche eléctrico que le habría ‘regalado’ Xí Jinping para que traicione, agradecido, la política arancelaria de la UE.
Puede que Sánchez prefiera el proverbio que Deng Xiao Ping le ofreció a Felipe González (‘gato negro o gato blanco, lo importante es que cace ratones’), porque el presidente español está obsesionado con su permanente ‘caza’ del poder. A igual que le ocurre al Donald Trump, que en el reciente debate electoral que perdió frente a Kamala Harris, tildó a los inmigrantes de ‘criminales’ y dijo que se comían los perros y los gatos.
Cómplice de Sánchez
Parece claro que Emiliano García Page cree que algún día, y cuando caiga Pedro Sánchez, él será el líder y regenerador democrático del PSOE. Pero hay algo que el político manchego no parece entender: si Sánchez cayera en unas elecciones generales, el PSOE (como le ocurrió a los socialistas de Italia y Francia) se hundirá en España y ahí incluida Castilla La Mancha. Y García Page no podría liderar nada y acabaría estigmatizado como ‘cómplice’ de Sánchez y sus tropelías. De manera que solo tiene una salida por difícil que le parezca: romper con Sánchez, dejar el PSOE y en compañía de dirigentes del ‘viejo PSOE’ con Felipe González a la cabeza, fundar el Partido Social Demócrata Español para defender la democracia española y recuperar la memoria y el acervo democrático del PSOE de la Transición.
Un Partido Social Demócrata Español (PSDE) que, como poco, lograría 30 diputados en las elecciones generales (el PSOE manchego y el aragonés ya tienen 12 diputados) lo que convertiría al PSDE en el partido decisivo para la gobernabilidad de España y la refundación democrática de la izquierda.
En el PP siguen tocando gaitas, cortejando al PNV y Junts y sin actuar en el caso de Begoña Gómez (cuya cátedra ha cerrado la UCM), en lugar de mantener una firmeza irreductible frente a las últimos desafíos de Sánchez
Una quimera -‘castillos en España’ dicen los franceses- parece todo esto del PSDE pero más difícil parecía, y ocurrió, que Sánchez concediera los indultos y la amnistía -que él prometió que nunca llegarían- a los golpistas catalanes, como afirmó que tampoco le concedería el ‘concierto fiscal a Cataluña’ y al final, traicionando sus promesas, pagó su investidura y la de Illa con todas estas concesiones al golpismo nacionalista catalán.
Mientras tanto, en el PP siguen tocando gaitas, cortejando al PNV y Junts y sin actuar en el caso de Begoña Gómez (cuya cátedra ha cerrado la UCM), en lugar de mantener una firmeza irreductible frente a las últimos desafíos de Sánchez. El que ayer recibió en Moncloa al presidente electo venezolano, Edmundo González Urrutia al que Pedro Sánchez parece haber prohibido que haga política en Madrid ante la amenaza de Nicolás Maduro de romper las relaciones diplomáticas (y comerciales, es decir petrolíferas) con España.
Contacto con las élites económicas
Lo que denunció de implacable manera en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo. La diputada popular que podría ser una excelente líder de la Oposición si Alberto Núñez Feijóo, que parece admirar a los nacionalistas vascos que preside Andoni Ortuzar, se decidiera a aplicar en el PP el modelo ‘bicéfalo’ del PNV, asumiendo Feijóo la presidencia del Partido Popular y cediéndole a Álvarez de Toledo la jefatura de la Oposición. Desde donde no dudaría en actuar con firmeza y en defender la libertad de expresión, hoy amenazada por Sánchez, exigiendo a las ‘élites’ económicas españolas, que Álvarez de Toledo conoce muy bien.